CASO RATO
«Rodrigo está solo y hundido física y mentalmente»
«Se encuentra muy cabreado», dicen desde su entorno por el circo mediático del jueves

« Rodrigo Rato -dicen sus amigos- está hundido física y mentalmente». Aguanta el tipo por los suyos, sobre todo por sus tres hijos, a los que adora. Cree injusto que el Gobierno le haya impuesto la pena de telediario de humillarle públicamente cuando fue detenido por unas horas, un castigo que -él recuerda- no ha aplicado ni a los Pujol ni a otros personajes públicos acusados de delitos más graves de los que pesan sobre él. Y se siente solo.
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Aunque su teléfono no deja de sonar desde que regresó a su casa el jueves por la noche, lo que recibe son llamadas de familiares , amigos y colaboradores suyos de otra época que dejaron atrás la política como él. Ni una de ellas es la que quisiera escuchar, de alguno de su ex compañeros de Gobierno, o al menos uno solo de los dirigentes del partido al que él se siente aún unido.
«Por qué el PP le trata así»
Rato está también, dicen, «se encuentra muy cabreado» por la manera en que se produjo su detención acompañada de registro domiciliario, con las cámaras de televisión avisadas de antemano. «No entiende -comenta uno de sus amigos- por qué el PP le trata así». A pesar de que el partido le obligara a pedir su baja voluntaria cuando estalló el escándalo de las tarjetas black, él se sigue considerando parte de la formación en la que ha militado desde su mayoría de edad y en la que ha trabajado desde que abandonó la Universidad.
Por eso aún en los momentos más duros que ha vivido en los últimos días no ha dejado de comentar a sus allegados que no comprende que lo suyos le ataquen tan despiadadamente en un momento electoral delicado. Él ve las cosas como el político que siempre ha sido incluso cuando se metió en el mundo de las altas finanzas. No tiene asumido que la gente de la siguiente generación del PP le considere ajeno a ellos y, por tanto, considere que lo suyo es «un asunto privado» como dijo ayer Soraya Sánez de Santamaría, reflexiona otro de sus allegados.
Ningún dirigente del partido ni ningún ministro se ha puesto en contacto con él en las últimas horas a pesar de que en privado (pero solo en muy privado) son muchos quienes tachan de «terrible», «desproporcionado» e «injusto» el tratamiento dado al ex vicepresidente del Gobierno con el episodio televisado de su detención. Las críticas se producen en voz baja, pero se producen.
«Es terrible»
Los mas veteranos, quienes compartieron con él la mesa del Consejo de Ministros de Aznar, son los que más se duelen, en una mezcla de rechazo en las formas del tratamiento público de su detención y de pasmo por las irregularidades en la conducta de su ex colega que están leyendo estos días en los periódicos. El más tocado de ellos es el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, que fue su primer secretario de Estado y luego colega de gabinete. «Es terrible», se le escuchó decir el otro día en el pasillo del Congreso. A Luis de Guindos, el último secretario de Estado de Economía que tuvo Rato, el desenlace provisional de este escándalo le ha pillado fuera de Madrid, concretamente en Ceuta, donde ha fallecido su hermana hace pocos días.
Los ministros más informados se llevan las manos a la cabeza al recordar que la filtración de las irregularidades detectadas en las finanzas de Rato ha salido de las filas del Ejecutivo en medio de una difícil campaña electoral, algo en lo que coinciden con el propio Rato que, por lo que cuentan, tiene la misma sospecha. Los menos ilustrados se muestran incapaces de comprender como es posible que el Gobierno le coloque en el papel de cabeza de turco para demostrar a los españoles la forma tan tajante que tiene de combatir la corrupción.
«Al margen de lo que opines de él, Rato es el PP », sentencia un diputado de primera fila. Un sentimiento mezcla de rabia y perplejidad que, distanciados como están, comparten quien fuera todopoderoso vicepresidente económico de un Gobierno popular y sus sucesores al mando del partido.