Vincent Rosso, cofundador de Bla Bla Car
La revolución de los viajes compartidos: cruzar España por 15 euros es posible
La comunidad Bla Bla Car alcanzaba la semana pasada los 10 millones de usuarios en todo el mundo
Tirado en una estación de tren de París, víspera de Navidad. Parece difícil ver el lado positivo de la situación, pero Frederic Mazzella fue capaz de sacarle provecho. Mientras esperaba a que su hermana fuera a recogerle le rebasaban vehículos semivacíos rumbo al hogar. «Ojalá nos conociéramos y pudieran acercarme a casa», pensó entonces. La reflexión dio lugar a Bla Bla Car, la primera plataforma de Internet para compartir trayectos en coche . Gracias a la cual es posible, por ejemplo, viajar de hoy para mañana desde Madrid hasta Valencia por solo 15 euros. Más rápido y más barato que el tren o el autobús.
Bla Bla Car nació en Francia en 2006 y luego se hizo fuerte en otros nueve países como España, Rusia o Alemania. La comunidad Bla Bla Car alcanzaba la semana pasada los 10 millones de usuarios en todo el mundo. Vincent Rosso acompaña a Frederic Mazzella en Bla Bla Car casi desde esa Navidad fatídica y desde 2009 es su representante en España.
«Estaba convencido de que iba a funcionar porque tiene muchas ventajas : las más claras son el ahorro energético y el ahorro económico para el viajero. Pero lo que más me sorprendió es el gran componente social que tiene esta forma de viajar, que es el que la está haciendo realmente popular. Al principio la gente viene buscando un buen precio y repiten porque acaban haciendo amigos. Acompañado las horas de viaje pasan más deprisa».
-¿Es para cualquiera eso de compartir coche?
-El usuario de Bla Bla Car es una persona joven (el 40% tiene menos de 25 años y un 70%, menos de 35), pero con los años estamos subiendo esa media de edad. Si el hijo lo utiliza para ir a la universidad, con el tiempo el padre se apunta y a veces hasta los abuelos. Tenemos usuarios mayores de 65 que buscan el oxígeno que les genera relacionarse con personas más jóvenes y un desplazamiento más sencillo, ya que muchos tienen la movilidad reducida.
-¿Y los españoles en particular, qué tal?
Yo me incorporé para implantar en España después de que el modelo triunfara en Francia. Una cultura parecida, pero también diferente a la francesa. Los españoles son los usuarios más activos de toda Europa , y yo pienso que eso sucede porque son muy amigables, muy sociables.
-¿No se puede hacer incomoda tanta intimidad con un desconocido?
En general el nivel de satisfacción es muy alto, del 95%. Pero claro, hay de todo. Puede haber malentendidos, plantones, excesos de velocidad o simplemente que la otra persona sea apática y no tenga ganas que hablar. El filtro para que no pasen esas cosas es el sistema de opiniones. Si una persona recibe varias valoraciones negativas, ya nadie querrá viajar con ella. Es un sistema de autocontrol que organiza la propia comunidad. Y llegados a un extremo, somos nosotros mismos los que expulsamos a aquellos conductores que se portan mal y no cumplen con las normas.
-¿De donde saca el beneficio Bla Bla Car?
Cuando alguien reserva un viaje nos abona a nosotros el precio, antes de que llegue al conductor y sobre esa reserva nosotros aplicamos unos gastos de gestión. Además con ese pago de antemano evitamos los plantones. Si el viaje ya está pagado es más seguro que tanto conductor como pasajero acudan a la cita.
-¿Qué piensas de las críticas de los sindicatos de transporte, que os comparan con empresas como Uber?
Que son infundadas. Nosotros cumplimos con la regulación porque la gente no se enriquece al usar Bla Bla Car. No hay ánimo de lucro, solo un reparto de los gastos. Es muy diferente hacer de taxista. Es aprovechar un viaje como lo harías con un amigo. Nosotros solo les ponemos en contacto.
-¿Hacia dónde va Bla Bla Car?
Recientemente desembarcamos en Ucrania y Rusia. Una cultura diferente, casi asiática. Y el éxito en Rusia ha sido impresionante, el país con mejor acogida desde que empezamos. Lo próximo serán países emergentes como Brasil o México, con distancias muy grandes.
-¿Alguna anécdota curiosa de esos aventureros de Bla Bla Car?
Recuerdo la historia de una chica italiana que tenía que llegar a su boda en Milán desde París. Fue la semana en que explotó el volcán islandés de nombre impronunciable y no había vuelos. Además coincidió con una huelga ferroviaria en Francia. Si no hubiera sido por Bla Bla Car nunca hubiera llegado a su boda.
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