crimen organizado
«Solo España tiene los hombres y la determinación para luchar contra la mafia rusa»
El exespía Alexander Litvinenko, asesinado con Polonio 210, decidió ayudar a la Justicia española en una cita secreta en Londres
El juicio que se sigue en Londres por el asesinato del ex espía del KGB Alexander Litvinenkosalpica también a España después de que e abogado de la viuda haya mantenido la tesis de que este hombre fue asesinado porque había decidido colaborar con las autoridades judiciales españolas. El exespía iba a declarar en la Audiencia Nacional que el presidente ruso, Vladimir Putin, tenía lazos con el crimen organizado de su país, lo mismo que políticos de primera fila y altos cargos militares.
Litvinenko decidió colaborar con la justicia española porque, según reveló a uno de sus pocos amigos en el hospital londinense en el que estaba ingresado tras ser envenenado, «es el único país que está en condiciones de luchar contra la mafia rusa; tiene los hombres y, sobre todo, la determinación necesaria para hacerlo». Llegó a ese convencimiento en una reunión secreta con investigadores españoles celebrada el 1 de julio de 2006 en un céntrico hotel de la capital británica, sobre cuyos detalles ya informó ABC en 2010 y se recogen en el libro «Palabra de Vor». Solo tres meses después, moría.
Las relaciones de Litvinenko con España comenzaron después de que en mayo de 2006 la Policía detuviera en Dubái a Zakhar Kalashov, número 1 de la mafia georgiana y uno de los «vory v zakonen» (capos) más importantes de los países del Este. Aquel golpe provocó el asombro de los servicios de inteligencia de todo el mundo. Es en este contexto cuando surgió la posibilidad de mantener un encuentro con el exespía, que también mostró una buena disposición para que se produjera; con todo, la organización de la cita no fue sencilla. Gran Bretaña, donde residía el exespía, tenía que preparar un minucioso plan de seguridad y además había que contar con otro detalle, no menor: exigió que uno de sus agentes asistiera a la entrevista.
Encuentro tenso
La cita, de un par de horas, se produjo la mañana del 1 de julio de 2006 en un discreto salón de un hotel de Londres. «Tenía aspecto de deportista –recuerda uno de los presentes en la reunión–; estaba sonriente y se mostraba amable. Nosotros, en cambio, estábamos serios. No nos olvidábamos de quién era aquel hombre y de que había cometido crímenes tremendos. Nuestra posición no era mantener una charla amigable con él, sino interrogarlo».
Litvinenko admitió que había formado parte de un grupo de asesinos del FSB que actuaba sobre todo en Chechenia, y que siguiendo órdenes había «matado, torturado y enterrado a gente viva». Relató que la última instrucción que le dieron sus jefes fue asesinar al empresario Boris Berezovsky, a lo que se negó. Luego, dio una rueda de prensa para contarlo: «Desde entonces sé que tengo los días contados», dijo. No le faltaba razón.
El exespía implicó a Vladimir Putin en el crimen organizado ruso e involucró también a políticos y militares
El exespía dio detalles de las actividades criminales de Kalashov, pero habló de muchos otros: implicó a Vladimir Putin en el crimen organizado ruso; dio datos de capos investigados por España; relató conexiones de los oligarcas de su país con la mafia; involucró a políticos de primera línea, a altos mandos de la Policía y el Ejército... «Nos sirvió, sobre todo, para situar a cada persona en el lugar que de verdad le correspondía —sostiene otro de los asistentes al encuentro con el ex espía—. Nos fue muy útil para tener una visión más global. Supimos hasta qué punto la Administración de su país podía estar contaminada e infiltrada por la mafia». Y algo más importante: se comprometió a declarar en la Audiencia Nacional, aunque lo impidió el Polonio 210.
Esa decisión de luchar hasta el final contra la mafia rusa hace que quienes estuvieron en contacto con él tengan un enorme respeto hacia él. No solo eso; fuentes directas comparten el diagnóstico del abogado de la viuda de Litvinenko en el sentido de que el detonante del envenenamiento mortal fue la decisión de Litvinenko de colaborar con España en la lucha contra la mafia rusa.
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