Juegos Olímpicos Río 2016
Santi Lange: "Un Oro a mi edad y en mis condiciones, es indescriptible"
"En Argentina se ganan pocas medallas, y esta ha generado un interés enorme"
Santiago Lange (San Isidro, 22/09/1961) ingeniero naval y regatista olímpico y oceánico. Comenzó a destacar en 1976 al proclamarse campeón de Argentina de la clase Optimist. Posteriormente ganó cuatro campeonatos del mundo: tres en la clase Snipe (1985, 1993 y 1995) y uno en la clase Tornado (2004). Ganó la medalla de oro olímpica en la categoría Nacra 17 junto a Cecilia Carranza Saroli en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y dos medallas de bronce en la clase Tornado junto a su compañero de equipo Carlos Espínola en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Pekín 2008. Además, obtuvo dos medallas de plata en los Juegos Panamericanos (1983 y 1987), dos campeonatos europeos Europe Gold Cup (1982 y 1983), el Trofeo Princesa Sofía en 1986 y 1987 y seis campeonatos sudamericanos en diversas clases (MiniTon -1978-, Snipe -1985-, Europa -1989-, Laser -1996- y Tornado -1997, 1999-).
—¿Ha visto el video de la «medal race»?
—Lo estoy viendo estos días cuando acudo a entrevistas de televisión. Me doy cuenta de lo que sufrieron mis amigos viéndolo.
"Mis primeros Juegos los corrí con un Soling prestado por el equipo inglés y unas velas descartadas por John Kosteki que me prestó"
—¿Muchos homenajes?
—Después de los Juegos me quedé una semana en Rio para recoger el barco y el resto de material. Al llegar a Argentina ha sido tremendo el interés de los medios, he debido atender muchas entrevistas. En Argentina se ganan pocas medallas, y un oro a mi edad y después de la operación ha generado un interés enorme. Ahora no puedo ir a un restaurante, me reconocen y es una locura, me felicitan muy cariñosamente. Aún debo contestar montones de mails de felicitaciones, estoy impresionado.
—Estos han sido sus sextos Juegos desde 1996, ¿qué ha cambiado en estos años?
—Obviamente cada vez es más profesional y hay más estructura en el equipo. Mis primeros Juegos los corrí con un Soling prestado por el equipo inglés y unas velas descartadas por John Kosteki que me prestó. Eran otros tiempos y otro estilo de cómo es la preparación de unos Juegos actualmente.
—Ha competido en seis Juegos y cuatro clases, ¿es difícil tanto cambio?
—Bueno en realidad son cinco. La primera fue en Soling (Seúl 1998), luego Laser en Atlanta1996, Tornado Sídney 2000, dos veces (Atenas 2004 y Beijing 2008) más en Tornado pero con espí y trapecio que realmente era un barco nuevo, y ahora en Nacra. Todos son diferentes y cada uno tiene su atractivo. Para mí, cualquier cosa que flota y dispute una regata es interesante. Me gustan más las regatas en los barcos rápidos, y eso lo encontré en el último Tornado y en el Nacra.
"La operación nos hizo perder casi un año. La recuperación fue muy lenta, y hasta un año y medio antes de los Juegos me costaba la parte física"
—¿Prefiere los antiguos recorridos más largos o los actuales más cortos?
—Me gustan que las regatas sean más cortas y que haya más mangas, pero sin tramos demasiado cortos. No son interesantes técnicamente. Lo que no me gusta nada es la medal race, me parece injusta. El formato con los 8 ó 10 mejores es bueno para una fase final, que podría ser tipo cuartos y semifinales, aún más comprensible para todos. La medal, una regata más corta con sólo 10 barcos no debería puntuar el doble. Una final a dos pruebas sería una más justa.
—¿Ha sido compleja la preparación para Rio?
—Sí, la operación nos hizo perder casi un año. La recuperación fue muy lenta, y hasta un año y medio antes de los Juegos me costaba la parte física. Me costaba controlar la ansiedad, cuando no estás bien físicamente te pones nervioso, cuesta más mantener la calma en el barco. Fue muy difícil, llegamos con la lengua fuera pero a tres semanas de empezar ya me sentí bien.
