La Bolsa china rebota tras restringir el Gobierno la venta de acciones para frenar su caída
El índice de Shanghai sube un 5,76%, casi tanto como perdió el día anterior, por la suspensión de cotizaciones y la prohibición de vender impuesta a grandes accionistas
Continuando con su volatilidad de las últimas semanas , la Bolsa china ha rebotado este jueves tras las medidas adoptadas por el autoritario régimen de Pekín para frenar su caída, que ha sido de más de un 30% desde mediados de junio. Mientras el índice Composite de Shanghái ha cerrado con una subida del 5,76%, casi igual a su bajada del miércoles y su mayor recuperación desde 2009, el parqué de Shenzhen terminó su sesión con un alza del 3,8%. Por su parte, Hong Kong ganó un 3,7% justo un día después de haber sufrido su mayor caída desde el estallido de la crisis en 2008.
Tras el pánico vendedor desatado durante los últimos días, las autoridades chinas parecen haber atajado, al menos de forma temporal, el desplome de la Bolsa, encaramada a una peligrosa montaña rusa que amenaza a la economía mundial junto a la crisis en Europa por Grecia. Después de que sus valores se doblaran en un año, la burbuja bursátil china ha estallado y provocado unas pérdidas de capitalización de 2,7 billones de euros, el equivalente al Producto Interior Bruto (PIB) de potencias tan avanzadas como el Reino Unido o Francia. Como el 85% de los accionistas son pequeños inversores, que en ocasiones juegan a la Bolsa como si estuvieran en un casino, se calcula que unos 90 millones de personas han perdido buena parte de sus ahorros.
Intentando evitar que este colapso se contagie al sector financiero y al resto de la economía, el Gobierno chino ha impuesto una serie de restricciones para impedir que se vendan más títulos en el parqué. Durante los próximos seis meses, nadie que tenga más del 5% de una empresa podrá deshacerse de sus acciones, lo que ha paralizado el mercado. A esta prohibición se suma la suspensión de casi la mitad de las 2.800 compañías que cotizan en las bolsas de Shanghái y Shenzhen, que han interrumpido sus operaciones de forma excepcional para no verse arrastradas en este derrumbe.
Recurriendo a los fondos del Banco Central, el régimen de Pekín ha prometido “amplia liquidez” a los fondos de inversión y “brokers” y ha flexibilizado los préstamos para que el dinero siga fluyendo. Además de ordenar a sus empresas estatales adquirir acciones en el parqué, y no desprenderse de ninguna, las autoridades investigarán “mezquinas ventas a corto plazo” para garantizar la estabilidad del mercado, según informa la agencia estatal Xinhua.
La cuestión ahora es saber si estas medidas seguirán siendo efectivas durante los próximos días, ya que el primer paquete de contención – aprobado el fin de semana – funcionó el lunes, pero no el martes ni el miércoles. A tenor de un análisis del banco de inversión Nomura, el impacto de este desplome bursátil “será pequeño” y “el riesgo de una crisis financiera es limitado” porque “los hogares chinos tienen un mayor índice de ahorro que los de otras economías, lo que reduce el teórico efecto de la riqueza en el consumo”. Aunque la consultora reconoce que “muchos hogares se han visto perjudicados por este derrumbe”, recuerda que otros muchos “han vendido y obtenido beneficios” y, lo más importante, que “el índice de la Bolsa de Shanghái es todavía un 70 por ciento mayor que a mediados de 2014”. Pero, precisamente, esa diferencia es la que hace temer a otros expertos que la burbuja no haya estallado completamente y que la Bolsa siga bajando todavía más.
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