terrorismo

Currin regresa al País Vasco con las manos vacías, para llenarse los bolsillos

El abogado sudafricano retoma sus labores de «mediador», en un inexistente «coflicto», y con la credibilidad de ETA bajo mínimos entre los batasunos

Currin regresa al País Vasco con las manos vacías, para llenarse los bolsillos efe

s. e.

El abogado sudafricano Brian Currin, que encabeza el llamado Grupo Internacional de Contacto (GIC), regresará al País Vasco el próximo 23 de octubre y hasta el 25 mantendrá contactos con representantes del Ejecutivo de Urkullu, PNV, Sortu y otros colectivos de la «izquierda abertzale» y afines. El Gobierno de Rajoy sigue sin reconocer el papel de estos «mediadores internacionales» que han intervenido en conflictos como los habidos en Ruanda, Oriente Próximo, Sri Lanka e Irlanda del Norte. «Para verificar la entrega total de armas por parte de ETA ya están las Fuerzas de Seguridad del Estado», reiteran desde el Gobierno.

La visita se produce en un contexto en el que el papel de Currin y sus colaboradores ha perdido toda credibilidad en el ámbito del nacionalismo vasco, después de la farsa de Burdeos, cuando encapuchados de ETA mostraron a emisarios de Currin un lote de armas, supuestamente inutilizadas, que después, ni siquiera las entregaron. Se las llevaron a un lugar desconocido. Meses después, la banda terrorista hizo público un comunicado en el que aseguraba que había procedido al desmantelamiento de sus «estructuras militares» y al sellado de sus «zulos». Pero ni pruebas de ello y, sobre todo, ni entrega total de su arsenal ni disolución definitiva y sin condiciones de la banda, que es lo que le exige el Gobierno.

Currin ya estuvo en Bilbao el pasado mes de junio, circunstancia que aprovechó para demandar la excarcelación de los presos de ETA, aún sin previo arrepentimiento, y, en cambio, sin exigir su dilosución y entrega de las armas. En aquella ocasión no fue recibido por el lendakari, Íñigo Urkullu, escarmentado por el fraude de Burdeos, donde los nacionalistas habían suscitado cierta expectación, frustrada después porque toda la iniciativa de la banda quedó reducida a la instalación de un tenderete, con un lote de armas inferior al incautado a cualquier «comando» en fase de formación.

El abogado sudafricano Brian Currin regresará al País Vasco, pues, con las manos vacías. Sin una ETA disuelta ni dispuesta a entregar las armas de manera incondicional. Pero ha recibido ya 220.000 euros por nada y parece dispuesto a embolsarse una cantidad mayor por mediar en un «conflicto» que no existe.

Currin regresa al País Vasco con las manos vacías, para llenarse los bolsillos

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