Encuestas: una herramienta válida, pero solo si se hace adecuadamente
La capacidad de predición del voto se ve lastrada por una deficiente asignación de los «no sabe/no contesta»
Un día después de que el David Cameron renovara mandato con mayoría absoluta en el Reino Unido, el British Pollin Council –la asociación que engloba a las empresas demoscópicas de todo el país– abrió una investigación para determinar por qué todos los sondeos subestimaron el liderazgo de los conservadores frente. Hasta el punto de que fueron unánimes al dar por hecho un empate que nunca se produjo.
¿Se equivocan los estudios demoscópicos? En opinión del catedrático de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Santiago, el psicólogo Jesús Varela, no. «Defiendo la herramienta si se hace adecuadamente», concluye, pero tras indicar que la capacidad de predición del voto se ve lastrada por una deficiente asignación de los «no sabe/no contesta», que en parte se corregiría con la incorporación de más o menos cinco preguntas más a todos los cuestionarios. Qué periódico/radio se lee/escucha, valores o a qué distrito censal se pertenece son respuestas que aportarían «información muy relevante» para interpretar con mayor precisión lo que denomina «datos missing».
Añade el experto además la importancia de analizar el recuerdo de voto de los encuestados y desconfiar cuando no se ajusta a la realidad. Su fórmula, bautizada como «encuesta muestral», incide en que lo imprescindible es la «calidad de los datos que se recogen» durante el estudio de campo, puesta en entredicho por los sondeos mecanizados, apresurados y cocinados al gusto del pagador que se han generalizado. Se trata, en definitiva, de un problema de dinero: una buena encuesta es cara, y aún así los métodos obsoletos de imputación de los ns/nc hacen que no sirvan para estimar el voto futuro