La venganza de los «deplorables»
El elector de raza blanca apostó abrumadoramente contra Hillary Clinton, que se quedó en un 37% de su voto
El candidato republicano también ganó entre las mujeres blancas, por diez puntos
El desprecio de la candidata a «la mitad» de los votantes de Trump fue su gran error de campaña
![Una mujer exhibe su camiseta "adorable deplorable" en la sede del GOP de Dallas en la tarde del 8 de noviembre](https://s1.abcstatics.com/media/internacional/2016/11/13/adorable-deplorable-trump-kDSC--940x250@abc.jpg)
En la infinidad de lecturas que los datos aportan sobre la sorprendente elección presidencial, se impone una abrumadora determinación del grupo de raza blanca de situar a Donald Trump en la Casa Blanca . No es tan sorprendente el hecho en sí como la diferencia, que alcanzó los 21 puntos, 58%-37% . Pero todavía hay otro dato más llamativo, después de una campaña en la que el candidato republicano se convirtió aparentemente en el enemigo público número uno de las mujeres. Acusaciones de acoso sexual, vídeos y testimonios sobre su soez comportamiento con exempleadas y misses que habían participado en el concurso que él mismo patrocinaba… Su imagen no podía estar más en la picota para el sexo femenino. Y, sin embargo, Trump también se llevó la victoria entre las mujeres blancas , con una diferencia de diez puntos (52%-42%), según los mismos sondeos. Fueron las jóvenes, de edades entre 18 y 29 años, las que optaron rotundamente por Clinton, casi duplicando su voto a Trump . En las jóvenes de edad media, hubo igualdad. Mientras que entre las mayores de 65 años, fue el candidato republicano el que se impuso claramente.
El contraste es enorme cuando se compara este reparto con el de las mujeres de los grupos minoritarios, entre las que arrasó la aspirante a presidenta: el 93% de las afroamericanas y el 86% de las hispanas le dieron su apoyo.
Resulta inevitable el recuerdo de uno de los mayores errores que cometió Hillary Clinton durante la campaña electoral. A principios de septiembre, cuando la candidata demócrata encabezaba con una ligera ventaja las encuestas, la exsecretaria de Estado protagonizó un exceso en sus arremetidas contra Donald Trump. Incumpliendo el célebre principio político de « critica a tus oponentes, pero nunca a sus votantes », Clinton situó a los seguidores del magnate, concretamente a «la mitad», en una «cesta de deplorables ». Su posterior rectificación, más que petición de perdón, 24 horas más tarde, poco convincente y que culpaban a Trump de sus propios excesos, vino a dejar las cosas como estaban.
La ofensa hacia los millones de fieles del candidato republicano, agrupados en el «movimiento» del que presume Trump, se multiplicó exponencialmente gracias a la habilidad del millonario para encender a la masa. Con un ejercicio de victimismo que seguía a otro, el número de uno de las imprecaciones, se encargó de recordar a sus fieles «qué clase de presidenta puede ser alguien que insulta a medio Estados Unidos ».
Representado en el arquetipo de personas de raza blanca, la mayoría de ellas ya de por sí con una gran aversión hacia Hillary Clinton y el establishment al que representa, Trump el argumento en ariete electoral hasta la víspera del Election Day.
Promesas de empleo
El análisis de los datos electorales nos lleva también a los estados del rust belt (cinturón industrial), incluidos los de los lagos, en los que el magnate hizo historia con victorias republicanas que, en algunos casos, no se producían desde 1988. George H. W. Bush (Bush padre) había sido el último candidato en imponerse a los demócratas. La mayoría de esos estados habían conducido a la victoria, primero a Bill Clinton, consecutivamente en 1992 y 1996, y, más recientemente, a Barack Obama, en 2008 y 2012. Tomando como referencia esta última, la anterior a la del pasado martes esta es la elocuente comparación de resultados entre los estados clave: en Pensilvania, de los casi 5,5 puntos que Obama le aventajó al republicano Mitt Romney, se ha pasado a una victoria de Trump por más de un punto ante Hillary; en Ohio, los tres puntos de diferencia a favor de Obama han pasado a los abrumadores 8,6 puntos en favor de Trump, y en Michigan, donde el ahora presidente saliente obtuvo 9,5 puntos de ventaja, el magnate se ha impuesto a Clinton por tres décimas.
Ha sido la reacción del llamado blue collar, el trabajador blanco hasta ahora fiel al partido del centro-izquierda en Estados Unidos, que ha respondido a las promesas de empleo y mejora del poder adquisitivo de una castigada clase media-baja.
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