Dos economistas de Alemania, prestigiosos y «rivales», responden a preguntas sobre Merkel
Por un lado, está el experto que pone en entredicho las líneas maestras del Gobierno alemán. Enfrente, precisamente, aquel que alimenta de tesis económicas a la canciller
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Por un lado, está el experto que pone en entredicho las líneas maestras del Gobierno alemán. Enfrente, precisamente, aquel que alimenta de tesis económicas a la canciller
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Gerhard Schick: «El daño que se causa con la austeridad en Europa salta a la vista»
El joven economista Gerhard Schick (1972) es la voz económica de Los Verdes alemanes, el segundo partido de la oposición. Según su CV, en Madrid estudió económicas y ciencias políticas, por lo que tiene una especial sensibilidad con España. Su último libro (Poder económico, no gracias. Por una economía al servicio de todos) pone en entredicho las líneas maestras económicas y europeas de Angela Merkel.
1. FMI y OCDE han vuelto a pedir a Alemania que incentive su demanda interna con aumentos salariales y más inversión en infraestructuras. ¿Por qué entonces mantener la austeridad del gasto público?
El Gobierno sigue aplicando una política unilateralmente guiada por la fe en el mercado, según la cual las bases para una recuperación económica consisten en mantener rumbo de austeridad a rajatabla. Esto no tiene nada que ver con la realidad económica de Europa, porque el daño que se causa con tal política económica salta a la vista: elevado índice de desempleo, escasa actividad inversora, deuda al alza. De ahí que también gobiernos conservadores como el polaco, o el presidente de la Comisión Europea, el conservador Jean-Claude Juncker, y el jefe del BCE, Mario Draghi, quieran cambiar la situación. Pero el Gobierno se encastilla en su posición dogmática, porque en Alemania políticamente está bien vista. Y eso a pesar de que las infraestructuras alemanas se van deteriorando progresivamente: hay puentes de autopista por los que ya no pueden circular camiones, hay edificios escolares inseguros, en todas partes faltan plazas de educación infantil. En Alemania las tasas de inversión tanto de las empresas como del Estado son muy bajas. Por tanto, invertir más redundaría en nuestro propio interés. En lugar de invertir en el futuro, el Gobierno celebra que quizá se alcance un presupuesto equilibrado. Ningún empresario actuaría así.
2. ¿Cree que la progresiva introducción del salario mínimo interprofesional servirá para incrementar la débil demanda interna alemana?
Sí. Según las estimaciones actuales la introducción del salario mínimo traerá un aumento de la masa salarial bruta en torno a un punto porcentual. Entre 4,7 y 6,8 millones de personas se beneficiarán directamente de él en Alemania; sobre todo aumentarán los salarios de los estratos de bajos ingresos, en los que la proporción de renta dedicada al consumo es mayor.
3. La balanza comercial alemana volvió a registrar un superávit récord en junio. El proteccionismo en ciertos sectores de Alemania ¿frena el aumento de las importaciones?
Seguramente en algunos sectores existen obstáculos al comercio, algo que por cierto ocurre en la mayoría de los países. Pero a mi juicio lo determinante es la competitividad, que también se logró por la renuncia durante años a aumentos salariales adecuados. Sin embargo, hay efectos específicos derivados de la crisis del euro que no deberían subestimarse. A la hora de refinanciarse, las empresas alemanas lo tienen más fácil que las españolas.
4. El conflicto de Ucrania, sumado a la débil recuperación de la Eurozona, ¿podría arrastrar a Alemania de nuevo a la recesión?
Ambos factores, el conflicto y la débil coyuntura en nuestros países vecinos, tienen una incidencia negativa en las expectativas de crecimiento de la economía alemana. La posibilidad de una recesión depende de si la política alemana adopta las medidas adecuadas para contrarrestarla.
5. Las últimas decisiones del BCE ¿son negativas para la economía alemana o, por el contrario, podría ayudarla?
Ni la rebaja de los tipos de interés de referencia al 0,05% ni la compra de títulos securizados permitirán superar la debilidad coyuntural en la Eurozona. En la mayor parte de las regiones y sectores europeos las inversiones se ven frenadas no tanto por los gastos de financiación sino por las bajas expectativas de demanda, lo que también ocurre en Alemania. La situación de las economías de la periferia por tanto no puede mejorarse de forma duradera recurriendo únicamente a la política monetaria: es preciso sanear la banca e incrementar las inversiones. En este contexto la política monetaria solo permite comprar tiempo, no sirve para resolver el problema. La política de bajos tipos de interés aumenta el peligro de asignaciones inapropiadas en la economía. Esta crítica es acertada. Pero la fallida política anticrisis seguida en Europa, de la cual en parte es responsable el Gobierno alemán, no deja mucho margen de elección al BCE. Por eso no deberían cargarse las tintas contra éste sino contra quienes aplican una política económica errónea, obligandola así a adoptar nuevas medidas.
