tribuna

Todos somos Marca España

El director del departamento de dirección de marketing de ESIC Business & Marketing School, José María Cubillo, afirma que la Marca España comienza en la escuela, donde hay que «sembrar semillas de innovación»

Todos somos Marca España EFE

josé maría cubillo

España vuelve a generar confianza. Así lo evidenciaba el Índice de Confianza en la Marca España en su primer informe, presentado en el mes de abril y elaborado por MESIAS-Inteligencia de Marca España. Desde entonces hasta ahora, todos los indicadores objetivos de la economía han registrado resultados positivos que refuerzan y respaldan este resultado.

Si en 2012 España no generaba confianza ni en el exterior, ni entre los propios españoles, hoy, dos años después, esta situación ha cambiado. Estamos ante un claro cambio de tendencia.

Esta es la conclusión más evidente que se desprende al analizar los indicadores evolutivos y de proyección que componen el índice. Todos, sin excepción, registran una tendencia positiva, con una pendiente de crecimiento previsto que invita a un optimismo moderado, siempre que las condiciones del entorno no varíen.

La confianza es la base de todo. Es el pilar esencial de las relaciones personales, comerciales y económicas, y determina la expectativa que tiene la otra parte sobre nuestro desempeño.

La confianza se comienza a construir en la calidad de nuestras acciones y en el cumplimiento de nuestra palabra y nuestros compromisos internacionales, pero también a partir de la confianza que depositamos en nosotros mismos. No es extraño leer en la prensa internacional textos sobre nuestro país que hacen referencia a «heridas autoinfligidas». Si no creemos en nosotros mismos, nadie va a hacerlo por nosotros.

Hoy, España, como marca, enfrenta grandes retos y para superarlos con éxito es importante que confiemos en nuestras capacidades como pueblo y en nuestro potencial, tanto individual como colectivo, no solo para superar esta coyuntura, sino también para afrontar un futuro mejor.

Debemos empezar a reconstruir la confianza perdida, a recuperar el orgullo en nuestra propia identidad y, para ello, se debe empezar por recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones.

Una marca país fuerte y sólida se construye con buen gobierno, a través de la aplicación de políticas responsables, eficaces y eficientes, que contribuyan a generar confianza y transmitir credibilidad. Es decir, haciendo las cosas bien.

Es cierto que todo influye sobre la Marca España, pero también lo es que no todo influye con la misma intensidad. Ningún país está exento de la posibilidad de que se produzcan casos de corrupción, estafas financieras o comportamientos no éticos en directivos y empresarios. Ahora bien, la diferencia reside en el tratamiento que se dé a estos casos por parte de las autoridades.

Rapidez de respuesta, firmeza y ejemplaridad de la misma son elementos indiscutibles del compromiso del país y sus autoridades con el respeto al cumplimiento de la ley y constituyen, en sí mismos, mensajes al exterior, de seriedad y seguridad, que contribuyen a la generación de confianza, credibilidad, prestigio y reputación.

En cambio, las actitudes de laxitud, ambigüedad y dilación emiten mensajes nocivos que implican el refuerzo de atributos negativos en el ámbito de la calidad institucional, debilitan esta dimensión y, por ende, minan la fortaleza del conjunto de la marca país.

En estos últimos años hemos aprendido que la confianza que genere nuestro país en el exterior, y su reputación, pueden facilitarnos la vida o todo lo contrario. No es una opción, es una realidad que nos acompaña y que debemos gestionar. En nuestro caso, tener una marca país fuerte y sólida es una obligación si queremos seguir disfrutando en el futuro del mismo estilo de vida que hemos disfrutado en el pasado.

Para que podamos recorrer este camino, es imprescindible contar con el compromiso de todos y para ello es necesario que todo el mundo sea consciente de su verdadera naturaleza. En este sentido, todos aquellos que estamos directa o indirectamente vinculados con el concepto, y tengamos a nuestra disposición las herramientas necesarias, quizá deberíamos tomarnos el tiempo de explicar al conjunto de la ciudadanía, con sencillez y pedagogía, en qué consiste de verdad y cuáles son sus consecuencias: la Marca España no es un proyecto, no es un invento, implica y afecta a todos y, por ende, es responsabilidad de todos, y no deja de existir si miramos a otro lado.

¿Dónde empieza España como marca? La Marca España comienza en la escuela. Si queremos que nuestro país sea conocido en el mundo por ser innovador, por ser emprendedor, o cualquier otro atributo deseable, debemos empezar por diseñar políticas educativas eficaces y responsables que siembren entre nuestras futuras promesas las semillas de la innovación y el emprendimiento, entre otros.

España somos todos. La Marca España la hacemos todos, todos los días; se construye de abajo a arriba, desde los valores que son los pilares de la sociedad, pero también de arriba a abajo; emana de la sociedad civil y no es algo que dependa de colores políticos. La Marca España no es ideología.

Con nuestras acciones, nosotros hacemos la Marca España de hoy. La educación que demos a nuestros hijos, los hombres y mujeres del futuro, hará la Marca España de mañana.

¿Qué valores queremos para el futuro? No es tiempo de preocuparse, sino de ocuparse. Somos responsables de nuestro presente y, en mayor medida, de nuestro futuro.

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