Roland Garros
Wawrinka anula a Federer
Se lleva el duelo suizo de los cuartos (6-4, 6-3 y 7-6) con una exhibición de golpes y se medirá en semifinales a Tsonga
En la Suzanne Lenglen, repleta porque se intuye la noticia, Roger Federer se frena en seco, eliminado en los cuartos de Roland Garros por Stanislas Wawrinka. Se inclina el duelo suizo por la vía rápida y Wawrinka llega a las semifinales, peligrosísimo cuando está en este plan. De palo en palo, destroza al campeón de 17 grandes sin objeción por 6-4, 6-3 y 7-6 (4).
Y lo hace como sabe, un jugador tremendo cuando está enchufado. Contra Federer, y pese a que la estadística le diga que tiene un 16-2 desfavorable, suelta el brazo y destroza al genio, desbordado por los dos lados. La Lenglen espera una reacción y lo único que hace es presencia una exhibición de Wawrinka, que ya sabe lo que es gestionar una cita de este calibre.
En el primer set, rompe en el tercer juego y le basta con esa renta para tomar la delantera. Con ese maravilloso revés a una mano, Wawrinka desactiva a un Federer incapaz, necesitado de ganadores que no llegan. Además, de Wawrinka también hay que destacar la velocidad que la da a la derecha, durísimio desde la línea de fondo.
Y en la segunda manga, más de lo mismo. Hay un tenista desatado jugando a un nivel superlativo, destrozando la estadística y galopando hacia la primera semifinal de su carrera en París. Además, siempre que Federer quiere volver le cierra la puerta, genial en las bolas de break en su contra. Wawrinka no pierde nunca su saque y por contra rompe tres veces el de su amigo.
Campeón en el Abierto de Australia de 2014, ahora persigue el premio gordo de la tierra más preciada. Tiene motivos para soñar y más con este tenis. Por su parte, Federer se despide del grande que peor se le ha dado, más flojo de lo que se esperaba. Le toca pensar en su hierba.
Tsonga, esperanza francesa
El rival de Wawrinka en la siguiente ronda será Jo-Wilfried Tsonga, que alimenta la esperanza local después de sobrevivir a a Kei Nishikori por 6-1, 6-4, 4-6, 3-6, 6-3. En un partido accidentado por la caída de un panel sobre la grada de la Philippe Chatrier, Tsonga fue un ciclón que se llevó por delante a un Nishikori desconocido. Desde 1983, en tiempos de Yannick Noah, no hay un campeón local en Roland Garros y Tsonga es el máximo candidato a romper ese maleficio. Tiene una oportunidad magnífica, aunque de entrada debe superar a un Wawrinka genial.
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