Las catas que determinan la calidad del aceite de oliva, a juicio

Representantes del sector consideran que el «panel test» falla en las catas y genera «inseguridad jurídica»

Guillermo Ginés Sánchez

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España intensifica los controles de calidad del aceite de oliva mientras la industria alza de nuevo la voz contra la «inseguridad jurídica» que genera el reglamento comunitario. Industriales y exportadores han reabierto el debate sobre la eficiencia el «panel test» , un sistema reconocido por el Comité Oleíco Internacional (COI) y obligatorio a nivel europeo por el cuál se determina si un aceite es virgen o virgen extra a través de una serie de catas. La supuesta disparidad de criterios de estos paneles es responsable, según representantes del sector, de la mayoría de investigaciones por fraude que se producen en la industria.

Los paneles son pruebas organolépticas (de olor y sabor) realizadas por expertos. Las catas se complementan con la medición química del aceite y, en base a ambas, se determina la calidad del mismo. Se trata de un sistema único en el continente.

Una prueba cuestionada

El «panel test» supone un viejo debate para el sector. Sus defensores argumentan que no existen apenas diferencias químicas entre el aceite virgen y el virgen extra y que esta prueba, que se realiza por expertos formados, es imprescindible. Sus detractores señalan que existen grandes diferencias de criterio entre distintos paneles al analizar un mismo aceite. Incluso dentro del panel cuando se produce una segunda cata del mismo producto.

Un informe encargado por la Asociación de Industriales Envasadoras y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) en 2013 a Price Waterhouse Coopers mostró que en casi el 27,3% de los casos hubo diferentes opiniones entre los paneles al analizar un mismo aceite; en el 11%, hubo diferencias dentro de un mismo panel que realiza un segundo análisis. Estas asociaciones señalan que las administraciones han realizado otros informes y los resultados han sido similares.

Expedientes contra fraude

Denuncian que la mayoría de expedientes contra el fraude son consecuencia de estos «subjetivos» paneles, ante los que se hallan «indefensos». Por ejemplo, una empresa etiqueta su aceite como virgen extra basándose en el resutlado de un panel, pero después una inspección aleatoria modifica la denominación a virgen en base a una segunda cata. El resultado es un expediente por fraude.

Sea o no consecuencia de este sistema, lo cierto es que las sospechas de fraude están restando credibilidad al «oro líquido». En Australia o Estados Unidos –que suman el 50% de las ventas fuera de la Unión Europea– se han reproducido informaciones que cuestionan la calidad del aceite europeo. Estafas como la destapada en Italia hace meses, por la que se retiró 2.000 toneladas de aceite español y griego vendido como italiano, también han contribuido a crear esta imagen negativa.

Más control sobre los proveedores

La Asociación de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (Asoliva), que reúne al 95% de la exportación nacional, cree que por estas «informaciones interesadas que buscan posicionar sus propios aceites» el mercado estadounidense está «estancado» y en el australiano Italia y España han perdido un 50% de cuota de mercado.

Asoliva y Anierac han pedido a las aceiteras que intensifiquen los controles sobre proveedores , con medidas como que el certificado de la calidad de los aceites no posea una antigüedad superior a 90 días. Las aceiteras proponen alternativas al «panel test», sistema que consideran que amenaza la reputación de uno de los puntales de la Marca España.

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