España, antes el «enfermo de Europa» y ahora la «nueva Alemania»

Nuestro país se ha ganado el reconocimiento de organismos y líderes internacionales en los últimos años

España, antes el «enfermo de Europa» y ahora la «nueva Alemania» reuters

yolanda gómez

El cambio que ha registrado la economía española en los tres años de legislatura se reconoce más fuera que dentro de nuestras fronteras. Mientras las grandes cifras de la economía real tardan en ser perceptibles por los ciudadanos, que han sufrido en los últimos años de dura crisis subidas de impuestos, rebajas de sueldos, pérdidas de empleo, recortes de prestaciones y servicios, ... los grandes organismos internacionales, economistas de uno y otro lado del Atlántico e incluso la prensa anglosajona, antaño tan crítica con España, aplauden ahora las recetas puestas en marcha que empiezan a dar sus frutos. Y lo que es más importante, los inversores han vuelto a confiar en nuestro país.

La causa: España ha conseguido algo por lo que nadie apostaba: ha hecho una devaluación con reformas y ajustes salariales para conseguir lo que hasta ahora se había logrado con devaluaciones de moneda: hacer un país más competitivo. «España ha sabido combinar la recuperación presupuestaria y las reformas estructurales. Mientras que nosotros, los franceses, seguimos esperando, como las vacas que ven pasar el tren, una y otra cosa», leíamos esta semana en el diario francés «Le Figaro».

Lejos quedan aquellos primeros meses en los que, confiesa un alto cargo del Ministerio de Hacienda a ABC, «los funcionarios de Eurostat miraban con lupa los datos que les dábamos sobre nuestras cuentas y no se creían nada». La desconfianza en España después de que en 2011 el déficit superara en 30.000 millones lo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero había prometido, era total. Tampoco ayudó mucho que esos primeros meses, con las elecciones andaluzas a la vuelta de la esquina, el nuevo Gobierno de Rajoy retrasara la aprobación de los presupuestos.

Apoyos internacionales

En la primavera de 2012, Rajoy acude a uno de sus primeros foros internacionales, la cumbre de la OTAN. Allí buscó la complicidad de Merkel. Todavía tenemos en la retina aquel viaje en barca del presidente español y la canciller alemana. Ya se había intervenido Bankia y el Gobierno estaba a punto de pedir la ayuda europea para la banca. «Mientras tengas a Fernández Ordóñez al frente del Banco de España nadie se va a creer nada de los bancos españoles», le advirtió entonces la canciller.

Apenas un mes más tarde, en la Cumbre del G-20, en Los Cabos (México) «nos recibieron a cara de perro», comenta a ABC una de las personas que acompañaron a Rajoy en ese viaje. «Ya habíamos pedido la ayuda a la banca, pero aquí nos decían que teníamos que pedir el rescate, no ya a Europa, sino al FMI».

En la memoria queda también la noche del 29 de junio de ese mismo año en la que Rajoy y el entonces presidente italiano, Mario Monti, pelearon hasta la madrugada en una cumbre europea para que Alemania aceptara la recapitalización directa de la banca. Había que salvar al euro. Merkel iba a ver jugar a la selección alemana. Jugaba contra Italia. Pero Rajoy no se levantaba de la mesa. Al final, ganaron las posiciones de España e Italia.

Hoy, los viajes de Rajoy al exterior son casi un bálsamo, como la última reunión del G-20 en Australia, donde se pidió al presidente español que abriera la sesión explicando como había conseguido la transformación. Queda mucho por hacer, pero «el enfermo de Europa» del que hablaba «The Economist» ya en el año 2009, se ha convertido hoy en «la nueva Alemania», según asegura el Deutsche Bank o Morgan Stanley.

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