La ofensiva del PP para frenar a Rivera: pocos mítines, más calle y televisión
Génova ha tomado nota de Andalucía: los brotes verdes no son suficientes . Hace falta una campaña de tú a tú de sus candidatos locales. Y más presencia en debates de TV
Mariano Rajoy ha aprendido la lección: hay que rejuvenecer la campaña del 24-M. El presidente está convencido, lo reconoce en privado, que el tirón popular de sus candidatos territoriales, más conectados con la calle, compensará el desgaste de la marca tras tres años de duros ajustes y decisiones necesarias pero tremendamente impopulares y poco explicadas.
Génova no había dado hasta ahora con la tecla para neutralizar la fuerza de Ciudadanos, que emerge como un contrincante serio en el centro-derecha, a juzgar por la cosecha de nueve escaños en las elecciones andaluzas. Primero se ninguneó al adversario; luego se pasó al ataque (el polémico «naranjito» de Hernando o la «catalanidad de Rivera», de boca del delegado andaluz, los más sonoros ejemplos) y ahora la consigna es poner en valor lo que mejor tiene el PP: sus candidatos locales, bragados en recorrer la calle y conocer de primera mano los problemas. A estas alturas, está claro ya que poner el foco crítico en la personalidad del aún diputado catalán, como se ha hecho hasta ahora, no ha dado buenos frutos, según reconocen dos altos cargos del PP. El problema no es tanto cómo lo hacen los demás, sino «cómo corregir nuestros errores en comunicación y estrategia electoral y Andalucía ha arrojado mucha luz al respecto», apuntan.
El análisis que ha hecho el PP pasa por reconocer que la marca y la buena gestión, avalada por todos los indicadores económicos, no es suficiente para convencer a quienes apuestan por la renovación y el cambio en las viejas políticas. Por tanto, el objetivo es refrescar la comunicación con los electores, hablarles de tú a tú y garantizarles que el mensaje regeneracionista va en serio. Rajoy se propone -apuntan los responsables de su partido- demostrar a Albert Rivera que el poder territorial es del PP (dirige el 44% de los Ayuntamientos de España) y no piensa dilapidarlo en manos de un partido que -considera- «no está maduro para convertirse en alternativa». El equipo de campaña sabe que será difícil no sufrir algún mordisco en el mapa que salió de los comicios de 2011, una cosecha que se considera «irrepetible», sobre todo tras la crísis de confianza que arrastra el PP, pero también el PSOE, poseedor del 30,8% del poder municipal.
Actos sectoriales por la mañana
Para conjurar ese peligro, la cúpula popular, según ha sabido ABC, estudia al milímetro el fenómeno de comunicación que ha llevado a Rivera a dejar de ser una expectativa en el centro para convertirse en una realidad. La primera conclusión a la que se ha llegado, explica uno de los cargos territoriales, es la necesidad de «hacer una campaña más fresca, pegada al terreno y sin tanta parafernalia». Para ello, la consigna es reducir al máximo los grandes mítines, tradicionalmente celebrados en estadios o plazas de toros (que se reservarán para el presidente del Gobierno) y se dará prioridad a las convocatorias sectoriales de mañana, cargadas de contenido, donde se debatan ideas de tú a tú con los colectivos afectados , por mucho -aclaran- «que sean contrarios a nuestras políticas». El presidente balear, José Ramón Bauzá, es el ejemplo a seguir. Desde hace unos meses se comunica con whatsapp con los ciudadanos que se sienten decepcionados con las políticas del PP. Es más, está dando cita en su despacho a decenas de ellos para comentarles en un vis a vis las razones de los recortes. Por eso, la idea es intentar reconquistar al abstencionista del PP, que dio la espalda a su partido en las europeas hasta hacerle perder la mitad de sus votos. La mayoría de los dirigentes regionales, desde Núñez Feijóo a Sánchez Camacho pasando Esperanza Aguirre, han exigido más contacto con la ciudadanía durante la próxima campaña y mensajes más directos para frenar a Ciudadanos, cuyo discurso es semejante al del PP. Algunos barones se muestran incómodos con esas opiniones y además reclaman de la dirección que no solo cambie el planteamiento de la campaña, a cuyo frente está Carlos Floriano, sino que «deje de despreciar la política de medios que ha posibilitado que, por ejemplo, Albert Rivera haya conseguido una importante notoriedad.
Dentro del partido se ha examinado, incluso, el fenómeno de Susana Díaz, cuya campaña electoral fue «personalista», alejada de grandes eslóganes nacionales y muy pegada al terreno. La experiencia de gobierno de casi cuatro mil regidores «tiene que pesar sobre la incógnita del grupo de Rivera, cuya única hoja de servicios hoy es haber permitido que el PSOE gobierne en Sanlúcar de Barrameda» aclara un dirigente nacional. Precisamente, en Génova se sigue con interés la decisión que tome Ciudadanos en el Parlamento andaluz. «Si finalmente apoya con su abstención la investidura del Gobierno socialista, se habrá retratado para el resto de España», explica la misma fuente.
Esos sí, Rajoy sigue insistiendo a los suyos que el batacazo andaluz no es extrapolable. En el PP creen que «Andalucía es un microcosmos, donde los socialistas incluso han recogido voto del miedo a la irrupción de Podemos». Esta es una clave importante: el PP quiere convertirse en el resto de España en el partido «estable y seguro» que pueda servir de polo de atracción de ese voto útil que quiere frenar a los populismos y apuesta por la experiencia. Pero para ello, exigen en las sedes regionales, hace falta explicarse mejor. De ahí que, según varias fuentes consultadas por ese periódico, no haya sentado muy bien la respuesta del ministro Cristóbal Montoro en Onda Cero la pasada semana cuando se le preguntó por la falta de empatía de su Gobierno con los ciudadanos. El titular de Hacienda minusvaloró esa falta de conexión con la sociedad cuando dijo: «Ya el PP sumó en las pasadas elecciones 10.800.000 votos sin esa empatía».
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