Operación Púnica
«Gómez & Fraile», crónica de una hermandad que acabó entre rejas
Han compartido pupitre, amistad, la alcaldía de Parla y un sinfín de escándalos
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Tomás Gómez y José María Fraile. Uña y carne. Binomio socialista, pareja política y amigos íntimos. A estos dos parleños siempre les ha unido una relación casi quijotesca. El primero, el caballero «Invictus» que arrasaba como alcalde de Parla en las urnas, venido a menos en sus reiteradas intenciones de presidir la Comunidad de Madrid; el segundo, su fiel escudero que heredó la alcaldía de Parla, ha acabado pagando 60.000 euros para eludir la cárcel y tachado de «traidor» por su implicación en la operación Púnica. Ninguno de los dos atraviesa su mejor momento. Fraile ha sido expulsado del PSM y obligado a renunciar a su cargo de alcalde. Gómez está cuestionado por los suyos como futuro candidato por Madrid a las autonómicas de 2015. Su relación de «hermanos», como ellos mismos la han definido, se ha distanciado en la última semana maquillada, eso sí, de buenas palabras.
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«Conozco a Fraile desde hace mucho tiempo, a su familia. Me siento como si te avisan de que un hermano ha sido detenido por un presunto delito. Es un shock de impacto, un sentimiento de desolación», decía Gómez, con la voz entrecortada, el día que encerraron a Fraile en Soto del Real. A esas alturas, Gómez y el PSM ya habían tomado distancia para evitar mancharse en este asunto. Antes del «desengaño», ambos compartieron pupitre, sueños, aspiraciones políticas, la alcaldía de Parla y un sinfín de escándalos municipales que ABC ha venido denunciando desde hace una década.
Del colegio, al PSOE
Coincidieron de niños en el colegio privado San Miguel, hoy desaparecido -aunque Gómez siempre haya presumido de ser «hijo de la educación pública»-. Los dos proceden de familias humildes de barrios obreros de Parla y siguieron sus estudios en el mismo instituto. Después, Fraile se hizo ingeniero, mientras su amigo estudiaba Económicas. Sin embargo, tenían clara que su vocación era otra.
Con solo 19 años ya daban charlas marxistas en su pueblo. Por aquel entonces, ambos militaban en las Juventudes Comunistas. De hecho, Gómez se presentó en la lista a las municipales de 1987 por el Partido de los Trabajadores de España -una facción del PCE avalada por Carrillo-. Al año siguiente, Tomás se cambió al PSOE. Daba así sus primeros pasos políticos, con la sombra de su amigo siempre detrás. Poco después, de la mano de otro excomunista, Ángel Esteban, llegó al consistorio contratado como socorrista y después como técnico en la concejalía de Empleo. También trabajó como auxiliar administrativo llevando las cuentas de la cooperativa de viviendas Parla Sur. Esteban, que era concejal de Urbanismo, fue su mentor. Metieron así la cabeza en el ayuntamiento.
Sin embargo, no fue hasta 1.999 cuando se convierten en «pareja de baile» al frente de Parla. Primero ganando las primarias a la entonces concejal Rosa Alcalá, que Gómez mantuvo en algunos de sus gobiernos y que hoy le sigue acompañando en la Asamblea de Madrid. Curiosamente, ha sido ella la encargada de suceder a Fraile en la Agrupación Socialista de Parla.
Este, siempre a su lado, se convirtió, tras ganar sin mayoría las elecciones de aquel año, en su concejal de Hacienda. La carrera de ambos subió como la espuma. Gómez fue nombrando a su amigo concejal de Urbanismo, primer teniente de alcalde y portavoz del Gobierno local. Eran días de vino y rosas para el PSM. En 2003 alcanzaron la mayoría absoluta y en 2007 repitieron el mismo resultado -75% de los votos y 20 de 25 concejales-. Aquel año, Gómez fue el alcalde más votado de España. Un cargo que llevó por bandera hasta las elecciones de 2011. «Invictus», el sobrenombre épico que desde el PSM dieron a su líder, se estrelló el 22 de mayo de 2011 con el resultado más bajo de la historia del PSM -con 36 escaños, 6 menos que en 2007-.
Causas pendientes
En 2008, dejó la alcaldía de Parla en manos de José María Fraile. Allí comenzó a enfriarse su relación. Pasó de ser «pareja de baile» a ser escudo de los escándalos de Gómez, algo que casi le cuesta el bastón municipal en las elecciones de 2011, donde salvó la alcaldía por 22 votos. Las políticas de Tomás dejaron a Parla con una deuda que llega a los 600 millones de euros. En total, 2.941 euros por cada uno de sus 130.000 habitantes. Su principal lastre fue el tranvía, la infraestructura estrella que predicó Gómez, y que arruinó al municipio.
Después llegaron los despidos de trabajadores municipales, las colocaciones a dedo -como la del famoso «Pulpo Paul» que acompañaba a Gómez a los mítines de 2011, un peón con un sueldo de 60.000 euros anuales-, los avisos del Tribunal de Cuentas, adjudicaciones irregulares, las denuncias por prevaricación y malversación... Casos, algunos, que aún no se han cerrado. Fraile, antes de la Púnica, ya estaba procesado por destituir al jefe de Policía Local en 2009. Atrás queda la imagen de sus abrazos. Fraile ya había anunciado que se no se presentaría en 2015. A Gómez, algunos de su partido ya le han sugerido dónde está la puerta.