España ante un reto: cómo cumplir el déficit comprometido con la UE
El alza de los ingresos tributarios, el superávit de las entidades locales y el empuje económico son las bazas en las que confía el Gobierno para no fallar
La reputación de España como «alumno modelo» de la Comisión Europea, la «historia de éxito» que según Bruselas ha combinado consolidación fiscal y salida de la crisis, quedó en entredicho hace unos días. El comisario europeo de Economía, el socialista francés Pierre Moscovici, deslizó que la UE exigiría a España retirar sus Presupuestos para 2016, ya que el Gobierno incumpliría el objetivo de déficit público.
La presión de España consiguió que al día siguiente el mismo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, rectificara a su comisario y el colegio de comisarios desacreditara a Moscovici. La opinión sobre el Presupuesto de España aún no eran firme. Desde el Ministerio de Hacienda aseguran que los Presupuestos para el año que viene no se modificarán y que España cumplirá el objetivo de déficit público. Las cuentas públicas incluyen la segunda parte de la reforma fiscal, el aumento del 1% en el sueldo de los funcionarios y la devolución del 48% de la paga extraordinaria de la Navidad de 2012.
El duelo de datos enfrenta las previsiones de déficit del Ejecutivo y de la Comisión Europea. El Gobierno estima que cerrará con un un 4,2% del Producto Interior Bruto este año y un 2,8% el siguiente. Las de Bruselas son más pesimistas y recogían que el Gobierno acabaría 2015 en el 4,5% y 2016 en el 3,5%: tres y siete décimas por encima de lo apalabrado con España. Cada décima equivale a unos 1.000 millones de ajuste adicional.
Mejora de las previsiones
Los argumentos del Ejecutivo para que la Comisión metiera en la nevera las opiniones de su comisario apuntan a varios frentes. Uno de ellos es la revisión al alza de las previsiones de crecimiento oficiales que el Gobierno aprobó en julio. Entonces aumentó su estimación de crecimiento de 2015 en cuatro décimas, al 3,1%, y una décima para 2016, al 3%. Las últimas previsiones de la CE, que datan de mayo, no reflejan esta actualización. Bruselas publicó entonces que el PIB español aumentaría un 2,8% este año y un 2,6% en 2016.
La revisión del Gobierno incluía el «viento de cola» de varios factores de la economía internacional que favorecen el crecimiento español. La depreciación del euro, el abaratamiento (un 50% desde junio de 2014) del barril de petróleo, los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) y sus estímulos monetarios.
Sin embargo, desde julio un riesgo ha tomado forma: la desaceleración de economías emergentes como China y Brasil y su impacto en la demanda global. Quizá en 2015 esta amenaza no se materialice, pero, como ha alertado el Banco de España, el efecto de estos obstáculos será mayor en 2016.
El mayor crecimiento de la economía es importante con vistas al déficit porque, al calcularse este en el porcentaje del PIB, si crece más reduce el desequilibrio entre gastos e ingresos.
Otra de las fortalezas del Ejecutivo en Bruselas apunta a que los ingresos por impuestos crecen a pleno pulmón, aupados por la marcha favorable de la economía. Precisamente, la buena marcha de la economía ha empujado a los ingresos por impuestos a crecer hasta agosto un 5,2% de manera homogénea. Como suele recordar el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, los ingresos crecen por encima de lo que aumenta el PIB. El Gobierno prevé que a cierre de 2015 la recaudación sea un 4,2% superior a la de 2014.
El IVA ligado al consumo encabeza el aumento de la recaudación al engordar un 7,7%.El IRPF repunta un 1,2%, pese a las dos rebajas de impuestos (la de enero y la de julio). Sin embargo, para las previsiones de 2016, tanto el Banco de España como la Autoridad Fiscal han alertado de que la previsión de ingresos del Presupuesto corre el riesgo de incumplirse. Las cuentas para el próximo año incluyen un aumento del 0,6% que en el caso de la recaudación por impuestos alcanza el 6,2%. Dos de las variables que influyen en este aumento son la recuperación de los salarios y los precios (un 1,1% de crecimiento para el próximo año) que, junto con el mayor gasto en consumo, inflarán la recaudación según el Ejecutivo y que paliarán la desaceleración de la economía.
Otro de los factores que más preocupan es el incumplimiento de las comunidades autónomas. En los objetivos de estabilidad remitidos a Bruselas, el Gobierno prevé que las regiones cierren este año con un 0,7% de déficit, una cifra que han superado ya en julio. Sin embargo, el plan del Ejecutivo es que el incumplimiento de las comunidades lo compense el superávit de las entidades locales. Los municipios doblaron su excedente al 0,22% del PIB hasta junio, respecto al mismo mes de 2014. El año pasado cerraron con un 0,5% de superávit. ¿Qué ocurrirá en 2015? Para el año que viene Rajoy reformará el modelo de financiación autonómica, por lo que el efecto sobre el reparto del déficit es una incógnita.
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