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Las contradicciones de Pedro Sánchez
A pesar de los traspiés de estos tres meses que lleva al frente del PSOE, no piensa modificar su equipo ni variará su estrategia
Pedro Sánchez lleva tres meses como secretario general del PSOE y, aunque ha aumentado su cuota de conocimiento graacias a una estrategia de sobreexposición mediática récord, incluida su aparición en programas de TV de entretenimiento, ahora tiene un lastre: contradicciones y rectificaciones amenazan su credibilidad. Su entorno advierte a ABC, no obstante, que mantiene la estructura del equipo y estrategia después de delicados traspiés como la eliminación del Ministerio de Defensa. Estas son algunas de las contradicciones, que empezaron... con una entrevista en ABC.
¿Primarias en noviembre? Domingo 6 de julio, queda una semana para la votación de 200.000 militantes en las urnas y concede a este periódico una entrevista en la cual da a entender que no mantendrá la fecha del 30 de noviembre para la elección del candidato a la Presidencia del Gobierno en primarias abiertas. Se justificaba diciendo que «me lo dieron hecho» porque no era miembro del Comité Federal cuando se aprobó, el 18 de enero. Y añadía: «Haré lo que más ayude a los candidatos», sabedor de que los «barones» tampoco querían.
Ni 24 horas... lunes 7 de julio, el hoy líder del PSOE participa con los otros dos aspirantes a la Secretaría General del PSOE, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, en el debate que tiene lugar en Ferraz. Sus contrincantes le «aprietan» con su afirmación en ABC... Y el hoy secretario general se desdice: «convocaré primarias el 30 de noviembre». Confirma que, en asunto tan sensible para la militancia, no quiere ser pillado en un renuncio tan importante.
Reforma Constitucional ABC publica el 19 de agosto que Sánchez quiere «aparcar» la presentación de la ponencia de reforma constitucional para dar a Rajoy la oportunidad de llevar la iniciativa. En un tuit, señala que esa información «no se ajusta a la realidad» Este martes, Sánchez admitió que dejará a Rajoy llevar la iniciativa si no, lo planteará «antes de acabe la legislatura».
«Con Podemos, ni ahora ni nunca» Antes y durante el Comité Federal del 13 de septiembre, Pedro Sánchez aseguraba que «ni ahora ni nunca» pactará el PSOE con «el populismo». Muchos le alertan de que la aritmética electoral igual obliga en 2015 -caso de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, Guillermo Fernández Vara en Extremadura, o numerosas alcaldías- y desde entonces matiza su mensaje y menciona la palabra «Podemos». Susana Díaz y el asturiano Javier Fernández han avisado de que es un error «hacer publicidad» a Pablo Iglesias.
«Financiación específica» En la campaña para hacerse con la Secretaría general, Pedro Sánchez se había pronunciado a favor de que la financiación autonómica tenga en cuenta las «necesidades» de Cataluña, y luego tuvo que rectificar ante la presión de los «barones» socialista del resto de España, en particular la andaluza Susana Díaz... Pues bien, este martes fue un paso más allá y dijo que la reforma federal que propone el PSOE incluirá «un sistema de financiación autonómica específico para cada región»
Incompatibilidades Uno de octubre. Puesta de largo en el «Madrid» empresarial. Sánchez, muy atento a los golpes de efecto, no elige a un político para que le presente sino al exseleccionador de Baloncesto y ganador del Mundial 2006, Pepu Hernández, miembro del «Estudiantes», como él. Sánchez se lanza: propone que los diputados y senadores no puedan tener otros ingresos por dar clase, tertulias, escribir artículos o participar en bufete o empresa; y añade que si el PP no acepta, él obligará a los suyos. La noticia cae como una bomba internamente, sobre todo por las formas -«un diputado no puede volver los viernes a su circunscripción y dedicarse a sus intereses»-. La protesta crece y tanto César Luena como Antonio Hernando matizan al jefe. Pero él se mantiene en sus trece.
«Funerales de Estado» Ese desayuno fatídico no iba a acabar ahí. Tras el anuncio de las incompatibilidades, ya en el posterior coloquio, el líder socialista se descuelga con la propuesta de que las víctimas de la violencia de género tengan «funerales de Estado» con presencia del Gobierno y de su presidente; y se compromete personalmente. El resto de partidos sale en tromba a criticarle e incluso se suman asociaciones de mujeres, que creen que lo que debe hacer el Estado es prevenir. Horas más tarde, en una nota, reconoce que un presidente del Gobierno tiene problemas «de agenda» para tanto funeral y da a entender que igual aparca la idea.
«Sobra el Ministerio de Defensa» El 4 de octubre, tan solo tres días más tarde, Sánchez concede una entrevista de contraportada a un periódico. Aparece con delantal escurriendo espaguetis y, encima, este titular: «Sobra el Ministerio de Defensa». No debía ser muy consciente del lío en el que se estaba metiendo porque, esa mañana la aireaba en Twitter: «ahí os dejó mi entrevista»... Horas más tarde, otra nota como la que había desmentido los «funerales de Estado». Y, al día siguiente, el secretario de Organización, César Luena, afirmó: «Cuando Pedro Sánchez sea presidente, seguirá habiendo Ministerio de Defensa»
«Cualquier cosa menos tropas» ... Era lo que iba a apoyar el PSOE para combatir al Estado Islámico, según dijo rotundo en una televisión. Pero habló con Rajoy y va a respaldar la presencia de 300 zapadores e instructores. «Somos conscientes de los riesgos y dilemas que esta decisión implica, pero no podemos olvidar que nuestra seguridad también depende de lo que ocurre en otras partes del mundo».
... Y, finalmente, «no» a Cañete Sánchez ordenó votar «no» al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, a pesar de que Elena Valenciano e Iratxe García han accedido a cargos institucionales en el Parlamento Europeo en virtud de ese pacto. Compensatorio o no, Sánchez dejó caer que igual los 14 eurodiputados del PSOE apoyaban a Miguel Arias Cañete como comisario de Energía. Pero, finalmente, dijo «no» porque ve los intereses del exministro incompatibles con esa cartera. En el Parlamento Europeo, su presidente y líder socialista, Martín Schulz, le está «esperando» dentro de dos años y medio, cuando haya que volver a repartir los cargos institucionales. «Esto nos pasará factura», creen fuentes socialistas en Bruselas.