Juncker, maestro en multiplicaciones

El plan aprobado esta semana por la UE para movilizar inversiones de 315.000 millones de euros en tres años está sembrado de dudas

Juncker, maestro en multiplicaciones efe

maribel núñez

Todos los economistas coinciden en que el principal problema al que se enfrenta la economía europea, una vez superada la crisis financiera y de deuda soberana que casi se lleva por delante el euro, es el escuálido crecimiento económico que registra. Los últimos resultados del tercer trimestre del año dan buena prueba de ello ya que la Eurozona creció un 0,2% mientras que el conjunto de los 28 países de la Unión Europea avanzó un 0,3%.

Con este panorama el recién estrenado presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se puso manos a la obra nada más sentarse en su despacho del edifico Berlaymont, en Bruselas, y se dedicó a buscar soluciones para fortalecer el escuálido crecimiento y crear empleo.

El problema está en que el plan elegido tiene más de voluntad y de carta a los Reyes Magos que de dinero nuevo que se vaya a invertir para dinamizar la economía, aunque no se haya explicado así. Es la «lengua de madera» de la que hablan los euroescépticos cuando se refieren a los burócratas de Bruselas, en el sentido de que hablan y hablan y en el fondo lo que dicen, si uno escucha o lee atentamente, no se corresponde con los «titulares» y «eslóganes» de que hacen gala.

En concreto el plan consiste en que de las arcas comunitarias saldrán 21.000 millones de euros de dinero procedente de remanentes del presupuesto de la Unión Europea no utilizado durante los últimos años, de otras partidas y del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que, en los próximos tres años, se convertirán en 315.000 millones de euros en inversiones provenientes del sector privado.

Continúa la austeridad

Lo más fácil, y la garantía de que las inversiones efectivamente se realizarán, habría sido que el dinero proviniera de los presupuestos generales de los países pero esta vía no es factible porque Europa sigue inmersa en un periodo de consolidación de las cuentas públicas, la famosa austeridad, palabra tan popular que hasta hablan de ella los nuevos partidos políticos que han nacido a la luz de la crisis económica en los últimos meses y años.

La mayoría de los expertos coinciden también en que la intención del plan que ha diseñado Jean-Claude Juncker es buena, en la medida en que intenta luchar contra el bajo crecimiento económico y el riesgo de la deflación en Europa, aunque el método elegido no les convence. Sobre todo critican que las futuras inversiones que se capten se harán a través del Fondo Europeo para la Inversión Estratégica, de nueva creación, que saldrá a captar dinero en el mercado, con la garantía de los 21.000 millones de euros mencionados, por importe de hasta 315.000 millones de euros en los próximos tres años, según la Comisión Europea. Sin duda toda una hipótesis de trabajo.

Enric Heyer, director de análisis del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, aseguró el mismo día en que se conoció que «este plan significa en el mejor de los casos una aportación de 5.000 millones de euros de dinero público , cantidad enormemente pequeña y aunque se multiplique por tres o por diez seguirá siendo muy pequeña. En materia de plan de impulso económico el tamaño cuenta».

Grégory Claeys, investigador del instituto belga Bruegel, ha cifrado en 260.000 millones de euros anuales las necesidades de inversión en Europa. «Con 315.000 millones de euros para tres años no se conseguirá nada», añade.

A Ludovic Subran, economista jefe de Euler Hermes, lo que no le convence nada es el montante financiero del plan ya que «Jean-Claude Juncker es el Cid de la Unión Europea ya que partimos con 5.000 millones de euros y llegamos a 315.000 millones de euros», en referencia a los versos de la tragedia del dramaturgo galo Coneille que hacían un juego de palabras similar.

Desde Saxo Bank, Christopher Dembik, considera que «la Comisión Europea tiene la voluntad política y reconoce la necesidad de actuar pero no tiene estrategia a largo plazo».

Reacciones dispares

En materia de reacciones de los agentes sociales el panorama ha sido dispar. Desde el patronal europea, Business Europe, su director general, Markus Beyrer, aseguró que «el sistema de usar un pequeño montante de dinero para captar provisiones del sector privado puede ser una vía exitosa para garantizar la elección de proyectos que impulsen la productividad y el crecimiento».

Esta opinión positiva no fue compartida por la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Su secretaria general, Bernadette Ségol, empezó valorando cualquier intento de aumentar la inversión que pueda crear empleos, pero, sin embargo, aseguró no creer que el plan que ha diseñado el presidente de la Comisión Europea pueda lograr 315.000 millones de euros a partir de los 21.000 millones de euros que se emplearán como palanca.

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