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Luis de Guindos: «El próximo año la recuperación llegará a las rentas y al empleo»
El ministro señala que el sector inmobiliario ha dejado de ser una rémora para la economía española
Mariano Rajoy pidió hace ahora tres años a Luis de Guindos que se sumase a su Ejecutivo para tratar de dar la vuelta a una economía, la española, al borde del precipicio. Desde su despacho en el madrileño Paseo de la Castellana el ministro de Economía va informando a La Moncloa de que todos los datos y los indicadores, según él, garantizan que la recuperación del país se ha consolidado. El presidente del Gobierno ha esgrimido esta semana con una convicción inusual esas cifras del PIB, de creación de empleo, de déficit público y de evolución de las exportaciones, entre otras, para dar oficialmente por terminada la crisis en España.
—¿Comparte esa tesis de que la crisis es ya historia del pasado?
—Ya llevamos seis trimestres de crecimiento positivo y espero que el último de este año sea muy parecido al de los dos últimos trimestres. Es decir, alcanzamos una velocidad de crucero de crecimiento económico, en el entorno del 2%. Y también han mejorado las cifras de empleo: se van a crear 800.000 puestos de trabajo entre este año y el próximo. Esto es una mejora notable. Hay cinco variables que permiten augurar que la recuperación se consolide y acelere. Primero la competitividad. La combinación de moderación salarial y productividad es mejor que la de nuestros socios comerciales y va a continuar siéndolo. El segundo factor es el crédito: empieza a haber financiación abundante y a costes reducidos, consecuencia del saneamiento bancario. En tercer lugar, la caída del precio del petróleo y de la energía supondrá un incremento de la renta disponible de las empresas y las familias españolas de algo más de 10.000 millones de euros. Además, el tipo de cambio del euro, que se ha estabilizado por debajo de 1,25 dólares, es muy positivo para las exportaciones españolas. Y, por último, el sector inmobiliario y de la construcción ha dejado de ser una rémora y empieza a impulsar el crecimiento. La combinación de estos cinco elementos hacen que la hipótesis de crecimiento del 2% del Gobierno para 2015 sea conservadora.
—¿Pero cuándo lo van a notar los ciudadanos? Se está acusando al presidente de no ser sensible a la situación de los millones de parados y familias que lo están pasando mal.
—Hay muchos ciudadanos que ya lo están sintiendo. El primer año de la legislatura, 2012, fue el de evitar el colapso y el rescate, el segundo el de empezar a crecer, este tercer ejercicio es el de la consolidación y 2015 tiene que ser el año en el que ese crecimiento sea perceptible tanto desde el punto de vista de generación de renta como de generación de empleo y perspectivas de futuro.
—¿Es el momento de subir salarios?
—La moderación salarial ha sido muy importante en España, porque es un país con una tasa de paro que llegó casi al 27%. El Gobierno no fija los salarios, se fijan en la negociación colectiva, entre las empresas y los trabajadores. La inflación es del -0,4%, y va a estar varios meses en tasas negativas. Eso es un factor que ya de por sí incrementa la renta disponible incluso si se mantienen los salarios en términos nominales. Y, además, el próximo 1 de enero entra en vigor una reforma fiscal que incrementa la renta disponible como consecuencia de la bajada de las retenciones. Son factores que hay que tener en cuenta. A partir de ahí las partes son libres de acordar lo que consideren, pero evidentemente dentro de ese marco. El próximo año seguramente la inflación, de media, será cero. Y este también será cercana al cero.
—¿Y ese no es un panorama de deflación?
—No, porque la deflación tiene un rasgo fundamental que es el retraso en las decisiones de consumo e inversión. Y en España está pasando lo contrario: hay un incremento del consumo y de la inversión. Lo que hay es un proceso de caída de precios con efectos positivos desde el punto de vista de competitividad y de renta disponible, que ayuda a la recuperación de la economía española.
—Sobre la caída del precio del petróleo, Competencia denuncia que parte de ese descenso se lo están quedando las petroleras en sus cuentas...
—Eso es una realidad. Se trasladan mucho más rápido al precio de los carburantes las subidas del precio del petróleo que las bajadas. Eso no es tolerable. Tiene que ser un movimiento simétrico. El Gobierno está estudiando todo tipo de medidas.
—¿Qué medidas?
—Ya hemos tomado medidas para abrir el mercado, pero los cuatro grandes operadores tienen cerca de dos tercios del mercado. Se han abierto 300 nuevas gasolineras independientes pero sigue habiendo 10.000 que están concentradas. El Gobierno no desecha ninguna medida para que efectivamente se traslade lo antes posible la cotización del petróleo a los precios de los combustibles en España.
—¿Dónde están los riesgos para la recuperación? ¿En el frenazo europeo o en la incertidumbre política?