—¿Pensó en abandonar antes o después de la operación?
—Si, por supuesto. Durante meses mi único foco estaba en la salud. Ni me importaban los Juegos ni me importaba seguir navegando, tenía que tomar muy bien esas decisiones y prestarle toda mi atención. Después de la operación mi objetivo era volver a entrenar para los Juegos, eso me motivo mucho para recuperarme. En Rio navegamos muchísimo, infinidad de horas.
"Pensé en abandonar. Durante meses mi único foco estaba en la salud. Ni me importaban los Juegos ni me importaba seguir navegando, tenía que tomar muy bien esas decisiones y prestarle toda mi atención"
—¿Qué condiciones eran las mejores para ustedes a priori?
—La variedad de condiciones era nuestra mejor arma, queríamos regatas difíciles y la mayor variedad de condiciones. El campo de regatas de Rio era muy variable y por eso invertimos tanto tiempo allí entrenando. Tras la operación nos instalamos en Rio, fue nuestra nueva casa. Creo que haber navegado tanto tiempo en Rio fue una parte importante del éxito. Fuimos con diferencia quienes más navegamos en Rio.
—¿Qué pensó con la primera penalización en la final?
—Estábamos tan enchufados que no pensé nada. Nos penalizamos, levanté la mirada y empecé a buscar por donde había opciones. Sabía que la cancha estaba complicada y habría opciones. Luego llegó la segunda penalización que fue un error horroroso por mi parte. Estaba cegado por recuperar a toda costa, pero no decaíamos, en estas regatas cortas la puedes cagar muy fácil pero también arreglarlo muy fácil.
—¿Al cruzar la llegada no lo celebraron?
—Yo no tenía ni idea de que habíamos ganado, Cecilia llevaba los puntos, pues yo no quería distraerme del viento y los rivales. Confundió las velas australiana y neozelandesa, pensábamos que éramos segundos hasta que nos avisaron y comenzó la explosión.
—¿Cómo ha sido la experiencia con Cecilia?
—Ha sido increíble. Fue muy motivante formar un equipo nuevo, que el tripulante sea una mujer, y aprender a navegar un barco. Cuando surgió la enfermedad y la operación tener el apoyo de ella desde una vertiente femenina fue muy importante. Fue difícil adaptarme, pues no sabía su resistencia física, no sabes cuanto le puedes exigir en los entrenamientos y en las regatas.
"El abrazo con mis «cachorros» fue impresionante, hay abrazos que expresan más que millones de palabras"
—¿No le alertaba?
—Si, Cecilia sufría y se esforzaba muchísimo, pero yo era muy exigente. Soy muy obsesivo y a veces no me creía sus quejas, y seguía presionando para mejorar.
—¿Sentía mucha presión por navegar junto a la leyenda argentina?
—Seguro que fue «heavy», seguro. Para ella navegar conmigo ya era un logro, pero yo le exigía mucho. Hubo momentos que casi lo dejamos, fue un reto complejo y me siento muy orgulloso de su comportamiento.
—¿Qué le dijeron sus hijos?
—El abrazo con mis «cachorros» fue impresionante, hay abrazos que expresan más que millones de palabras. Todos los Juegos fueron muy emocionales, no hay muchos precedentes en la historia que padres puedan competir con los hijos. Tuve el privilegio de poderlo vivir y disfrutarlo cada minuto. Su resultado fue increíble para unos debutantes, fue mágico. No miraba nunca mis resultados, pero estudiaba los suyos.
—Volverá a preparar los siguientes?
—Tengo ganas pero sé lo difícil que es y la cantidad de cosas que hay que dejar de lado. No tengo nada que demostrar y tengo un gran equipo para seguir, con unos buenos cimientos. Hemos de reunirnos y empezar a hablar del tema. Le debo el respeto a los más jóvenes, a Cecilia y a Mateo (entrenador), pues deben definir su futuro lo antes posible.