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Moncloa dispara su optimismo al creer cumplida su promesa de empleo

El Gobierno corrige al PSOE y ve más confianza en los hogares españoles

Moncloa dispara su optimismo al creer cumplida su promesa de empleo ángel navarrete

mariano calleja

Hay dos imágenes que pueden resumir la legislatura, y que se guardan en la retina del mundillo político: una es del 26 de abril de 2013, y la segunda del 30 de abril de 2015. Hay dos años de diferencia entre ambas, la distancia que existe entre el pesimismo y el optimismo, la crisis y la recuperación, el paro y la creación de empleo. Las dos escenas, en Moncloa, tuvieron los mismos protagonistas, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Luis de Guindos. En abril de 2013, fueron las caras del pesimismo y la angustia de la crisis en aquella rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cuando presentaron una previsiones funestas para España, que llevaron a algunos a decir que el Gobierno se había rendido ante la fuerza de la crisis y no podría cumplir sus promesas económicas electorales. Fue un día de caras largas, gestos de preocupación y datos negros, muy negros.

El viernes pasado, dos años después y ya en la recta final de la legislatura, volvieron a comparecer las mismas personas, junto al ministro José Ignacio Wert, con un escenario radicalmente distinto. En una comparecencia en la que no faltaron risas, bromas, gestos relajados y buen ambiente en general, la vicepresidenta confirmó que el crecimiento llegaría al 2,9 por ciento este año y el que viene y llegaría al 3 por ciento en 2017 y 2018.

La vicepresidenta se detuvo en uno de los muchos gráficos que se mostraron para reflejar la buena marcha de la economía: el que refleja el crecimiento de la confianza. El Gobierno cree que la realidad desmiente al PSOE, cuando insiste en que la recuperación y el optimismo del Ejecutivo no ha llegado a los hogares. Santamaría mostró el «Indicador de Sentimiento Económico» en España, que muestra cómo la confianza se ha situado en máximos desde 2001. A su juicio, los españoles perciben una recuperación porque mejoran los indicadores sobre el sentimiento económico y porque toman decisiones en su vida que lo corroboran, como pueden ser la compra de coches o de viviendas.

El termómetro del empleo

Pero el dato fundamental del Gobierno, el que era su objetivo prioritario y pendía sobre su cabeza como una posible promesa electoral incumplida, era el de la creación de empleo. ¿Sería capaz Rajoy de acabar la legislatura y presentarse a las elecciones con más empleo que cuando llegó al poder, como prometió desde la oposición? Ese era el termómetro con el que la oposición medía al Gobierno, como ya hizo Rajoy frente a José Luis Rodríguez Zapatero cuando este era jefe del Ejecutivo: «El termómetro es el empleo», le advertía desde la tribuna del Congreso. El mercurio se desplomó, y Zapatero, claro está, suspendió.

En abril de 2013, la previsión de la tasa de paro a finales de 2015 era del 25,8 por ciento, muy por encima del 22,6 por ciento de 2011. Eso significaba que el Gobierno daba por inalcanzable el objetivo de crear empleo neto en la legislatura, por mucho que sus previsiones fueran «conservadoras», como recalcaron la vicepresidenta y el ministro de Economía, en aquella comparecencia de jarros de agua fría.

Dos años después, el viernes pasado, las previsiones han cambiado por completo. El Gobierno anunció que 2015 puede cerrarse con 18.170.000 empleos en España, frente a loas 18.153.000 que había al terminar 2011, es decir cuando el PP ganó las elecciones. Significa que el saldo sería positivo, aunque sea por 17.000 personas. Además, hasta 2018 el Ejecutivo prevé que se creen 2,1 millones de empleos, y se alcance la cifra de los 20 millones de trabajadores, que es el «objetivo de país», como lo definió Luis de Guindos. Este año 2015 se cerrará, además, con una tasa de paro del 21,1 por ciento, frente al 22,6 de 2011 (419.300 parados menos ahora).

Con estos datos, el optimismo en el Gobierno se ha disparado, no solo por la tendencia positiva de la economía y el empleo, sino porque en un año cargado de elecciones suprime uno de los argumentos del PSOE contra Rajoy: que no iba a poder acabar su mandato con más empleo que cuando llegó a La Moncloa, como prometió. El Ejecutivo, además, está convencido de que las previsiones son «prudentes» y la realidad las irá mejorando.

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