entrevista
Amando de Miguel: «Syriza es antieuropeísta y proRusia, como Podemos cuando se destape»
El sociólogo analiza «el cambio que viene» en un volumen donde el fenómeno de Pablo Iglesias queda vinculado a «los totalitarismos de mediados de siglo»

No es adivinador. Es sociólogo. Con decir Amando de Miguel bastaría para que se le reconociese, porque cuenta con gran presencia mediática, notoriedad y reputación granjeadas a partir de más de un centenar de publicaciones y analiza la realidad en la que vive desde hace cuatro décadas como si tuviese una bola de cristal. Pero lo único que piensa que va a cristalizar en los próximos tiempos es un giro, una espeluznante tormenta con descargas eléctricas como Podemos, la inquietud económica y las ansias separatistas.
El profesor De Miguel también es uno de esos líderes creadores de opinión a los que se les reclama de vez en cuando. Y la ocasión la pintan calva para hacerlo: presenta su ultimo libro, editado por Stella Maris. «El cambio que viene» se llama... ¿y qué viene?
Con su gran hito literario, «Sociología del franquismo», publicado en el año 1976 de plena transición, ayudó a muchos a comprender lo pasado y lo que estaba por llegar. Esta vez aspira a lo mismo. Advierte que «España está convulsa en un momento en el que culmina el bíblico periodo de siete años de vacas flacas y que hay fuerzas ocultas en nuestra sociedad» que están detrás de los importantes movimientos sísmicos que sacuden el sistema democrático y que la prelación de prioridades del gobernante debiera empezar por fortalecer los valores de dicha estructura. Lo dicho, no es vidente, pero lo parece.
-Dice usted que vivimos un tiempo de incertidumbre, del 1 al 10, ¿qué nivel de inquietud diría que atravesamos los españoles? ¿Es incertidumbre futura, hacia el presente, solo en lo laboral-económico o en todo?
-Es difícil poner nota, pues las incertidumbres son varias, y distintos los grupos que las sienten. Pongamos un 8 de intensidad media. El PSOE no sabe a qué atenerse (como el famoso asno de Buridán): si está más cerca del PP o de Podemos. Muchos votantes oscilan entre confiar en la alocada utopía de Podemos o percatarse de que es un partido enemigo de la libertad. Los jóvenes no saben qué estudiar y si les va a servir para algo; o si siguen viviendo con sus padres o si se van a marchar al extranjero.
-Enumera usted en el libro cuatro transiciones. Y habla de que en cada una de ellas se configuró un nuevo texto constitucional. ¿Está pidiendo usted una nueva Carta Magna o cree que la sociedad lo demanda?
-Sobre este asunto he ido cambiando de opinión. No creo que ahora fuera conveniente redactar una nueva Constitución. Bastante sería con que se cumpliera la del 78. En todo caso, se podrían reformar algunos puntos. Por ejemplo, hacer más fáciles las ulteriores reformas. Ya es desgracia que en España se plantee hacer una nueva Constitución al tiempo de unas elecciones municipales, como en 1931. La Historia se repite como farsa. Con la misma Constitución del 78 y ciertos cambios cosméticos se podría pasar a un nuevo sistema de partidos, en el que, por ejemplo, renunciaran a las subvenciones públicas. Otra pequeña innovación: para optar a escaños en las Cortes, los partidos deberían ser verdaderamente nacionales. Por ejemplo, deberían tener representantes en, al menos, diez provincias.
Propone que para optar a las Cortes los partidos debieran ser nacionales
-En la presentación de su libro, esta semana junto a Esperanza Aguirre , ambos colisionaron en dos temas: uno es el europeísmo. ¿Comparte con ella que Bruselas no está dando la talla en cuestiones como las de Syriza? Al respecto, ¿cómo juzgaría el modo en que se está obrando con el nuevo Gobierno griego, diría que Bruselas está siendo laxa, ambigua, poco clara...? Quiero conocer su opinión respecto a lo que está pasando en Grecia como fenómeno sociológico y si lo extrapola, como muchos están haciendo, con su «partido hermano» en España, Podemos.
-Constituye una obligación histórica que nos aprestemos a reforzar la Unión Europea. Solo que quizá no llegue a ser una federación, sino más bien una confederación. En Europa pesa demasiado la tradición de Estados muy hechos. Syriza es claramente antieuropeísta y proRusia, al igual que lo será Podemos cuando se destape. De momento, Podemos representa la ambigüedad. Su mismo marbete, «Podemos», es un verbo auxiliar sin contenido. Podría haberse llamado «Somos», «Tenemos» o «Estamos».
-El otro punto de desencuentro con la presidenta del PP madrileño fue la Monarquía. ¿Qué papel atribuye a la Corona en el contexto de movimiento sísmico en España que describe? Para Aguirre, fue la «transición más discutible» de las que usted habla. ¿Cómo le rebatiría esa idea?
