ESPAÑA
El Gobierno ve difícil firmar más pactos con Sánchez por la división del PSOE
El acuerdo de Estado contra el terrorismo yihadista supuso para el jefe de la oposición más críticas internas por mantener la prisión permanente revisable
Hace hoy una semana, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el jefe de la oposición, Pedro Sánchez, protagonizaron una de las fotos históricas de la legislatura : el primer pacto de Estado entre ambos, y el primero de la legislatura en el Palacio de La Moncloa, con medidas para luchar contra el terrorismo yihadista. La foto fortalecía a las instituciones, a los grandes partidos y, sobre todo, al líder de la oposición, justo en un momento en que su valía se ponía en duda en su partido y fuera de él. Pero este pacto dio argumentos a sus detractores para volver a atacarle, por estrechar la mano a Rajoy y por mantener la prisión permanente revisable. En La Moncloa tienen claro que será muy difícil, por no decir imposible, que Rajoy y Sánchez sellen nuevos pactos en lo que queda de legislatura, sobre todo por las fuertes presiones internas que se viven en el PSOE.
La dirección socialista se vio obligada a organizar una campaña para aclarar que rechaza la prisión permanente revisable , aunque en el acuerdo firmado está incluida, ya que se remite al Código Penal, donde acaba de ser aprobada.
Durante el acto de firma del pacto, en el salón de tapices del Palacio de la Moncloa, se pudo ver a un Pedro Sánchez especialmente tenso, sin sonreír, algo incómodo, aunque estaba rodeado de su equipo más cercano y de los que habían hecho posible aquel pacto. Durante el breve discurso que pronunció, se dedicó a justificar su apoyo al acuerdo, más a la defensiva que otra cosa. El «fuego» amigo cayó desde él en cuanto abandonó La Moncloa.
No obstante, fue evidente que Sánchez salía reforzado como político de Estado al superar las diferencias partidistas para mostrar la unidad de los demócratas contra el terrorismo yihadista. Después de varios meses en que su imagen era claramente mejorable, creada a base de ocurrencias varias y variopintas como la de eliminar el Ministerio de Defensa, este acto solemne le ayudó a consolidarse. Tanto lo vio así él mismo, que rápidamente propuso nuevos pactos, como uno de Educación.
En realidad, fue una propuesta impulsiva, ya que no se la creyeron ni en su partido. De hecho, en la sesión de control del próximo miércoles, Pedro Sánchez preguntará al presidente del Gobierno por la situación de la Educación en España, y en concreto sobre la igualdad de oportunidades en el acceso a la Educación. Aunque en su exposición pueda proponer un pacto de Estado, a nadie se le escapa que se trata de una táctica para armar su discurso social.
Desde La Moncloa se dan prácticamente por descartados nuevos pactos con el principal partido de la oposición, no por la falta de interés del Gobierno, sino por las fuertes críticas internas que podrían suponer para Pedro Sánchez. Si le han contestado por firmar un acuerdo contra el yihadismo, es fácilmente imaginable lo que ocurriría en su partido si sellara otro pacto sobre medidas contra la corrupción, por ejemplo. Por eso, en el entorno de Rajoy son bastante pesimistas en ese aspecto y ya dan por hecho que no contarán con el PSOE para el paquete de regeneración democrática que se está ultimando en el Congreso de los Diputados, entre otras medidas.
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