6. ¿Por qué en Alemania hay una oposición tan grande a la emisión de eurobonos?
El Gobierno Federal rechaza los eurobonos argumentando que los títulos de deuda comunes significarían intereses más altos y una mayor responsabilidad para Alemania. Ambos argumentos son falsos: En primer lugar, los intereses de los bonos alemanes son anormalmente bajos a causa de la crisis; los inversores «huyen» de los países en crisis a Alemania. En segundo lugar, en la Unión Monetaria hace tiempo que la responsabilidad compartida es una realidad. A largo plazo los eurobonos serían la alternativa más rentable frente a los paraguas de rescate y la asunción conjunta de riesgos a través del BCE.
7. ¿Por qué persisten los miedos a la inflación incluso cuando hay riegos de deflación en bastantes países de la Eurozona?
En Alemania se suele recurrir al miedo a la inflación para buscar apoyos políticos a una política que sirve a los intereses de quienes poseen grandes fortunas. Y el debate de política económica está todavía demasiado focalizado en Alemania, siendo entre tanto la Eurozona el espacio económico relevante. Por eso muchos pasan por alto los riesgos de deflación en la Eurozona.
8. ¿Qué receta le daría a Merkel para mejorar a corto plazo las malas perspectivas sobre la economía?
Los márgenes fiscales existentes en Alemania deben aprovecharse para realizar inversiones en la infraestructura del país. Eso sí, no se trata de construir nuevas carreteras, sino de mantener la infraestructura disponible e impulsar la transformación hacia una economía sostenible. Hay que procurar de manera urgente que las inversiones financieras no sigan disfrutando de privilegios fiscales frente a las inversiones en la economía real. Necesitamos inversiones productivas por parte de las empresas. Habrá que solucionar la creciente concentración del patrimonio y del poder de mercado para que nuestra economía siga siendo dinámica. Por último, me parece importante acometer los problemas de la deuda aquí en nuestro país. Porque también en Alemania hay entidades territoriales sobreendeudadas que ya no están en condiciones de financiar lo económicamente necesario.
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Hans-Werner Sinn: «A lo largo de la historia europea rara vez deudores y acreedores han vivido en paz»
Hans-Werner Sinn (1948), representa a la perfección el «mainstream» económico de Alemania: miedo a la inflación, defensa a ultranza de la austeridad y la competitividad, y reformas estructurales articulan su discurso, que algunos tildan de nacionalista. El Gobierno de Angela Merkel asume gran parte de sus tesis económicas.
1. FMI y OCDE han vuelto a pedir a Alemania que incentive su demanda interna con aumentos salariales y más inversión en infraestructuras. ¿Por qué entonces mantener la austeridad del gasto público?
La inversiones tendrían que ser financiadas a través de recortes de gasto o de subidas de impuestos, ya que el Estado alemán tendrá prohibido por su propia Constitución financiarse a través de deuda a partir de 2016. Alemania podrá tener un déficit presupuestario máximo del 0,35%, y no del 3%, como establecen las reglas de la UE. Esa limitación se introdujo hace ya tiempo porque es de prever que el país entrará en una gran crisis demográfica en 15 años. Asumir más deudas sería irresponsable para las futuras generaciones. Y si el Gobierno incumple esa regla constitucional, cualquier ciudadano podrá demandar al Ejecutivo ante el Tribunal Constitucional.
2. ¿Cree que la progresiva introducción del salario mínimo interprofesional servirá para incrementar la débil demanda interna alemana?
No, todo lo contrario. El salario mínimo supondrá un aumento del desempleo y una reducción de la renta nacional a costa de la demanda interna. Y es que el salario mínimo destruirá puestos de trabajo en los que se producirá menos valor agregado por los costes salariales. Menos personas tendrán un empleo, se producirá menos, habrá menos salarios, y, en consecuencia, se reducirá la demanda interna. Las alzas salariales conducen a una mayor demanda interna si es generada por una mayor demanda de trabajadores por las empresas, y no cuando se imponen salarios mínimos políticamente. Esto último lleva a una recesión con inflación.
3. La balanza comercial alemana volvió a registrar un superávit récord en junio. El proteccionismo en ciertos sectores de Alemania ¿frena el aumento de las importaciones?
