Tenis femenino
Carla Suárez: «Tengo mala leche, pero me falta sacarla»
La canaria admite que necesitaba un título como el de Doha y sigue creyendo que puede ganar un grande

Antes de partir hacia los Estados Unidos (se va hoy para preparar los torneos de Indian Wells y Miami), Carla Suárez es distinguida como la tenista del mes de febrero según la WTA . «Suena bien, suena bien», dice con cierta timidez, algo vergonzosa con los piropos aunque esta vez están más que justificados. La semana pasada se proclamó campeona en Doha, un torneo de los buenos, y encima escaló hasta la sexta plaza de la clasificación mundial, su techo. Es la recompensa a una trabajadora infatigable a la que le cambió la vida cuando, con 18 años, dejó Las Palmas y pasó a trabajar con Xavi Budó y Marc Casabó, de los que habla maravilla.
— Suerte que escogió el tenis antes que el baloncesto...
—¡Ja, ja! Sí, sí, acerté de pleno, aunque con mi estatura (1,62 metros) quizá lo hubiera hecho bien de base, a saber...
— No hubiese sido la tenista del mes de febrero de la WTA.
—Eso es verdad. Suena bien, suena bien.
— ¿Le abruma?
—No, abrumar no. Piense que es por lo que trabajo. Sí le admito es que cuando me lo dicen en persona me da cierta vergüenza, pero sienta bien tanta felicitación.
— Esta semana todo el mundo quiere hablar con usted. ¿Es este un país oportunista?
—Es verdad que somos un país muy exigente con el deportista, mucho. Se pasa muy rápido del blanco al negro, nos olvidamos de los grises. Y a eso te tienes que acostumbrar.
— Pero es como el tenis mismo. O se está muy bien o se está muy mal.
—Sí, puede que tenga razón. Aquí tampoco hay grises. Puedes tener tres semanas buenas, pero cada día tienes el 50% de opciones de ganar o de perder. Y se remarca mucho la derrota y poco la victoria, estaría bien equilibrar.
— Por fin tiene un título pata negra.
—Sí, es un título grande. Doha es un torneo de los gordos. Han estado las mejores del mundo, menos Serena Williams y Maria Sharapova. Así que hay que disfrutarlo.
— Después de tres finales importantes perdidas el año pasado (Amberes, Miami y Roma), ¿qué le supone?
—En cierto modo, lo necesitaba. Un título siempre se necesita, pero uno grande aún más.
— ¿Se ha reivindicado?
—En cierto modo es una reivindicación, necesitaba un título así. No te reivindicas con finales, la gente dice que siempre te quedas a medias. Este título me sirve para que las rivales estén alerta, ya saben que estoy para ganar.
— ¿Se respetan más en función de los títulos?
—El ganar títulos te da respeto. No es fácil, solo gana una a la semana. Como estar entre las mejores. El hecho de estar seis del mundo sirve para que que el resto te tenga en cuenta. En el tenis te has de ganar el respeto cada día, es muy muy competitivo.
— ¿Qué pensó al verse tan arriba?
—Cumples objetivos, te ves cerca de lo que te marcas. El ranking varía mucho, pero estar ahí es una diferencia grande. En según que torneo, las mejores tienen alguna ronda libre, te ponen en mejores pistas, buenos horarios...
— ¿Y de qué o de quién se acuerda?
—Nunca he sido de acordarme de la gente que no me apoyo. Si tengo que decir un momento, me acuerdo del día que me fui de la isla a los 18. Necesitaba crecer en todos los sentidos.
— ¿Por qué hay tanta irregularidad en el tenis femenino?
—Ser regular es complicadísimo. Hay muchísimas jugadoras y todas con mismo objetivo. Influye el factor mental, la frescura, la confianza... Son detalles y todo cambia de un momento a otro, la igualdad es tremenda. Hay sorpresas para los medios, pero para nosotras no son tantas.
— Con los chicos no pasa.
—Se ve menos en los chicos, sí. Los mejores pueden perder de vez en cuando, porque es lo más normal, pero nosotras tenemos más variedad.
— ¿Y a usted le gusta?
—Para mí es más divertido el tenis femenino. La novedad es más interesante.
— Es el momento de las chicas en España.
—Es un momento buenísimo. Entre Garbiñe y yo hacemos lo posible, como el resto de las chicas. Se ve más tenis, la gente se aficiona más, hay más partidos por la tele, más atención... ¡Y que dure!
— Hace mucho dijo que se veía ganando un grande. ¿Lo cree aún?
—Sí, sí, me veo grande un grande. Y hoy aún más, las puertas están muy abiertas. En 2015 hubo resultados que poca gente se esperaba. Es cierto que si Serena está motivada o al 100%, está por encima. Pero este año ha ganado Kerber en Australia, el US Open del año pasado fue para Pennetta, Garbiñe hizo final en Wimbledon, Safarova en Roland Garros...
— ¿Es su principal objetivo?
—Sí, el de todo tenista. Y ser número uno. No es descabellado.
— Hay muy pocas tenistas con revés a una mano. ¿Se considera una jugadora atípica?
—Somos una especie en extinción. El revés a una mano se ha ido perdiendo, todo es más físico y potente, a las niñas les enseñan a pegar con dos manos para darle fuerza, más potencia... Me parece más bonito a una mano, pero si buscas rendimiento en el tenis de ahora, a dos manos te da más fuerza.
— ¿Le falta nervio o es apariencia canaria?
—Tengo mala leche, pero me falta sacarla. La saco en situaciones límite. Y lo hago poco a poco, es una asignatura pendiente. Tengo esa tranquilidad que me caracteriza, no es fácil sacar carácter. ¡Y a veces también grito!