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La España económica en 2015

«El PIB crecerá más del 2% en 2015 y seguirá reduciéndose el paro pero existen riesgos, no hemos controlado ni el déficit ni la deuda y no tenemos un modelo sostenible de crecimiento»

La España económica en 2015 óscar del pozo

carmelo tajadura

Como punto de partida conviene recordar que una parte considerable de los factores que impulsan la mejoría económica es ajena a nuestra gestión. Así, la actuación del BCE ha sido clave para provocar el derrumbamiento de la prima de riesgo desde los más de 600 puntos de 2012, para apoyar a nuestro sistema financiero en su peor momento y para propiciar el debilitamiento actual del euro. Otro ejemplo es la caída de los precios del petróleo , que abarata significativamente nuestra dependencia energética e impulsa el crecimiento. El corolario es que dependemos mucho de factores externos y, de la misma manera que nos están favoreciendo, tenemos el peligro de que cambien de forma inesperada. Hay además factores políticos de riesgo (Cataluña y Podemos).

España parece no aprender de sus propios errores pasados y repite los mismos comportamientos. El superávit exterior ha desaparecido en 2014 y lo que sostiene ahora el crecimiento de nuestro PIB es la demanda interna, sobre todo el consumo. Más allá del efecto benéfico a corto del petróleo, un crecimiento sostenible a medio y largo plazo requiere superávit permanente para reducir la deuda externa pública y privada, que -en términos de posición internacional neta (descontando activos sobre el exterior)- se sitúa en torno al 100% del PIB, la peor del mundo desarrollado. Es decir que si vendiéramos todos nuestros activos exteriores, privados y públicos, para repagar deuda externa todavía deberíamos un PIB entero.

Me permito un inciso para señalar que este auge de la demanda interna quita peligrosidad, de momento, al riesgo de deflación. Porque, aunque algunos precios estén cayendo -solo una parte- la realidad es que no se está aplazando el gasto ni la inversión (como lo demuestra el inquietante dato del INE sobre que el ahorro de las familias está cayendo). Así que estamos lejos de una situación deflacionaria de contracción de la demanda.

Por otra parte, el cambio de tendencia del paro ha sido evidente pero nos queda quizás una década para llegar a la tasa de empleo anterior a la crisis. No debemos olvidar que, por un lado, hay un importante descenso de población activa (salida al exterior y desánimo); y, por otro, se está sustituyendo empleo indefinido por empleo a tiempo parcial y temporal, con lo que hay más personas trabajando pero su incidencia global es relativamente limitada, sobre todo en los ingresos públicos que sostienen la evolución de las cuentas del Estado.

Precisamente, el tema del déficit público es, en mi opinión, una de nuestras principales insuficiencias. Lo estamos reduciendo demasiado despacio y en el cierto «trade-off» que existe entre ajuste y crecimiento hemos optado descaradamente por lo segundo. Pero, claro, cuando hasta Grecia ha conseguido ya tener superávit fiscal primario (sin contar los intereses de la deuda) en sus cuentas públicas, en España aún no lo hemos logrado. Además, 2015 es un año electoral y resulta dudoso que se vayan a hacer los esfuerzos de contención de gasto necesarios. Así, aunque el componente cíclico del déficit está mejorando claramente por el aumento del PIB, no ocurre igual con su componente estructural y el objetivo global del 4,2% de 2015 corre riesgo de incumplimiento. Y no debemos olvidar que su reducción es por nuestra propia necesidad, independientemente de lo que nos permita Bruselas.

Por último, la reducción de deuda debería ser un objetivo prioritario. Pero, así como la deuda privada lleva ya algún tiempo ajustándose a la baja, no ocurre lo mismo con la deuda pública. Para ello, el primer paso debería ser alcanzar por fin el superávit fiscal primario pero no parece que ello vaya a ocurrir tampoco en 2015.

En definitiva, la economía española está mejor, más por factores externos que por nuestra propia actuación. Pero queda mucho por hacer, especialmente para impulsar un modelo de crecimiento sostenible. Con frecuencia, los imperativos del corto plazo nos hacen tomar decisiones equivocadas (por ejemplo, al haber laminado el I+D+i) así que habrá que confiar en que el contexto internacional nos siga evitando urgencias, nos otorgue tiempo y no golpee en nuestras enormes debilidades.

La España económica en 2015

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