Tenis
La montaña rusa de Nadal
El balear da por finalizada una temporada extraña que empezó con la lesión de espalda y acaba con una operación por apendicitis
Rafael Nadal cierra 2014 con cara alargada, eliminado en Basilea por Borna Coric en una derrota que supone el fin de temporada. Era previsible que en Suiza no estuviera a su mejor nivel y se daba por hecho que iba a ser el último torneo de un curso atípico. No jugará ni el Masters 1.000 de París-Bercy ni la Copa de Maestros y piensa ya en 2015 después de esta montaña rusa de sensaciones.
Acabará como número tres del mundo, a la espera de lo que suceda en las alturas porque Novak Djokovic y Roger Federer se juegan el trono. Pero a él ya no le importa esa batalla y se centra en su cuerpo, en recuperarse cuanto antes de la operación a la que será sometido el próximo 3 de noviembre. Nadal entrará en el quirófano para solucionar su apendicitis , que apareció en Shanghái y que le ha castigado estas últimas semana.
Nadal ha sumado cuatro títulos este curso, lejísimos de los diez de 2013. De hecho, sólo tuvo un registro más bajo en 2011 (tres) y en 2012 también hizo cuatro, un pelo alejado de la excelencia. Se estrenó con el título en Doha y le dio continuidad en Río de Janeiro, aunque luego se apagó en la primavera europea, que es precisamente la época del año más propicia para él.
Sin embargo, antes de Río de Janeirorozó el Abierto de Australia. Llegó a la final y se medía a Stanislas Wawrinka, enemigo al que siempre había derrotado. Y un latigazo en la espalda le dejó tieso, incapaz de competir por un título que tenía cerquísima. Se le esfumó la gloria en las antípodas y arrastró ese problema dorsal durante las siguientes semanas.
Perdió la final de Miami y no ganó ni en Montecarlo ni en Barcelona, dos de sus plazas favoritas, eterno campeón en el Mediterráneo. En el Mutua Madrid Open sí alzó el trofeo, pero fue también porque se lesionó Kei Nishikori en la final cuando el japonés estaba dando una lección al balear. Y en Roma, en la antesala de Roland Garros, derrota en la final ante Novak Djokovic.
Pero París siempre rescata lo mejor del español, el mejor tenista que ha pisado esa tierra. Ganó su noveno Roland Garros para estirar la estadística y con ese éxito, en cierto modo, cumplía con la temporada. Son diez años con al menos un Grand Slam, registro impecable para ponerse con catorce majors.
Se volvió a atragantar en la hierba de Wimbledon con una prematura eliminación ante Kyrgios y luego llegó la desgracia de la muñeca derecha. Un nuevo problema le dejaba tres meses sin competir, adiós a la gira por el cemento americano con la pérdida de las coronas de Canadá, Cincinnati y el US Open.
En Asia tampoco mejoraron las cosas, más bien todo lo contrario. Shanghái quedará en el recuerdo porque fue ahí cuando se le detectó, según los médicos, un principio de apendicitis . Nadal quiso aguantar y tratarse con antibióticos, apurando los plazos por si llegaba a final de temporada . Pero después de caer en Basilea ha decidido pasar por el quirófano y cerrar un año repleto de altibajos.
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