Así funciona el servicio de Criminalística de la Guardia Civil: acústica y voz
Trabaja sobre todo en intervenciones telefónicas y trata de cotejar las voces de los sospechosos y de obtener información de las grabaciones
El 30 de diciembre de 2006 el módulo D del aparcamiento de la T-4 de Barajas saltaba por los aires . Una bomba con una carga de 200 kilogramos de explosivos estallaba en el interior de una furgoneta y convertía la mole del edificio en una flor de hormigón armado, cascotes y automóviles aplastados. ETA había acabado de un plumazo con el « proceso de paz » y con las vidas de Carlos Alonso Palate (35 años) y Diego Armando Estacio (19 años).
A las 7.53, Igor Portu había llamado por teléfono a DYA, a Bomberos de Madrid y al diario Gara para dar el aviso de bomba: «Buenos días, va a estallar una bomba». El etarra indicó que se trataba de «una furgoneta bomba de gran potencia» y que «cualquier intento de desactivarla supondría un grave riesgo y una grave irresponsabilidad». Probablemente al dar estos avisos no sabía que, varios años después de la explosión, estas palabras serían analizadas por los peritos del Departamento de Acústica de la Guardia Civil y que serían un indicio más para relacionarle con el atentado.
Según la sentencia 18/2010 de la Audiencia Nacional en la que se condenó a Mattin Sarasola, Igor Portu y Mikel Sansebastián, en la investigación se utilizó un software de reconocimiento de voz («Identity vox») para cotejar la voz de Igor Portu (los peritos la llaman voz indubitada) con la voz del autor de los avisos de bomba (voz dubitada), en unas condiciones acústicas similares. El objetivo era analizar si el autor de las dos voces era el mismo. Para ello, fue necesario comparar ambas muestras con un grupo de referencia, constituido por 100 voces (se les llama impostores). A continuación, por medio de un modelo matemático, se obtuvo un valor numérico, ( LR , del inglés «Likelihood Ratio», que significa relación de verosimilitud), que reforzó la hipótesis de que Igor Portu fuera el autor de las llamadas. Después de que el tribunal sopesara estos y otros indicios, testimonios y circunstancias, condenó a los acusados.
«Se suele pensar que la gente de criminalística es como la del CSI. Que llegan, hacen la prueba pericial, cogen la pistola, tiran la puerta abajo y luego cogen al sospechoso», ironiza el guardia civil Fermín del Río, que desde el año 2004 trabaja en el Departamento de Acústica del Servicio de Criminalística, situado en la calle Guzmán el Bueno, en Madrid. «Nosotros no estamos en el lugar de los hechos. Trabajamos en delitos con escuchas telefónicas y no obtenemos unos resultados muy llamativos ni espectaculares. Básicamente porque solo con la voz no se descubre a alguien, hacen falta más pruebas».
Explica que el Servicio de Acústica suele hacer cotejos de voz relacionados con asuntos tan variados como el tráfico de drogas, falsos avisos de bomba, llamadas al 112 relacionadas con malos tratos, delitos con tarjetas de crédito, contratos y llamadas en locutorios. Fermín del Río concluye que «no es como en las películas, no suele haber micrófonos especiales puestos ex profeso», sino que la mayoría del material que usan se obtiene en escuchas telefónicas autorizadas judicialmente y de grabaciones hechas con teléfono móvil.
Ciencia forense
El guardia explica que el procedimiento del cotejo de voces «consiste en trabajar con unos sistemas automáticos que extraen una serie de características de la voz, que se han demostrado que pueden ser las más identificativas y diferenciadoras de una persona a otra». Al final se consigue caracterizar el tracto vocal de un individuo a través de parámetros que pueden ser comparados con fines policiales. Según dice, se hace «el mismo procedimiento estadístico que lleva el ADN pero con resultados menos concluyentes. Porque el ADN es fijo e invariable en la persona, pero la voz cambia dentro de cada persona y además en cada momento».
Deja muy claro que el sistema es totalmente garantista y que requiere que haya evidencias estadísticas sólidas para llegar a cualquier conclusión. Al igual que la metodología científica, «se sigue siempre el mismo protocolo. Se conserva la trazabilidad, de forma que, si alguien dentro de tres años quiere repetirlo, lo haga y llegue al mismo resultado».
Por ello, las técnicas del Servicio de Acústica están acreditadas por los auditores de la Entidad Nacional de Acreditación ( ENAC ), para «garantizar que están trabajando bien». Por una parte, cuentan con una amplia base de datos de voces de hombres en castellano, aún no hay suficientes muestras de mujeres ni de hombres que hablen en otros idiomas y, por otra, las voces que han de analizar son suministradas por el SITEL (Sistema Integrado de Interceptación de las Telecomunicaciones), un recurso que garantiza que las muestras no han sido modificadas, entre otras cosas.
Otras tareas
Aparte de los cotejos de voces, el departamento también se encarga de hacer medidas acústicas en edificios y en el entorno natural y de mejorar la calidad de algunas grabaciones para hacerlas inteligibles. Explica que se pueden eliminar las frecuencias del sonido correspondientes a portazos, ruidos de motores o zumbidos de fluorescentes. Se puede subir la intensidad de una voz de una persona para que se la oiga a un volumen más alto, o se puede tratar de compensar el efecto de una persona que se está moviendo. Quizás se pierde información acústica, las voces pueden adquirir cierto matiz metálico, pero se consigue entender más cosas.
Cuando se fundó del departamento en el año 1992, se trabajaba con cintas. Han pasado más de 20 años desde entonces y, cada año, la tecnología avanza más rápidamente. Día a día estas técnicas van mejorando y formando parte de una corriente científica instaurada en los laboratorios forenses que busca obtener evidencias del código genético, de las imágenes, de las sustancias químicas, de la balística y de la propia escritura de los supuestos delincuentes.
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