terrorismo
Un mes desde la fuga del etarra Plazaola
Las Fuerzas de Seguridad, que le siguen buscando, confían en que será detenido «más pronto que tarde» para que cumpla los 6 años de condena que le restan
Se cumple un mes desde que el etarra Alberto Plazaola huyera de su domicilio para eludir la orden de detención dictada por el Tribunal Supremo, después de que el 4 de diciembre la Audiencia Nacional le pusiera en libertad al acumularle los años de prisión cumplidos en Francia y restárselos de los que le quedan en España. Ello, en virtud de la mala interpretación de una directiva de la Unión Europe a y pese a que una nueva Ley aprobada en las Cortes imponía restricciones. Plazaola fue condenado en su día a penas que sumaban 36 años de cárcel por dos asesinatos frustrados.
La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía le siguen buscando. A medida que fue transcurriendo el tiempo sin que se conociera su paradero, se ha ido descartando una de las hipótesis. Que acabara apareciendo en un «muro humano» como el que han formado con anterioridad simpatizantes de la «izquierda abertzale» para entorpecer la detención de etarras reclamados por la Justicia o, en todo caso, para dar publicidad al arresto y así transmitir que pese a que la banda ha dejado de cometer atentados, «el Estado español sigue con la represión del pueblo vasco».
Dada las horas transcurridas desde que se filtró la decisión del Tribunal Supremo hasta que las Fuerzas de Seguridad recibieron la orden de detención, los investigadores sospecharon desde un primer momento que Alberto Plazaola podría haberse ocultado en la vivienda de algún vecino del immueble donde está su casa, en la localidad guipuzcoana de Oñate. A partir de esta premisa, bien aguardó unos días hasta abandonarlo y buscar otro refugio, o podría permanecer aún allí, a la espera de encontrar el momento adecuado para huir. De hecho, la Guardia Civil pidió autorización para entrar en las viviendas de personas sospechosas de que pudieran albergar al terrorista, pero el juez la denegó.
Camuflado entre simpatizantes de Bildu
También se barajó la posibilidad de que Plazaola huyera de su casa el mismo día en el que se perdió su rastro en medio del tumulto de simpatizantes de Sortu y Bildu que, tras la filtración, se habían concentrado en los ardededores de su residencia. En ese caso, los investigadores no descartan que hubiera pasado a Francia y estuviera acogido por algún «refugiado vasco» de entre los muchos que conoció durante su época de clandestinidad en el vecino país. Más remoto parece que pudiera encontrarse en Venezuela, último reducto que les queda en el mundo a los prófugos de ETA. Pero a medida que pasa el tiempo tampoco se descarta tanto como al principio. Los expertos advierten de que ha tenido tiempo suficiente para que alguien de la banda le haya facilitado documentación falsa.
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