Todas las encuestas vaticinaban la victoria de la lista unitaria Junts pel sí, y por eso las sorpresas llegarían por otro lado. La revelación de la noche fue Ciudadanos, que triplicó su presencia en el Parlamento catalán. En cambio, los peores resultados fueron para Catalunya Sí Que Es Pot –la marca en la que se incluye Podemos–, que obtuvo dos diputados menos que los que obtuvo ICV en solitario en 2012.

Según el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Ciudadanos estaba prevista ya como la segunda fuerza con representación en el parlamento. El sondeo le otorgaba entre 19 y 20 escaños. Finalmente, la formación liderada por Inés Arrimadas obtuvo 25 asientos en el parlamento catalán y el 17,9 por ciento de los votos.

La CUP (Candidatura de Unidad Popular), que obtuvo 10 escaños y el 8,2 por ciento de las papeletas se situaba en el barómetro solo con 8 representantes. Por ello, sus líderes recibieron con entusiasmo un resultado que les permitirá disfrutar de una posición privilegiada dentro de las negociaciones para que Junts pel Sí forme Gobierno.

La noche más triste

A Catalunya Sí Que Es Pot no le ha resultado efectiva su apuesta por dejar a un lado el debate soberanista y centrar su campaña, al igual que habían hecho en comicios anteriores, en cuestiones de derechos sociales. Su estrategia de discurso, dirigido a «echar a Rajoy» del poder no ha estado a la altura frente al posicionamiento que la sociedad demandaba para los partidos. El CIS, generoso con la formación arropada por Podemos, les otorgaba entre 18 y 19 escaños. Finalmente, se conformaron con 11, dos menos que los que habían obtenido en 2012 (ICV).

Pero el gran perjudicado de la noche fue, sin duda, Uniò. El hasta hace unos meses socio de CDC ha recibido el más duro golpe de todos, al quedarse sin representación en el parlamento. Con el 2,5 por ciento de los votos, se queda fuera de la cámara y sin grupo parlamentario.