ELECCIONES CATALANAS
El plebiscito pirata que dio lugar a las dos Cataluñas
Mucha participación, muchas colsas y aroma de elecciones viejas (viejas de los 70)
Oriol Junqueras votó en un centro cívico de Sant Vicenç dels Hors (Barcelona) que tenía el techo lleno de guirnaldas. Le faltó ponerse a cantar como Serrat lo de «Vamos subiendo la cuesta que arriba mi calle se vistió de fiesta». Si la canción hubiera sido del casi senegalés Luis Llach, quizá. Lo que hizo Junqueras fue escribir en Twitter poco antes de las siete de la tarde: «No nos rendimos, no nos resignamos y no nos cansamos. Conjurémonos y ganemos la libertad». Como si fuera Espartaco o William Wallace, el de «Braveheart».
La tópica fiesta de la democracia fue ayer la fiesta del plebiscito pirata. Con aroma de elecciones antiguas (bueno, antiguas de los 70). Con colas como de comprar el nuevo iPhone. Con la gente llegando como los pájaros a los cables en la escuela de Bodega Bay. Con la participación yendo como un pepino, que diría Beatriz Pérez Aranda. Hubo que reponer urnas en un colegio de la barcelonesa Avenida del Tibidabo. Y en Tarragona se quedaron sin sobres. Artur Mas hizo una cola de media hora antes de encontrarse con los simpatizantes de Vox que le sacaron la bandera de España como el que te saca una navaja. Aunque si le hubieran sacado la Señera habría sido igual de molesto para él. Jordi Pujol y Marta Ferrusola fueron a votar de incógnito a un colegio donde no se les esperaba, así que no hubo posibilidad de prepararles un recibimiento especial. Unas butifarras, unos chorizos, unas esposas.
Hubo quien fue a depositar su voto, y sobre todo a ser fotografiado, con una camiseta de «Independence Day». Pero no queda muy claro quiénes son aquí los alienígenas y quiénes los de la resistencia. En todo caso, que sepa su portador que es una película apocalíptica. David Fernàndez, de la CUP, Míster Camiseta Seca, llevaba una donde ponía algo así como «radicalmente la libertad». Y una pegatina reivindicativa de Valeo.
Como en todas las elecciones, las monjas han salido a votar. Las anónimas de siempre. A las conocidas, montoneras o no, no las he llegado a ver. Las hermanitas de los pobres de la Plaza de Tetuán en Barcelona tuvieron que negar que hubieran dado papeletas del PP a los ancianos de la residencia. La madre superiora dijo que ellas como mucho acompañan a los mayores a votar. Fue un familiar el que lo denunció, asegurando que cuando fueron a recoger a su madre a la residencia para llevarla a votar ya llevaba la papeleta del Partido Popular. La superiora asegura que se la dio otra residente. Que ellas reparten toda la propaganda que llega por correo.
Albiol se vanagloriaba al terminar de votar de que la gente salía de sus casas con los sobres. Rajoy felicitó a Jorge Lorenzo y Tito Rabat por ganar en Moto GP y Moto2 en el Gran Premio de Aragón. «Es un orgullo tener a tantos españoles luchando por la victoria en cada carrera». Un vaso es un vaso. Un plato es un plato. Y una moto es una moto. No pudo felicitar a nadie más. Al menos de los suyos en Cataluña. En Aragón, decía algún gracioso en Twitter, ya estaban desviando el Ebro tras los sondeos. Eso era un hilo de Forocoches. El catalán Tito Rabat se había paseado tras su victoria en Alcañiz con la bandera española (y el himno nacional lo estuvo tarareando en el cajón). En la sede de Ciudadanos, a eso de las diez de la noche, cuando iban subiendo en escaños (a 25), también se veían muchas banderas españolas. Pequeñitas, como de saludar al Papa, pero españolas.
Otros himnos. Con esas primeras encuestas (que, como dice Jordi Évole, son los cuartos y no las campanadas), en la sede de Junts pel Sí se pusieron a cantar patrióticos «Els Segadors». Otros tendrían que haberse puesto a entonar «El cant dells ocells», la que se usa en los duelos y quebrantos. Con esas primeras encuestas que daban mayoría absoluta a los independentistas, cerca de un centenar de ultraderechistas se fueron a la madrileña Puerta del Sol y allí cargaron contra los «separatistas» catalanes pero también contra Mariano Rajoy, al que llamaban traidor.
Gerard Piqué fue a votar acompañado de su hijo Milan, que introdujo el sobre en la urna (Shakira se había llevado a Sasha para cantarle «Imagine» al Papa). El jugador del F.C. Barcelona también iba acompañado de su pasaporte. Eduardo Mendoza había votado contra la independencia en un día en que las dos Españas quedaron de lado para dar paso a las dos Cataluñas. «Los que negaban el plebiscito, ¿qué dirán ahora?» (Mas pidiendo que se aceptara la victoria del sí).
Pasado el 27 de septiembre, tenemos una alegría: sólo nos quedan las generales.