En Alemania no hay ningún proteccionismo en el sector servicios. Es un cuento inventado por la OCDE, que confunde el sistema de formación profesional del país y los títulos que permiten ejercer una determinada profesión con una limitación proteccionista del mercado. Siguiendo esa lógica, el título universitario que permite ejercer como médico también sería proteccionismo. La importación de bienes no se ve afectada por el sistema de formación profesional de Alemania. Tras la sentencia Cassis de Dijon del Tribunal de Justicia de la UE, no hay limitación posible para la importación y la exportación de bienes. Por tanto, la razón principal del superávit comercial y de su debilidad en la demanda en bienes de inversión es que el país exporta demasiado capital a otros, algo también generado por las promesas de protección del BCE y de los Gobiernos nacionales. No hay que olvidar que los superávits comerciales acaban suponiendo siempre una exportación de capital. Estoy convencido de que los sistemas de protección colectiva en favor de los inversores establecidos por los Estados europeos y por el BCE han fortalecido el superávit comercial de Alemania. Básicamente porque esos sistemas han conducido a una acumulación de inversión en el extranjero, a un debilitamiento de la demanda y de la inversión internas, y también una débil importación de bienes.
4. El conflicto de Ucrania, sumado a la débil recuperación de la Eurozona, ¿podría arrastrar a Alemania de nuevo a la recesión?
El crecimiento de Alemania se verá debilitado por ello, pero su economía no entrará en recesión. Sin embargo, sí podría suceder en algunos países del sur de Europa, cuyas economías sufrieron un sobrecalentamiento inflacionario por la introducción del euro y que ahora lastran una ausencia de elementos fundamentales para la competitividad. Y si Alemania compra menos productos en esos países, podrían recaer en la recesión. España, que ya ha padecido una doble recesión, podría sufrir una «Triple-Dip-Recession».
5. Las últimas decisiones del BCE ¿son negativas para la economía alemana o, por el contrario, podría ayudarla?
Con su política monetaria, el BCE practica una política de rescate fiscal encubierta para la que no está autorizado. A través de sus intervenciones, reduce la propagación de los réditos generados por los tipos de interés y anula el control del flujo de capital por parte del mercado. Ello conduce a la destrucción de capital y a un debilitamiento del mercado europeo. Esa política es peligrosa, ya que los deudores buscan la protección del BCE, lo que conlleva una reducción de los intereses y un aumento de las deudas. Así, unos países europeos se convertirán en deudores y otros, en acreedores. Y hay que recordar que a lo largo de la historia de Europa, rara vez acreedores y deudores han vivido en paz. La política del BCE ayuda a que los inversores pongan a salvo su dinero, pero empuja a Europa hacia una espiral de deudas que podría acabar mal, como ya ocurrió en EE.UU. en sus primeras décadas como país, que provocará discordia.
6. ¿Por qué en Alemania hay una oposición tan grande a la emisión de eurobonos?
Una unión federal sólo puede existir si para ello hay posibilidades de declararse en bancarrota y si los países deudores asumen la responsabilidad sobre sus propias deudas. Si un país se endeuda demasiado, los inversores y los mercados le pedirán tipos de interés muy altos y ello evitará que ese país se siga endeudando. Si anulamos ese mecanismo a través de una mutualización de la deuda, entonces anulamos el freno al endeudamiento que supone el mercado y se produce una espiral de deudas que desemboca en un colapso del sistema. Piensen que ni los Estados federados de EE.UU. ni los cantones suizos pueden contar con que el resto de estados federados ni de cantones asumirán la responsabilidad sobre sus deudas. Precisamente por eso, los inversores actúan con precaución y la generación de deudas puede frenarse así a tiempo.
7. ¿Por qué persisten los miedos a la inflación incluso cuando hay riegos de deflación en bastantes países de la Eurozona?
La hiperinflación previa a 1923 traumatizó a los alemanes. Yo no temo a la inflación en Alemania, e incluso pienso que Alemania debe aceptar un mayor índice de precios que facilite a los países del sur de Europa aumentar su competitividad. Sin embargo, el BCE es el responsable de mantener la estabilidad de los precios y de poner límites a la inflación, y temo que esos límites son demasiado estrechos para algunos países del sur de Europa. Tan estrechos, que no podrán evitar caer en la deflación. A algunos países les convendría más salir del euro, devaluar la moneda y así recuperar su competitividad.
8. ¿Qué receta le daría a Merkel para mejorar a corto plazo las malas perspectivas sobre la economía?
El Gobierno debe dejarle claro a la UE y a EE.UU. que las sanciones contra Rusia no valen la pena. Lograrán muy poco, no mucho más que volver a una nueva Guerra Fría. Más que castigar a Putin, creo que habría que seducirlo y ofrecerle un tratado de libre comercio siempre y cuando acepte un plan de paz para Ucrania. Los países que hacen negocios y comercian no se hacen la guerra.