Del caos empresarial al crecimiento
No tiene nada que ver tomar decisiones en las que te juegas el presente de la compañía, a tener que hacerlo para aprovechar mejor la coyuntura actual
Las sensaciones que transmiten los gestores de las compañías en los últimos tiempos han cambiado de la noche a la mañana. No tienen nada que ver con el pasado y dice mucho de lo sucedido en estos últimos años . Han pasado de las reducciones de costes para compensar caídas de ingresos, en algunos casos superiores al 50% -cifras de economía de guerra-, de reestructurar balances o de articular soluciones imaginativas para tapar vías de agua en el capital, a tener que gestionar el crecimiento. Ahí es nada. Lógicamente, les ha cambiado la cara. Y es que no tiene nada que ver tomar decisiones en las que te juegas el presente de la compañía, a tener que hacerlo para aprovechar mejor la coyuntura actual y seguir creciendo en el futuro.
Y es que, aunque ya se nos haya olvidado, lo normal es gestionar con el viento de cola, donde las implicaciones son otras, además de ser más divertido -lo que tampoco está mal-. Hay quienes han sido capaces de adaptarse antes y le están sacando chispas a la situación actual. Y hay quienes debido a la profundidad de las heridas aún tienen el brazo encogido. El ciclo acompaña a todas, pero a unas más que a otras.
Los espíritus animales de Keynes ya han echado a andar y las consecuencias son muchas. Entre otras, es un movimiento que se retroalimenta -el propio crecimiento genera más crecimiento- y hace que las empresas se vuelvan más atrevidas y planteen operaciones más imaginativas.
Tras muchos años en primera línea, se nos había olvidado lo que es el nuevo entorno. Habrá quien le saque más partido, seguro; pero es más divertido para todos. Y lo bueno es que aún nos queda mucho por delante .