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Arcadi Espada: «La democracia española no va a perder este combate»

El periodista y escritor catalán publica «Diarios de la peste», un viaje por los dos últimos años de la política catalana. Y denuncia que el nacionalismo político nunca tuvo voluntad de integrarse

Arcadi Espada durante su entrevista con ABC
Arcadi Espada durante su entrevista con ABC - oscar del pozo

Arcadi Espada (Barcelona, 1957) asume sin problema que el nacionalismo catalán lo considere un proscrito desde hace años. Periodista y escritor acaba de publicar «Diarios de la Peste» un viaje por la política catalana en los dos últimos años en un jocoso ensayo gráfico ilustrado por Ana Cortils.

-¿Cómo has vivido estos dos años?

-Desde el punto de vista periodístico con un gran interés. Cuando se producen choques de esta naturaleza el periodismo respira, aunque ha coincidido con una decadencia de nuestro oficio. Estoy entusiasmado por ver cómo se va a desarrollar la derrota de los nacionalistas. Estoy seguro de que ellos van a perder.

-¿Van a perder?

-Seguro. Hay dos maneras de que pierdan. Una tranquila, cómoda, que es que los ciudadanos de Cataluña reaccionen y se comporten de una vez como ciudadanos. Y den la espalda a esta especie de hipnosis irracional del nacionalismo. Los ciudadanos de Cataluña son los principales responsables de esto que está sucediendo y por lo tanto hay que pedirles cuentas. Esa idea de que los políticos hacen lo que quieren de los ciudadanos es una idea profundamente reaccionaria que yo no admito. El ciudadano catalán es el ciudadanos más mimado de la España contemporánea. La segunda manera de que pierdan es que si el 27-S dan su apoyo a iniciativas que están por encima de la ley tendrán que enfrentarse, no solamente los políticos, sino los propios ciudadanos a actitudes que están fuera de la ley. Y la ley caerá sobre ellos. Y no solo sobre los políticos, sino frustrando todos los propositos de aquellos que hayan elegido unas opciones de futuro que son claramente ilegales. El presidente Mas lo ha dejado muy claro. Él ha dicho claramente que va a incumplir la ley. Nadie puede llamarse a engaño. Los ciudadanos son perfectamente conscientes de lo que sucede. La democracia española no va a perder este combate. Si lo perdiera yo me avergonzaría de ser español. No lo puede perder. Quien lo puede perder son aquellos que han desafiado la ley. Si aceptamos que se puede perder este combate es que aceptamos que la ley puede perder frente a la criminalidad.

-¿Por qué ha aumentado el sentir independentista?

-No solamente hay una explicación. La central es que todo el discurso independentista se basa en una ficción. La ficción de una Cataluña maltratada y asfixiada por España. La ficción de un sometimiento de la lengua y la cultura. Todo es falso. Los medios de comunicación son muy responsables de esto. Ninguna crisis española puede explicar por si sola este repunte. Es artificial, lo que no quiere decir que no sea real. Y que sea artificial no quiere decir que el Gobierno no haya tenido que combatirlo con mucha más energía.

-¿La respuesta no ha sido contundente?

-No la ha habido. Ni del Estado ni del establishment, que ha protegido a los nacionalistas por intereses claros y concretos. Políticos a veces, porque hacían falta sus votos para gobernar. O economícos por temas de negocios. Y luego por una especie de complejo muy español que piensa que a los catalanes se les debe algo. Yo soy catalán. No creo que se nos deba nada. Ni se lo debe la derecha ni la izquierda.

-¿Qué es para usted la singularidad catalana?

-Esto es una cosa completamente ridícula. Efectivamente que en Cataluña hay cosas diferentes de las que hay en Extremadura o en Berlín. A mí lo que me interesa es que España es un Estado de Derecho. Y lo más importante no es ni su pasado, ni sus muertos, ni sus imperios ni sus grandezas. Lo más importante es que llevan cuatrocientos años gentes distintas viviendo juntos. Y eso está muy bien porque es en modo ser predecesores del gran sueño europeo, que solamente es uno: que no necesariamente a cada comunidad cultural le corresponde un Estado. La causa de las grandes tragedias europeas es que empezaron a decir que a cada comunidad le correspondía un Estado. España es un experimento de gente que viven juntos y de manera distinta. Ser ciudadanos libres e iguales quiere decir que un catalán tiene los mismos derechos sobre Santiago de Compostela que éste sobre la ciudad de Barcelona. A mí me parece maravilloso el derecho a decidir de todos los españoles. Pero todos. Lo contrario sería una apropiación indebida que no es tolerable. Los nacionalistas podían haber tratado de convencer al resto de los españoles. No están muy lejos de conseguirlo. Fíjate que Podemos ya está a favor del referéndum y buena parte del PSOE piensa lo mismo. Tampoco están tan lejos de una mayoría que les permitiera en España tener su referéndum. Pero el presidente Mas en vez de trabajar lentamente para tener el consenso de los ciudadanos españoles ha decidido simplemente robarles la ciudadanía.

-¿Ha habido miedo y censura en Cataluña?

