Locutorios, mezquitas, cárceles y redes, focos de captación de yihadistas

Interior ha controlado a más de mil presos de origen musulmán para evitar su radicalización

Locutorios, mezquitas, cárceles y redes, focos de captación de yihadistas ROBER SOLSONA

j. pagola / p. Muñoz

Las redes sociales y determinados foros siguen siendo las principales armas que emplean los líderes islamistas para reclutar muyahidines, aunque también utilizan a gran escala los centros penitenciarios, los aledaños de algunas mezquitas, locutorios e incluso carnicerías hadal. Integrantes de la «Brigada Al-Andalus», desmentelada el pasado mes de junio , se había servido del centro culturas islámico de la M-30, de Madrid, para captar combatientes con destino a Siria, Ikak y Mali, tal y como expone en un auto el magistrado de la Audiencia Nacional Pablo Ruz.

Según expertos antiterroristas consultados por ABC, sucesivas investigaciones abiertas contra células yihadistas han puesto al descubierto que determinados locutorios les servían como auténticas bases logísticas. Y no solo porque eran lugares de reclutamiento, sino también se utilizaban para llevar a cabo actividades de blanqueo de capitales y envío de dinero a otros miembros de la red, incluso en el extranjero, con el objetivo de financiar atentados. Algunos de estos establecimientos se emplean también como centros de reunión clandestina, venta de drogas, o recepción de efectos robados y de documentación falsa. Este tipo de actividades delictivas se llevan a cabo, de la misma forma, en carnicerías halal, cibercafés, teterías e incluso algunos gimnasios.

Captación en las cárceles

Los centros penitenciarios en los que cumplen condena por delitos comunes reclusos procedentes de países de mayoría musulmana son también importantes lugares de reclutamiento de yihadistas . Y en sentido doble: Por el proselitismo radical que desarrollan algunos líderes religiosos que acuden a las cárceles para atender a estos internos, con el pretexto de enseñarles el Islam. Y, también, por el reclutamiento que pueden llevar a cabo entre el resto de la población reclusa musulmana, los presos que cumplen condena por terrorismo yihadista. La situación hostil en la que se encuentra cualquier reo y la necesidad de encontrar un grupo de apoyo que le brinde seguridad en el establecimiento penitenciario, sumado al desarraigo que sienten muchos musulmanes, acrecienta su vulnerabilidad y les convierte en colectivo de alto riesgo con enormes posibilidades de ser captados para la yihad. Muchos de ellos aportan experiencia porque cumplen condena por delitos violentos. En España hay algo más de 6.778 presos de origen musulmán. Desde que Interior puso en marcha el Programa de Intervención con Internos Islamistas en Centros Penitenciarios, han sido objeto de seguimiento más de 1.500 ireclusos musulmanes, que no cumplen condena por delitos de terrorismo, pero cuyo comportamiento hacía sospechar que se aproximaba a postulados de la yihad. En la actualidad son objeto de especial observación medio centenar, mayoritariamente de Marruecos y Argelia.

Tradicionalmente, los líderes radicales que actúan en Europa, también en España, han tratado de hacerse con el control de las mezquitas, a fin de recaudar fondos, reclutar y adoctrinar. Expertos policiales precisan que no siempre lo consiguen, y en ese caso los ojeadores rastrean los aledaños de estos recintos para captar simpatizantes. Según el Observarorio del Pluralismo Religioso, en España hay 1.308 lugares de culto musulmán. Y de estos, aproximadamente 1.000 son mezquitas, lo que representa el 21 por ciento con respecto a recintos del resto de confesiones religiosas. Cataluña, Andalucía, Valencia y Madrid son las comunidades que albergan mayor número de templos de esta confesión. El aumento de la presión policial sobre este tipo de lugares de culto, especialmente tras los atentados del 11-M, hizo que se redujera allí la actividad de reclutamiento y adoctrinamiento. Pero no desapareció, como se ha puesto de manifiesto ahora tras la desarticulación, el pasado mes de junio, de la «Brigada Al-Andalus», que se redicaba a captar yihadistas para enviarlos a zonas en conflicto. De la misma forma, Mustafá Maya Amaya, el mayor reclutador de muyahidines de Europa, a través de Internet, se hizo con el control de varias mezquitas en Málaga y Ceuta, que utilizó para radicalizar a sus seguidores y enviarlos a Siria e Irak.

Precisamente Internet se ha convertido en los últimos años en el mayor instrumento de divulgación de ideas intregristas , radicalización extrema y encuentro virtual para diseñar estrategia y preparar atentados. La red se ha convertido en lugar de confluencia de terroristas y grupos pertenecientes al crimen organizado. El gran número de páginas web , y las dificultades para que la Policía fuerce su cierre, hace que los grupos yihadistas se sientan impunes en el ciberespacio.

Expertos antiterrorista subrayan que todos estos lugares pueden ser complementarios. esto es, que un individuo, tras ser captado en las redes, mantenga citas en una mezquita, se reúna más tarde en un locutorio...

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