El futuro de De Guindos se decidirá en la cumbre de junio
Los ministros de la zona euro no decidirán nada sin el acuerdo de los líderes
Jeroen Dijsselbloem, el ministro holandés de Finanzas y actual presidente del Eurogrupo publicó este miércoles en su cuenta de Twitter una fotografía en la que aparecía «con mi colega Michel Sapin» a bordo del barco con el que algunos miembros del Gobierno francés se desplazan desde la zona de Bercy, donde hay varios ministerios, hasta el puente del Alma, donde les esperan los coches oficiales, para evitar los engorrosos atascos cuando tienen que ir al Parlamento o al Eliseo. Ambos acababan de salir de una rueda de prensa como colofón de una reunión de trabajo -un almuerzo- «sobre el porvenir de la unión económica y monetaria» en la que se habló, del futuro del cargo de presidente del Eurogrupo.
La posición de Francia en los equilibrios institucionales es de la mayor importancia para las aspiraciones del holandés de ser reelegido y esa fotografía en plena actitud de cercanía -que el propio Sapin también mostró a sus seguidores- casi de familiaridad, estaba lanzando el mensaje que más le conviene al holandés.
Sin embargo, el alemán Wolfgang Schaeuble, que respondía a la prensa española en Berlín el pasado martes, recordó amablemente que a pesar de que no tiene nada en contra del holandés («Soy amigo de Luis de Guindos como soy amigo de Jeroen Dijsselbloem, y de los otros ministros de Finanzas») que la canciller Angela Merkel había garantizado su apoyo hace un año a la candidatura del español y que la cuestión se decidirá en la mesa del Consejo Europeo y no en la de los ministros de Finanzas, porque el puesto forma parte de «un paquete» , es decir del preparto de las instituciones acordado a comienzos de la legislatura.
Todo esto significa que la decisión sobre la presidencia del Eurogrupo no se tomará, cuando estaba previsto, en la reunión ordinaria de ministros del 18 de junio, sino en el Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno del jueves 25. No será probablemente una reunión extraordinaria de la cumbre del euro, pero los líderes de la zona euro se las arreglarán para consultar sus respectivas posiciones.
En realidad, el principal obstáculo del ministro español de Economía, Luis de Guindos, a quien hace un año se daba por seguro en el puesto, es la voluntad inequívoca de Dijsselbloem de presentarse a la reelección para un nuevo mandato de dos años y medio. «El que haya varios candidatos es algo normal en un proceso democrático» decía Schaeuble al tiempo que recordaba que «en el momento en el que se estaban decidiendo los puestos europeos, la canciller dio su apoyo a una candidatura de Luis de Guindos para el año siguiente. En estos temas siempre hay paquetes. Es algo que al final se tratará a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. Y espero que sin herir a nadie».
El holandés ha trabajado incansablemente para garantizarse los apoyos que De Guindos daba por seguros y ahora amenaza seriamente sus aspiraciones. De hecho, da la impresión de que las tornas se han cambiado y que la mayoría de las capitales apuesta porque no haya cambios todavía a la cabeza de la reunión de ministros de Economía de la zona euro, ni de presidente ni de características del puesto. Tal vez porque la incertidumbre de la situación en Grecia no aconseja ningún movimiento brusco en la sala de mandos de la moneda única, a muchos países no les atrae la idea de cambiar ahora al encargado del timón. Por lo que pueda pasar.
Superando críticas
En estos dos años, Dijsselbloem ha sabido superar las críticas de las que fue objeto por su mala gestión del rescate chipriota. Sin embargo, aunque Wolfgang Shaeuble le apoyó entonces, el temido ministro alemán dice ahora que su colega holandés «ya sabe cual es mi opinión» sobre su relevo.
«Se escucharon apoyos el año pasado, pero hace tiempo que no se ha oído a nadie defender a De Guindos» revelaba un alto funcionario europeo que tiene acceso a las reuniones de los ministros del Eurogrupo.
Demasiado cercano a Merkel
Algunos países, sobre todo los pequeños, prefieren un presidente de la zona euro que no represente a una de las grandes economías y aunque De Guindos ha recibido incesantes elogios por su éxito en la gestión de la economía española, muchos los consideran como demasiado cercano a Alemania. En este escenario ¿le bastaría a De Guindos con el apoyo de Berlin? Si se confirman las simpatías de los otros dos países grandes de la moneda única, parece claro que no.
En efecto, si la discusión se retrotrae a los equilibrios institucionales de la legislatura europea, se constata que tanto en París como en Roma gobiernan socialistas, que tienen un interés específico en mantener a un correligionario como Dijsselbloen en un cargo tan importante como el Eurogrupo.
Además, esta legislatura se ha invertido el orden en el reparto de la presidencia del Parlamento Europeo (otro de los puestos del «paquete» de nombramientos) y de la impresión de que si los socialistas perdiesen el Eurogrupo y el Parlamento un año después, se quedarían infrarepresentados. Sin embargo, para un país como Holanda, tener al mismo tiempo el Eurogrupo y la vicepresidencia ejecutiva de la Comisión (con Frans Timmermans).
A Alemania no le importa tanto que haya unas elecciones en España en un horizonte cercano («en Europa hay elecciones continuamente» dijo Schaeuble) pero aunque estaría de acuerdo en convertir el puesto en permanente, como desea también el BCE, el escenario es poco favorable en estos momentos a revisar los aspectos institucionales del cargo. Con suerte serán capaces de elegir a un presidente para dos años y medio.
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