20 años deL atentado
Aznar: «ETA fracasó: no logró liquidar la alternativa democrática»
El expresidente del Gobierno recuerda para ABC cómo lo vivió
Fue un intento de magnicidio que pudo cambiar la Historia de España. Pocos minutos después de las ocho de la mañana del miércoles 19 de abril de 1995, el entonces líder de la oposición, José María Aznar, acababa de salir de casa e iba leyendo la prensa en el asiento de atrás de su vehículo blindado. La persona que aspiraba a presidir el Gobierno de España fue víctima de una explosión que la banda terrorista llevaba meses planeando y que pretendía desestabilizar la democracia española. Matar a Aznar suponía acabar con la persona que representaba la esperanza del cambio.
Veinte años después, José María Aznar repasa para ABC el momento de la explosión y sus preocupaciones en esos primeros instantes. Echando la vista atrás y con la perspectiva que dan dos décadas de intensa vida política, Aznar asegura que se siente «particularmente orgulloso del esfuerzo que hizo el Partido Popular» en aquellos años, «de cómo resistió la ofensiva más brutal que el terrorismo había lanzado hasta entonces».
«Quedé tirado boca abajo. Me escocía la cara e instintivamente comprobé si estaba entero. De inmediato le pregunté a Estanis, mi conductor, si estaba bien y salí del coche para interesarme por los escoltas», recuerda Aznar.
-Ha sido una bomba -afirmó el chófer.
-¿La llevábamos adosada al coche? -inquirió Aznar.
-No, creo que ha sido un coche-bomba -respondió Estanis con acierto.
Aznar salió del vehículo por su propio pie y preguntó por los escoltas. Estaban enteros, aunque aturdidos y chamuscados, y con sus pistolas en la mano. «Guarden eso, los que han hecho esto ya no están por aquí», les indicó.
En esos primeros instantes, el presidente del PP tenía dos preocupaciones. La primera pasaba por contactar con su mujer para tranquilizarla: «Estoy bien, no salgáis de casa», les dijo. Pasado todo este tiempo, Aznar recuerda que «superada la primera impresión», su mujer y sus hijos reaccionaron «con absoluta entereza, lo cual fue reconfortante». «Quisimos pasar página lo antes posible». «Recuerdo también el apoyo que recibí de miles de personas a lo largo de todo el día y en los posteriores. Y guardo la memoria, sobre todo, de los heridos y de la señora que falleció a consecuencia de las lesiones tres meses después», explica.
«Transmitir normalidad»
La segunda preocupación de la persona que un año después sería presidente del Gobierno pasaba por enviar a la sociedad española un mensaje de serenidad: «Para mí era fundamental transmitir normalidad». El presidente del PP, y la clase política en general, no entendió el atentado como un ataque a una persona, sino como un órdago contra el sistema en su conjunto. « ETA da por terminada la actual situación política y quiere acabar con la próxima porque así pone en peligro la democracia», aseguró Aznar a los pocos días en una entrevista en televisión.
«Hemos rozado la catástrofe», reconoció el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, a un periódico francés. Unos meses más tarde, ETA trató de atentar contra el Rey Don Juan Carlos durante sus vacaciones en Palma de Mallorca. Tal era la magnitud de la amenaza terrorista a mediados de los años noventa.
El anhelo de Aznar en esos momentos era «que quedara claro que ETA no había logrado su objetivo, la desestabilización y la liquidación de la alternativa democrática a través de la eliminación del jefe de la oposición. Habían intentado asesinarme y habían fracasado. Había que recuperar la normalidad y volver al trabajo», relata.
El atentado contra Aznar se produjo pocos meses después del cruel asesinato de Gregorio Ordóñez, muerto tras un disparo a bocajarro mientras comía en un restaurante de San Sebastián. Aquel 19 de abril, la tumba de Ordóñez fue profanada. «Sentí el atentado de Gregorio mucho más que el mío», recuerda Aznar en su primer libro de Memorias.
Asfixia de ETA
Un año después, como presidente del Gobierno, Aznar impulsó una política contra el terrorismo que buscaba la asfixia de ETA por las vías policial y judicial. Con orgullo, asegura que la gestión en este ámbito «cambió el signo de la lucha antiterrorista». «Creo que cumplimos con nuestra responsabilidad: reivindicamos el estado de Derecho, movilizamos la cooperación internacional, luchamos contra los terroristas en todos los frentes y apoyamos la movilización social y la dignidad de las víctimas», explica Aznar a este periódico
El hoy presidente de FAES asegura que el atentado terrorista no le cambió «ni personal ni políticamente, ni modificó mi determinación de vencer a ETA». «Lo que sí recalcó -añade- fue mi compromiso con las víctimas y mi sentimiento de afecto y solidaridad hacia ellas».
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