-El nacionalismo es un artifacto muy rudimentario. Pero eficaz y muy letal.Y la argamasa del nacionalismo es decirle a los demas ustedes son más idiotas que yo y tienen menos derechos y nosotros somos más inteligentes, más guapos, estamos mejor preparados y somos mejor europeos. Siempre se ha repetido a lo largo de toda la Historia.

-¿La voluntad nacionalista solo tiene un objetivo económico?

-No es el verdadero pero lo utilizan. Yo creo que toda esta pobre gente ha visto una ocasión extraordinaria de salvar sus mediocres vidas. Un hombre como Junqueras ya me dirás a qué podría aspirar. Si no hubiera sido líder de la "nación catalana" que hubiera sido. Y ese jefe de planta de El Corte Inglés, que es Artur Mas, qué habría sido. Pero eso también es una característica general de los políticos. Y especialmente los políticos totalitarios. Suelen ser gente mediocre. Llegan a la política porque su vida era una cursilada. Aquí lo importante es que hay unas personas que están mintiendo a los ciudadanos de Cataluña y están propiciando una operación antidemocrática.

-¿Quiénes son los responsables?

-Los principales responsables del auge del sentimiento independentista son por este orden: los ciudadanos catalanes, sus representantes políticos y los representantes políticos españoles. En esto de los responsables políticos españoles yo no distingo demasiado. Zapatero es verdad que es objeto de mofa. Ha sido un mal gobernante. Pero no tiene la responsabilidad en exclusiva de este asunto. Al fin y al cabo, José María Aznar, que pasa por ser el gran bicho, fue una persona que se negó a propiciar que el Defensor del Pueblo llevará al Constitucional esa ley de política linguistica que imponía sanciones. Y no hablemos de las cesiones económcias que hizo. Ha habido una continuidad lamentable de los gobernantes españoles que incluso empieza en Suárez. De alguna manera él idea la operación Tarradellas por intereses políticos. Para frenar el auge de la izquierda en Cataluña. Desde ese momento hasta la pasividad de Rajoy en el 9-N hay una línea continuidad. Veremos cómo reacciona ahora.

-¿Ha tenido el nacionalismo político voluntad de integrarse?

-No. Yo creo que el catalanismo político no ha sido nada más que una estrategia. Yo he tenido discusiones defendiendo que no había catalanismo moderado. El catalanismo no era una estación de llegada, sino un pasillo. Yo he defendido el carácter hipócrita de CiU. El catalanismo político se ha hecho pedazos. Un movimiento de 150 años de existencia. Ha saltado por los aires. Vamos a ver los votos que tiene Duran, que aparenta ser el heredero de esto. Es una de las gravísimas destrucciones de Mas. Una vez hayan perdido alguien tendrá que ponerse a recontruir la ruinas.

-¿Qué le ha pasado al PSC y al PP?

-No se han comportado como defensores de la nación constitucional. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, algún día tendrá que explicar cuando era portavoz parlamentario del Partido Popular a qué suerte de pactos vergonzosos y vergonzantes llegó con la minoría catalana. El señor Aznar deberá volver a explicar porque el señor Vidal Quadras dejó de ser el líder del PP en Cataluña. En el PSOE tres cuartos de lo mismo. Alguien tendrá que explicar porque el señor Montilla como presidente de la Generalidad fue el primero que puso en marcha el desacatamiento cuando dijo que los tribunales no podían juzgar sentimientos.

-¿Cómo se arregla esa fractura social?

-Eso no se soluciona facilmente. El nacionalismo demuestra que no es una ideología simplemente cuando penetra en las familias. Ha llevado la pura polémica social y política al seno de la intimidad. Eso solo lo puede hacer algo más que una ideología, algo próximo a una religión. La unidad civil catalana se ha roto. La mitad de la población está por una cosa y la otra por otra. Políticamente vamos a ver quién lo reconstruye. Lo han logrado planteando una estrategia de cambio social para lo cual no tenía una mayoría asegurada. Cuando tú estás planteando una operación de una dimensión determinada. Cuando tú quieres hacer una gravísima operación de separar a Cataluña de España lo primero que necesitan es la unidad de al menos los suyos. Algo en lo que tenía razón Aznar es que lo primero que ha hecho Mas no ha sido separar a los catalanes de los españoles sino separar a los catalanes de si mismos.

-Pero esto no puede ser algo que ha sucedido en dos o tres años

-Sin duda alguna. Es cierto que ha habido una serie de oportunistas como Mas y Junqueras, gente sin escrupulos, algunos que no eran independentistas, que han aprovechado el momento personal de pasar a la Historia. Pero cualquiera que piense que Pujol era un hombre leal a España solo puede ser un ingenuo.

Defina en una palabra...

Maragall: Un visionario

Jordi Pujol: Un inmoral

Junqueras: Un agente rural

Artur Mas: Un oportunista

Albert Rivera: Un joven

Felipe González: Una decepción

Mariano Rajoy: Un perezoso

-¿Le ha faltado a este Gobierno actuar de otra manera?

-Le ha faltado grandeza

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