españa
Marcos Martínez, un presidente temeroso de perder el cargo
El aparato del partido no quería que cogiera las riendas de la organización
Inseguro, miedoso y mirando de reojo a aquellos «compañeros» que pudieran hacerle sombra y quitarle el cargo. El hasta ayer presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez, fue siempre el ojito derecho de la fallecida Isabel Carrasco. Su «hombre de paja», que de la noche a la mañana se vio con el poder que nunca imaginó tras el brutal asesinato de su mentora.
Desde entonces, su principal batalla ha sido la de mantenerse al frente de la institución provincial leonesa y ocupar también el cargo de presidente del PP de León, que dejó vacante Carrasco.Sabía que no lo tenía fácil. Salvo los presidentes comarcales que bebían los vientos por Carrasco, y ahora por él, el aparato del partido no quería que cogiera las riendas de la organización.
Incluso, llevó al presidente del PP regional, Juan Vicente Herrera, una carta con los apoyos para liderar el partido, pero Herrera nunca apostó por él, ya que entendía que tenía que centrarse en la Diputación. Enseguida se dio cuenta de que no tenía el respaldo ni de su organización provincial, ni de la regional y también era consciente de que ser presidente del partido le abría las puertas a continuar al frente de la Diputación. Este desasosiego fue lo que, quizá, le llevó a «tirar» del empresario Alejandro de Pedro, con el que puso en marcha procedimientos negociados de contratación vinculados a la estación de esquí de San Isidro a cambio de que éste hiciera uso de su red de influencias entre altos cargos del PP para continuar como presidente, tal y como recoge el auto del juez Velasco.