El FMI también apoya al Banco de Inversión de Asia dirigido por China
Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia se unirán a dicha institución pese a las reticencias de EE.UU., que ve amenazada su hegemonía global en las finanzas
El Fondo Monetario Internacional (FMI) también apoya al Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras puesto en marcha por China. Así lo anunció este domingo la directora-gerente del FMI, la francesa Christine Lagarde, aprovechando su presencia en un foro de desarrollo económico celebrado en Pekín. «China está allanando el camino para implicarse más en el mundo a través de la inversión, el comercio y una mayor participación en el diálogo multilateral», alabó Lagarde, quien se mostró «encantada» de colaborar con la nueva institución financiera porque hay un espacio «enorme» para la cooperación.
Sus palabras suponen el último respaldo a este órgano internacional promovido por China, que Estados Unidos contempla con preocupación porque minará su hegemonía en el Banco Mundial y en el Banco Asiático de Desarrollo, donde Japón también juega un papel predominante. A pesar de las reticencias de Washington, que ha alertado de la habitual falta de transparencia china y de su escaso respeto por los derechos laborales y el medioambiente, sus aliados europeos más importantes ya se han unido al nuevo banco como miembros fundadores. Tras el primer paso dado por el Reino Unido , una potencia financiera que no quería quedarse fuera de este foro, le han seguido Alemania, Francia e Italia . A continuación se subieron al carro Suiza y Luxemburgo, otros dos países fuertemente dependientes de sus sectores bancarios. Otros aliados de la Casa Blanca en Asia y el Pacífico, como Japón, Corea del Sur y Australia , también se están planteando sumarse a dicho banco antes del 31 de marzo, fecha en la que expira el plazo para constituir sus miembros fundadores.
Además de las naciones europeas antes citadas, más de una veintena de países, como la India, Tailandia y Nueva Zelanda, tienen intención de adherirse a dicho foro, que será finalmente establecido a finales de este año. Aunque EE.UU. lo considera un rival del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo, China insiste en que será un organismo complementario. «En lugar de debilitar a las instituciones ya existentes, las reforzará para apoyar con más vigor el crecimiento de la economía global», aseguró el ministro chino de Finanzas, Lou Jiwei, según informa la agencia estatal de noticias Xinhua. Por su parte, el portavoz de Exteriores, Hong Lei, prometió que el nuevo banco será «abierto, integrador, transparente y responsable».
Sin ocultar su malestar, el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew , ya ha lanzado una velada advertencia a sus aliados europeos. «Antes de comprometerse definitivamente, espero que cualquiera que preste su nombre a esta organización se asegure de que su gestión es apropiada», avisó ante los representantes del Congreso. Sus suspicacias no han sentado nada bien en China. Reflejando la opinión del autoritario régimen de Pekín, la agencia Xinhua difundió un comentario congratulándose de que «la unión de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, miembros del G-7 fundacionales del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras y expertos aliados, ha abierto una brecha decisiva en el frente en su contra forjado por EE.UU., cuyas uvas amargas sobre esta institución le hacen parecer aislado e hipócrita».
Aprovechando sus masivas reservas de divisas, China aportará la mayor parte del capital inicial de dicho organismo, que será de 50.000 millones de dólares (46.220 millones de euros) y se destinará a financiar la construcción de infraestructuras para los transportes, la energía y las telecomunicaciones.
En el fondo, lo que está detrás de esta iniciativa es el auge de China como superpotencia que rivaliza con EE.UU. y su tradicional hegemonía sobre las finanzas globales, dominadas por el Banco Mundial y el FMI. Aunque dicha institución aprobó en 2010 unas nuevas cuotas de voto para dar a los países emergentes el peso que se merecen, la reforma aún no ha entrado en vigor porque no ha sido ratificada por el Congreso de EE.UU., donde permanece paralizada. Un retraso que ha llevado a China a liderar esta iniciativa en Asia y, el año pasado, a aliarse con las otras potencias de los BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) para fundar su propio Nuevo Banco de Desarrollo. Tal y como reconoció el secretario del Tesoro Lew ante los congresistas norteamericanos, «no es accidental que las economías emergentes busquen otros lugares porque están frustradas después de que, francamente, EE.UU. haya atascado un muy suave y razonable conjunto de reformas en el FMI».