-Después de todo, Juan Carlos fue entronizado por Franco, lo que siempre le restó un punto de legitimidad. La astucia de la Historia hizo que ese detalle facilitara la transición democrática desde dentro. Felipe VI se deriva de una Constitución y ha sido refrendado por las Cortes. Lástima que se haya reinventado el símbolo físico de la Corona (aunque no sobre la testa del Rey sino sobre un cojín). En España los Reyes nunca se han coronado; han jurado las leyes del reino. Esa figura tan original fue un símbolo de progreso y hay que mantenerla. Aun suponiendo que se planteara el disparate de una República, el mejor candidato para presidirla sería Felipe de Borbón y Grecia.
«El mejor candidato para presidir la República sería Felipe de Borbón y Grecia»
-«El fermento nacionalista se aviva en las coyunturas económicas adversas», escribe usted en la página 23 del libro, y me hace recordar que todo el «lío» que ha montado Artur Mas en Cataluña viene de cuando Rajoy se niega a darle las ventajas fiscales que reclama al Estado. ¿Se ha aprovechado el nacionalismo catalán para proliferar de la situación de crisis? ¿Todo empezó por la pasta, cree usted, y Mas está revistiendo de causa soberanista algo que no es más que «la pela»?
-Es cierto. Una vez más, los fervores nacionalistas se avivan con las crisis económicas. En este caso, además, porque Cataluña ya no es la «locomotora» del desarrollo económico español como otrora. Lo dicen los psicólogos: «Frustración-agresión». De ahí la letanía de «España nos roba». La agresión del secesionismo catalán a quien perjudica es a los catalanes. Gran paradoja, plantear el «soberanismo» cuando los Estados actuales pierden gustosamente soberanía a favor de la UE. Lo peor del secesionismo catalán es que sirve de tapadera para la corrupción política de la gran familia nacionalista o simplemente para el despilfarro del dinero público.
«Podemos es afín a los movimientos totalitarios del último siglo»
-Empezó usted muy fuerte su intervención en la presentación del libro. «Hablamos de populismos. No debe ser así. Siempre se han llamado totalitarismos». ¿Es Podemos un fenómeno totalitarista más y con cuál podríamos compararlo? Establézcame si lo hay un parangón en la historia.
-Podemos es afín a los movimientos totalitarios del último siglo: los nazis de Hitler, los fascistas de Mussolini, los comunistas de Stalin, los justicialistas de Perón, los bolivarianos de Chaves. La similitud es más que nada formal. Veamos: jóvenes descamisados, anticapitalismo, antridemocracia, apelación directa al pueblo, divinización del caudillo, asalto al poder, dominio de la propaganda.
-Le pido otra comparación, por favor. Habla de la España actual envuelta en un cambio de ciclo. ¿A qué se le puede equiparar por su envergadura, al salto de la Transición hacia la democracia?
-Verdaderamente se trata de un cambio de época. Caminamos hacia una sociedad estructuralmente distinta, no solo por el sistema político. Europa ha dejado de ser hegemónica en el mundo, excepto por la creación artística y científica. Caminamos hacia una sociedad estacionaria económica y demográficamente, como lo fuera en siglos pasados. Son cambios lentos y sutiles.
-¿Qué cree que puede pasar con Podemos en poco espacio de tiempo? ¿En qué punto de la historia enmarca el 15-M y sus manifestaciones, que parece fueron el auténtico caldo de cultivo de lo que hoy estamos viviendo?
-El llamado 15-M es cosa algo distinta de Podemos. Solo guardan algunas apariencias comunes. Podemos viene a reemplazar a la izquierda tradicional, caduca, sin «rasmia» (como dicen los aragoneses). Hace seis meses predije que Podemos primero engulliría a Izquierda Unida y después a una buena parte del PSOE. Podría inaugurarse un nuevo bipartidismo PP-Podemos , si bien surgirán nuevas formaciones políticas de derechas y de izquierdas. En la escala local veremos el auge de los partidos «independientes», la versión actual del caciquismo.
-Si solucionar los problemas económicos no va a cambiar la tendencia de la sociedad española, ¿no hay vuelta atrás a la actual situación? ¿Se están engañando nuestros gobernantes al pensar que con mejores datos económicos reeditarán su triunfo en las urnas?
Tras la crisis, «el derecho a pagar impuestos será un derecho subjetivo»
-La coyuntura económica poco tiene que ver con las medidas del Gobierno (lo que ahora llaman «políticas»). El nuevo decorado político que surja después de la crisis será tan distinto de lo acostumbrado que llegará a cristalizar un nuevo derecho subjetivo: el derecho a pagar impuestos. En el entretanto, los impuestos no siempre fomentan la igualdad, como pretenden los recaudadores.
-No puedo evitar cuestionarle por este año electoral, desde el punto de vista sociológico.
-El ideal es que se introduzca y se aclimate la «cultura del pacto» entre los partidos. Pero resulta difícil en un país corroído por la envidia y el «fulanismo», que decía Unamuno. Los políticos no son otra raza de españoles. Es una desgracia que todavía no contemos con partidos plenamente nacionales. El PP no existe en Navarra, ni el PSOE en Cataluña. Ambos partidos necesitan superar el sistema de «barones» regionales.
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