Diferencias entre la consulta ilegal y el «proceso participativo» propuesto por Mas
El sucedáneo que hará de alternativa a lo previsto el 9-N, aprovecha el artículo 43 de la Ley de Consultas de la Generalitat, no suspendido, que permite cuiestionar a los catalanes siempre dentro de las competencias autonómicas
¿Qué significa que Artur Mas haya renunciado a la consulta?
El presidente de la Generalitat ha sucumbido finalmente a una realidad evidente ante los ojos de cualquiera: con el decreto que él mismo firmó el 27 de septiembre , no se puede votar el 9 de noviembre.
¿Quiere decir que renuncia a realizar la votación prevista el 9-N?
No. Artur Mas renuncia a vulnerar la ley y la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional (TC), pero quiere seguir utilizando su Ley de Consultas: concretamente, los artículos que el Tribunal Constitucional no suspendió de la ley catalana de consultas.
¿De qué manera pretende esquivar lo determinado por el TC?
No lo hará. El TC ha dejado sin suspensión aquellos artículos que no impugnó el Gobierno (se anuló lo que sí impugnó el Ejecutivo de Rajoy), pero todavía no se ha pronunciado sobre su constitucionalidad, lo que podría permitir al presidente catalán poner en marcha un «proceso participativo» que tendría lugar el mismo día fijado para la consulta ya descartada: el 9-N.
¿Qué artículos no suspendidos permiten esta opción?
El artículo 43 de la ley aprobada por el parlamento regional reconoce la potestad de la comunidad autónoma para celebrar «procesos de participación ciudadana», siempre que entren «en el ámbito de sus competencias».
¿Qué podría encajar en el «ámbito de competencias» de la Generalitat?
Ningún tipo de consulta o pregunta que se refiera a la soberanía nacional, o cuestione sobre cualquier opción de secesión. Por lo tanto, habrá de sortear en su «proceso participativo» cualquier cuestión que vuelva a sobrepasar aquello que no sea estrictamente parte de su ámbito competencial.
¿Qué dicen los demás partidos que han secundado la consulta?
Todos los partidos pro-consulta, pero fundamentalmente ERC han tratado de evitar la opción elegida en la noche del lunes por Artur Mas. Consideran que un «proceso participativo» carecería de cualquier repercusión internacional o trascendencia real, pero el presidente sabe que el sucedáneo es la única opción. La otra: la inviable desobeciencia propuesta por Junqueras.
