TRIBUNA
¿Lograrán nuestros políticos cargarse la economía?
El economista Carmelo Tajadura cree que «si la inestabilidad se mantiene en el tiempo habrá menos inversión y competitividad, lo que deriva en menos crecimiento económico y creación de empleo»
![¿Lograrán nuestros políticos cargarse la economía?](https://s3.abcstatics.com/media/economia/2016/01/18/tajadura-espana-incertidumbre--620x349.jpg)
Tras las recientes elecciones los ciudadanos vemos que los partidos políticos no son capaces de ponerse de acuerdo para formar un gobierno estable a partir de la correlación de fuerzas que ha determinado el electorado. Les pagamos para que hagan los pactos necesarios para gobernar, de forma que procuren nuestro bienestar, pero ellos miran sobre todo sus propios intereses, partidarios o personales, sin importarles mucho aparentemente que la economía se deteriore. Adicionalmente, está el tema catalán que, por mucho que esté abocado al fracaso (el «procés» se agotará debido al ahogo financiero por la falta de recursos y, si la situación empeora, a la huida de capitales, así como por el nulo apoyo internacional), tiene bastante capacidad para incrementar la incertidumbre durante un tiempo. Pues bien, en medio de toda esta inestabilidad, cabe preguntarse cómo será el desempeño económico de España.
En principio tenemos la fortuna de seguir contando con los factores externos –el viento de cola– que han venido impulsando la economía española y nos han llevado a un crecimiento del 3,2% en 2015 . Así, el precio del petróleo continúa marcando mínimos relativos, lo que constituye un significativo estímulo económico y una intensa ayuda para nuestras cuentas con el exterior. Lo mismo que el euro débil propiciado por Draghi, que sigue comprando deuda, y cabe esperar un largo período de tipos de interés en mínimos, con el consiguiente ahorro para el Tesoro. También los problemas en otros destinos turísticos mediterráneos nos siguen favoreciendo. Sin embargo, ya hay factores ciertamente negativos, encabezados por la crisis de China y los países emergentes correlacionada con la caída del precio de las materias primas. Y para España, el deterioro de Latinoamérica impacta muy negativamente en la situación de nuestras empresas por el peso de su negocio en aquel subcontinente. Diversos organismos internacionales han alertado de un descenso del crecimiento mundial, al que no nos podremos sustraer. El conjunto de todo esto va a suponer inevitablemente en el año actual un crecimiento económico español algo menor que en 2015, aunque aún relativamente sólido, que podríamos situar más cerca del 2,5% que del 3% (salvo catástrofe china).
Pero ahora hay que añadir el impacto de la inestabilidad en la economía española . Se trata de un elemento bastante negativo, porque la falta de suficiente confianza retrasa las decisiones empresariales y, por supuesto, aplaza decisiones de consumo. Y porque retrae la demanda extranjera de activos españoles, tanto de los reales como de los financieros. Por otra parte, un gobierno inestable no acometería las reformas estructurales pendientes –y abandonadas por el anterior gobierno en los últimos dos años– ni tendría fuerza para abordar la necesaria consolidación fiscal. Adicionalmente, el empeoramiento del atractivo de España para los mercados nos está pasando factura ya en forma de aumento de la prima de riesgo , si bien tampoco hay que exagerar por ahora ya que seguimos bastante cerca de la de Italia. Sería preocupante si fuera a más porque, con un volumen de deuda brutal, un aumento significativo de su coste equivale a más déficit, lo que tendría gran impacto cuando somos el único país de la eurozona con déficit primario (es decir, incluso sin contar los intereses). Por último, el crédito bancario se recuperará con menos intensidad, porque asumir riesgos resultará más incierto para las entidades financieras, lo que afecta adicionalmente a la actividad económica.
Se habla mucho de que quizás acabaremos yendo a nuevas elecciones, pero resulta descorazonador pensar que su resultado podría ser relativamente parecido –salvo, probablemente, una mayor abstención– por lo que el eventual gobierno a constituir podría seguir con las mismas pautas de inestabilidad. Y hay un escenario aún peor para la economía española: es el de un gobierno –antes o después de nuevas elecciones– en el que tenga un papel significativo Podemos , ya que ello implicaría medidas populistas con efecto económico posiblemente desastroso y, además, seríamos severamente penalizados por los mercados. Esperemos que no ocurra.
En definitiva, si la inestabilidad se mantiene en el tiempo, implica menos inversión y menos competitividad de la economía española , lo que deriva en menos crecimiento económico y menos creación de empleo. Que serán tanto más intensos cuanto más tiempo se prolongue aquella. Así, el crecimiento del PIB podría irse debilitando en el transcurso de 2016, deslizándose hacia el 2/2,5%, y amenazando las perspectivas para 2017. No llega a constituir un desplome porque la inercia positiva de la economía española y el influjo sobre la misma de los factores externos nos cubren relativamente de la ineficiencia de nuestra clase política. Pero sólo relativa y temporalmente, así que lo que tienen que hacer nuestros políticos es llegar a los acuerdos necesarios para poder go5bernar y ofrecer seguridad a los agentes económicos. Hay que dejar de lado los intereses partidistas y los personales, y anteponer la búsqueda del bienestar de los españoles, que no se consigue lastrando el PIB con la inestabilidad política.