—Hay riesgos geopolíticos como Ucrania y la incertidumbre en torno a Grecia que ha creado volatilidad en los mercados. Espero que Antonis Samaras tenga el apoyo suficiente para sacar adelante a su candidato a la presidencia de la República helena porque de lo contrario se abrirá un proceso electoral y ahí existe un elemento de incertidumbre, que es la irrupción de la extrema izquierda. Pero también es un riesgo la evolución de la economía europea, que está en desaceleración. Y además tenemos los riesgos políticos.
—¿Son ahora Francia e Italia el problema económico de la Eurozona?
—No quisiera poner el acento en dos países, lo que hay es un problema en el entorno político. Estamos viendo el surgimiento de partidos populistas y extremistas y que siendo de extrema izquierda o de extrema derecha coinciden mucho, tienen muchos elementos en común. Ese es ahora mismo el principal elemento de paralización en Europa y de incertidumbre para los inversores internacionales.
–Y en España ¿cree que Podemos se convertirá en segunda o tercera fuerza política, como muestran los sondeos? ¿Qué consecuencias tiene para la economía española este avance?
—Podemos es el reflejo de la desazón de muchos años de crisis. Estamos ante la crisis más profunda y larga de la historia moderna de España, que además se ha visto acompañada en su origen de una burbuja inmobiliaria y de crédito, comportamientos irresponsables y pérdida de valores y eso la sociedad lo está percibiendo en este momento, aunque muchos de los casos de corrupción que estamos viendo ahora se produjeron en el pasado. Y eso tiene mucho que ver con el fenómeno Podemos, que es populista, que enraíza con muchos movimientos no solo de extrema izquierda sino también de extrema derecha, porque son antisistema. Las encuestas reflejan circunstancias muy específicas y concretas de indignación, pero después el voto del español es más reflexivo. El votante español es inteligente y sabrá cómo valorar cada una de las alternativas.
—¿Son viables las propuestas económicas de Podemos?
—Las alternativas económicas de Podemos son inaplicables en el seno de la Unión Monetaria. Y nadie en su sano juicio está pensando que España va a salir del euro.
–¿Sería partidario de una coalición entre PP y PSOE en la próxima legislatura si es necesario para evitar que gobierne un partido antisistema?
—Es algo que no entra dentro de la tradición española y creo que el sistema de alternativa entre los dos grandes partidos nos ha ido bien. El PSOE tiene el problema de que se encuentra entre la espada y la pared: por un lado su rival tradicional es el PP, pero por el otro le ha surgido Podemos. Tendrá que hacer una elección: si opta por el populismo le va a salir mal, porque para populismo, el original. Espero que el PSOE se vaya centrando y teniendo planteamientos más coherentes y de partido que es alternativa de Gobierno que los que tiene actualmente.
—De momento, Pedro Sánchez ha planteado derogar el artículo 135 de la Constitución. ¿Qué efectos tendría?
—El artículo 135 forma parte de los compromisos con la Unión Monetaria y estoy convencido de que el señor Sánchez no quiere sacar a España del euro.
—La corrupción es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. ¿Hasta qué punto nos hace daño?
—España no es en absoluto un país corrupto estructuralmente. Aquí el 99% de los funcionarios y cargos públicos son honestos. Las generalizaciones son injustas. Casos de corrupción se producen en todos los sitios, lo importante es que el sistema los depure y establezca las cautelas para que la naturaleza humana, que a veces tiende a la corrupción, no prospere en ese sentido. No preocupa a los inversores.
—¿Pero qué ha fallado para llegar a los niveles de corrupción vistos?
—Ha estado ligado a la burbuja inmobiliaria, a la burbuja de crédito y tuvo mucho que ver con el ámbito de las cajas de ahorros, de falta de gobierno corporativo, pérdida de valores... Ese tipo de entornos genera comportamientos en los cuales el dinero fácil fluye por todos los sitios, se minusvaloran los riesgos y se pierden los valores.
—¿Se han levantado ya todas las alfombras o puede haber más sorpresas en las entidades rescatadas?
—No sé si queda mucho o poco, pero el FROB tiene instrucción de sacar a la luz todo lo que haya. Hemos enviado más de 40 casos al fiscal y vamos a seguir enviando.
—¿Hay más tarjetas en «B» como las de Caja Madrid y Bankia?
—No. Hemos investigado todas las cajas, pero no hemos encontrado nada. Y se está haciendo una auditoría «forense» de todo tipo de remuneraciones en todas las cajas de ahorros.
—¿Va a cesar al secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, por el caso del «pequeño Nicolás»?
—Me remito a los comunicados hechos por la secretaría de Estado de Comercio y cuyas explicaciones son más que suficientes.
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