Mutua Madrid Open
Muguruza: «La edad me da un toque de rebeldía»
A la española, 20 del mundo, le van los retos y ahora trabaja el equilibrio para dar el salto y cumplir con las expectativas que generó
Para empezar, Garbiñe Muguruza (Guatire, Venezuela, 8 de octubre de 1993) funde a Tita Torró por un doble 6-1 en menos de una hora. Es el Mutua Madrid Open, la única oportunidad que tiene para jugar en casa. «Eso me pone un poco nerviosa», confiesa a ABC. Sin embargo, a ella le gustan los grandes escenarios, encantada cuando le toca una pista central. Y hoy abre el Estadio más importante de la Caja Mágica ante Svetlana Kuznetsova (11 horas, TDP), buena prueba para una española atípica de la que se espera muchísimo.
-Tiene 21 años y asoma entre las 20 mejores ¿Cómo se logra esa consistencia que quizá aún le falta?
-Es una de las cosas que a mucha gente le cuesta. Al fin y al cabo, jugar cada semana siempre y obtener buenos resultados es muy complicado. En mi caso, es lo que estoy intentando mejor. Lo estoy consiguiendo, creo que cada año voy a más, así que bien.
-¿Cómo se trabaja eso?
-Es algo que con la edad se mejora. Se trabaja mentalmente, es concentrarse cuando estás jugando un partido, no dejarte llevar. Decir en un momento importante: «Bueno, la otra también puede jugar bien...» ¡No! Lo que te tienes que decir es que no puedes desaprovechar la oportunidad, es el aprovechar todos los momentos que puedas para no perder tiempo.
-¿Usted es de agobiarse mucho cuando pierde?
-Si eres muy competitivo y quieres ganar siempre, es normal que te ralles un poco. Se podría decir que sí.
-¿Y le da mucho la lata a su gente?
-¡Qué va! Todo lo contrario, me callo. Es costumbre. Una mirada es mejor que estar hablando de lo mismo. Mi equipo ya me conoce muy bien y cuando sabemos lo que ha pasado, no hace falta hablar. ¿Tú y yo sabemos lo que ha pasado? Pues ya está, no hablemos más.
-Es la 20 del mundo, una posición de privilegio. Pero quizá se esperaba un saltito por su parte.
-Sí, mucha gente cree eso. Se tienen muchas expectativas en mí. Es cierto que puedo hacer muy buenos partidos, pero también puedo hacer malos, es un poco como una caja de sorpresas. Yo intento ganar al máximo, pero es complicado. Tan pronto ganas muchos como ganas pocos, no hay nada cierto en el tenis.
-¿Le gusta esa expectación o le parece injusto después de tanto tiempo sin que el tenis femenino haya generado interés?
-Cuando las hay es porque la gente cree que se puede. Si no hubiera expectativas, apaga y vámonos. Para algunas cosas es bueno y para otras no, pero yo creo que tiene más de positivo. Me gusta que la gente diga que a esta chica la podemos ver arriba, que se comente. Sé que la gente también va a pinchar porque siempre va a querer más, pero está bien, no me importa..
-¿Usted piensa mucho en el ranking?
-No, pienso en el torneo que viene. ¿Qué tal fue el año pasado? Pues bueno, toca mejorarlo. Y así cada semana. Roland Garros, luego Wimbledon, luego US Open. En el tenis, tienes un torneo cada semana. Si es importante, mejor. Pero ya he pasado la época de pensar en el torneo grande de turno, he aprendido. Si no gano hoy, mañana tengo otra oportunidad, va a dar igual.
-¿Notan más interés por el tenis femenino? ¿Interesa de golpe después de tantos años desaparecido?
-Es normal. Es lo normal. Pero pasa en todos lados. Arantxa y Conchita fueron la bomba y luego no hubo algo igual. Ahora vuelve a haber jugadoras españolas y la gente lo destaca... Pues es lógico.
-¿Y cuánto les ha pesado la época de Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez a las tenistas españolas?
-He oído esos nombres muchísimas veces, pero también es normal. Yo me pongo en la piel de los otros y pienso que yo también preguntaría por eso. Estaban ellas, se fueron y todos quieren llenar ese hueco. A eso no se le puede hacer nada. Cuando alguien hace algo bien, sube la expectación. Si no, nada. Obvio.
-Ahora parece que hay nombres y futuro. Carla Suárez es top 10, usted la 20 y hay jóvenes con recorrido.
-Sí, sí. Hay unas cuantas jóvenes interesantes. Carla está ya contrastada, yo estoy escalando poco a poco... Creo que es un buen momento. Pero lo que teníamos de número uno y número dos como lo eran ellas, pues no es frecuente.
-¿Tendrá usted esa aspiración?
-Ojalá. Sí, hombre. Está dentro de mi rinconcito de ilusiones.
-¿Qué hace usted de especial con respecto al resto de tenistas?
¿Algo especial? Bufff... Es que la vida rutinaria de un tenista es terrible. Te levantas a la misma hora, comes a la misma hora... Bueno, se me ocurre decirle que el resto de españoles tiene alergia a la red, a subir. No suben nunca. Yo creo que hay que subir. La escuela española tiende a ir a la valla y yo he trabajado mucho en ir a la red, aunque la mande a la otra punta. Juego valiente y me atrevo, no creo que siempre sea necesario pasar 25 bolas para acabar un punto. Y eso se trabaja, aquí en España no es tan frecuente. Es un prototipo, mi juego no es el español. ¿Le vale como diferente?
-Diferente en el aspecto tenístico sí lo es. Además, ¿tiene muchas manías?
-No, no demasiadas. Pero mire, le voy a contar algo. Me gustaría que no fuese todo tan políticamente correcto. Yo digo bastante lo que pienso, y puedo hacer comentarios buenos o malos, pero en general intento mostrarme más normal. Más como soy. En todo, fuera de la pista también.
-Pues el tenis tiene mucho de ser políticamente correcto.
-Sí, y por eso yo quiero romper un poco con ese concepto, con el querer quedar bien. El tenis tiene demasiado de eso, hay muchos perfiles. Soy un poco rebelde, aunque también va con la edad.
-Dicen que usted es muy melómana.
-Sí, me encanta la música. Y me gusta todo. Me gusta mucho el reggae, la música latina, caribeña. Viajo con un altavoz enorme, siempre me lo llevo. Pero no me pongo ninguna canción especial antes de un partido, eso no. Aunque mire, creo que esto nunca lo había dicho: mi despertador siempre es una canción de Paco de Lucía, “Entre dos aguas”. Es una de mis preferidas.
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