Brasil anuncia nuevos recortes y más impuestos para atajar la crisis
El plan de austeridad del Gobierno reducirá el gasto en casi 6.000 millones de euros
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acaba de dar un paso que puede salvarla o terminar con la poca popularidad que le resta —de apenas un 8%— y reavivar las peticiones de dimisión por parte de la oposición . Sus ministros de Economía, Joaquim Levy, y Planeamiento, Nelson Barbosa, anunciaron un elevado recorte de gastos públicos que Rousseff deberá negociar con el Congreso y con los partidos y movimientos sociales que la apoyan.
El recorte de 26.000 millones de reales (casi 6.000 millones de euros), incluirá una mayor contención del gasto público . Ello se traducirá en un ahorro en planes de inversión y programas sociales , que son la marca del Partido de los Trabajadores (PT) al que pertenece Rousseff.
Por otro lado, los ministros propusieron nuevos impuestos que eleven la recaudación en 32.000 millones de reales (más de 7.000 millones de euros) , equivalente al déficit público previsto para 2016, que peligra por el desequilibrio generado por el sistema de pensiones.
Para conseguir el apoyo de las Cortes, Rousseff inició una serie de reuniones, primero con 16 de los 27 gobernadores de Estados el lunes por la noche; y el martes por la mañana, con líderes de los once partidos aliados en el Congreso. La mayoría de las medidas que reducen gastos públicos y aumentan ingresos depende de la aprobación en el Congreso, una Cámara en la que la mayoría de Rousseff está en entredicho. De hecho, la oposición legislativa debate su «impeachment» o destitución.
Tasa a las transacciones
Entre las medidas más valoradas por los brasileños está la reducción del número de ministerios y de cargos de confianza, que responden más a alianzas políticas que al interés nacional. Pero otras medidas del plan de austeridad que planea el Ejecutivo ponen los pelos de punta a la población. Una de ellas es la recuperación de un viejo conocido de los brasileños: la Contribución Provisional sobre el Movimiento Financiero (CPMF), un impopular impuesto tasado sobre las transacciones financieras que fue eliminado en 2007, por una votación que el Partido de los Trabajadores perdió en el Congreso. La propuesta ahora es de una CPMF del 0,2%, menor que el 0,38% anterior .
Los detalles sobre los recortes aún no se conocen, pues el Gobierno no ha definido el número de cargos de confianza ni el nombre de los ministerios que serán eliminados, pero ya se sabe que recortarán diez carteras, lo que supondrá un ahorro estimado de 45 millones de euros. El actual Gobierno brasileño cuenta con 39 ministerios.
Las medidas fueron anunciadas después que la agencia de calificación de riesgo , le quitara el grado de inversión, y redujera el valor de los títulos de Petrobras y de 13 bancos brasileños.
Ante esta situación, el presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, respaldó ayer las medidas del Gobierno y aseguró que la rebaja de Standard & Poor’s obliga a adoptar urgentes reformas estructurales.
«La situación (económica) es ahora más amenazante después de la retirada del "grado de inversión" a los títulos soberanos de Brasil», declaró Tombini frente a una comisión parlamentaria. Por ello, el gobernador del Banco Central instó a los parlamentarios a aprobar con rapidez los aumentos de impuestos que ha propuesto el Ejecutivo.
La política de austeridad del Gobierno Rousseff afectará especialmente a los programas sociales creados por ella misma , cuando era ministra durante los dos mandatos de su predecesor Lula da Silva. Uno de ellos es el plan de vivienda «Mi casa, mi vida» lanzado para corregir el número de personas sin vivienda. El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), uno de los más activistas, ya prometió manifestaciones y ocupaciones contra los recortes.
«El Gobierno quiere acabar con la crisis económica, pero profundizará la crisis social», afirmó el filósofo Guilherme Boulos, uno de los principales líderes del grupo, que concentra gran parte de los votantes que tradicionalmente han elegido a Rousseff.
El avance de las propuestas está ahora en manos de los congresistas. Pero incluso muchos de sus aliados en el Parlamento le han dado la espalda. Es el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, con el que Rousseff gobierna en coalición. Cunha ya ha anunciado que se opone a la aprobación de la CPMF.
Inestabilidad política
Las dificultades de Rousseff para conseguir apoyo a nivel político han contribuido al empeoramiento de la crisis. La presidenta afirmó ayer que su Gobierno está «atento» a «todos los intentos» de producir «inestabilidad» en el país y prometió «impedir» el fortalecimiento de movimientos antidemocráticos.
«Brasil a duras penas conquistó una democracia», recordó Rousseff, para criticar a los grupos de «pesimistas de guardia» que, según la presidenta, son los únicos que «ganan» con la crisis. En este escenario, Brasil acabará el año con una recesión galopante que podría llegar al 2% .
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