Era la baza decisiva para avanzar en su agenda independentista, pero el nacionalismo catalán ha pinchado hueso en Barcelona, circunscripción en la que se disputaban 85 de los 135 escaños electorales, y donde Junts pel Sí se quedó con 32 diputados, lejos de los 38 que sacaron de manera conjunta CiU y ERC en 2012.
El frente independentista de CDC y Esquerra no logró la mayoría absoluta en votos ni tampoco sumando los siete escaños que obtuvo la CUP en esta circunscripción. Uno de los elementos que se señalaba como clave era el grado de movilización que iba a lograr el bloque antisoberanista entre un electorado que, sobre todo en Barcelona y su área metropolitana, ha votado de manera histórica unos diez puntos porcentuales por encima en las generales con respecto a las autonómicas. Se logró ese objetivo, ya que la participación creció en casi diez puntos, lo que puede explicar el resultado de partidos como C’s, que sube a segunda fuerza con 17 escaños, más del doble de los conseguidos en los comicios de 2012.
El otrora cinturón rojo de Barcelona, un caramelo de algo más de un millón de votos (sin contar la propia ciudad de Barcelona), que seguía sin dueño tras la deriva de los socialistas catalanes, señala ahora al partido de Inés Arrimadas como fuerza hegemónica del constitucionalismo. El partido crece principalmente a costa de la caída del PP catalán, que con Xavier García Albiol al frente pasó de los doce escaños de 2012 a un total de ocho. El cinturón rojo, desgastado ya por el progresivo declive del proyecto socialista, se tiñó definitivamente de naranja con el triunfo de C’s.
Hospitalet de Llobregat, tradicional feudo socialista, se rindió a la marca de Arrimadas, que se erigió como primer partido en las urnas, por delante del PSC. En Barcelona capital, donde ganó Junts pel Sí, Ciudadanos escaló hasta la segunda posición, multiplicando por dos sus resultados.
Por su parte, el PSC, durante décadas el contrapoder de CiU en el área metropolitana, resistió y aguantó el tipo como tercera fuerza en la demarcación con los mismos diputados que en 2012 (un total de doce) con la «marchosa» campaña de su veterano candidato Miquel Iceta. Catalunya Sí que es Pot, la alianza electoral entre ICV y Podemos, también pinchó, y pese a los nueve diputados logrados en la provincia quedó como cuarta fuerza, por detrás de C’s y PSC, muy lejos de sus expectativas, que justo después de las municipales de mayo -tras ganar Barcelona para Ada Colau- señalaban que la formación estaba en disposición incluso de ganar los comicios. Un serio aviso para su líder, Pablo Iglesias, de cara a las generales.