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Así es la Sanidad de Cataluña y así sería en la Cataluña independiente (IX)

Asfixiada con los recortes, pero aún con hospitales de referencia

Así es la Sanidad de Cataluña y así sería en la Cataluña independiente (IX)

Así es: Asfixiada por los recortes, pero aún con hospitales de referencia

La afilada tijera presupuestaria del gobierno catalán se ensañó con la sanidad pública. En solo cuatro años, el sector perdió 1.400 millones de euros.

Cierres de camas y quirófanos, reducciones drásticas de plantilla y de sueldo, han hecho mella en un modelo que, pese a los estragos presupuestarios, ha conseguido salvaguardar parte de su excelencia.

El sistema de salud público ha pasado, con el Ejecutivo de Artur Mas (CiU), de gestionar un presupuesto de 9.875 milones de euros en 2010 -antes de los ajustes por la crisis-, a uno de 8.466 millones en 2015.

El «tsunami» de la crisis se llevó por delante casi 6.000 puestos de trabajo en el sector y disparó las listas de espera, llegando en 2006 a una cifra recórd de 193. 879 personas en puerta de quirófano.

Pese al embite de la crisis, los escándalos de corrupción destapados en los entramados de algunos hospitales de referencia y la falta de timón del departamento que dirige Boi Ruiz, el sistema sanitario catalán, que pivota desde hace años a merced de la colaboración público-privada, ha hecho verdaderos equilibrios para preservar su calidad asistencial.

Prueba de que, en parte, lo ha conseguido es el nivel de excelencia que mantienen algunos hospitales como el Clínic de Barcelona, durante años participado por el Gobierno de España, y que sigue siendo referente mundial en especialidades médicas e investigación. Cataluña es también líder en trasplantes en colaboración con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Así sería: Ni catálogo de medicamentos ni garantías presupuestarias

Con una sanidad gravemente tocada por la crisis, con hospitales a medio gas y los profesionales en pie de guerra por los reiterados ajustes salariales; Cataluña debería replantear en estas condiciones su modelo sanitario si alcanza la independencia. Debería hacerlo, además, en un marco de incertidumbre y tensión presupuestaria, y sin la garantía de unas cuentas de de la Generalitat más favorables a los servicios sociales.

Uno de los retos más inminentes del nuevo Ejecutivo catalán sería definir el órgano de reconocimiento y control de los asegurados o la continuidad transitoria de la cartera de servicios. No obstante, el punto más crítico de ese período de transición sería el abandono del catálogo público de medicamentos de España y la adopción de un catálogo propio con las pertinentes condiciones de precio, financiación y cobertura. Así lo advierten desde hace meses voces solventes del sector sanitario. Otra de las cosas a las que tendría que renunciar es a la solidaridad interterritorial en cuestiones como los trasplantes de órganos, campo en el que se ha convertido en líder gracias a la coordinación estatal.

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