MotoGP | Gran Premio de Japón

Marc Márquez, bicampeón del mundo

Ganó Jorge Lorenzo, pero el ilerdense fue segundo en Japón por delante de Rossi y Pedrosa, suficiente para revalidar el título

Marc Márquez, bicampeón del mundo efe

Laura Marta

Tenía en su mano un buen abanico de posibilidades para ser campeón. Y eligió la de la calma, la paciencia, la madurez. Marc Márquez, que no se había sentido muy fino en el fin de semana, esperó hasta que quedaban diez vueltas para dibujar su escenario de campeón: quedar por delante de Dani Pedrosa y Valentino Rossi. Ganó Jorge Lorenzo, pero en casa de Honda, donde él quería, Márquez conquistó su segundo título mundial.

Le habían prohibido caerse. Ya no valía ningún otro error. Ni el de San Marino por intentar el adelantamiento a Rossi ni por una mala estrategia sobre el asfalto mojado de Aragón . Solo valía ganar o quedar por delante de Pedrosa y Rossi. Márquez aceptó. Y aunque se quedó encerrado en la salida entre las rapidísimas Yamaha y las Ducati, el ilerdense no tuvo prisa en dibujar el mejor cuadro para él. Se mantuvo firme y esperó su oportunidad para librarse de los dos italianos. En la segunda vuelta se quitó de delante a Andrea Iannone, en la cuarta, Dovizioso. En ese momento, también las Yamaha cambiaban de líder y Jorge Lorenzo cogió la cabeza de la carrera, que ya no soltó.

Se apretaron los tiempos entre los cuatro primeros, con un Pedrosa algo descolgado que también esperó a que los neumáticos se desgastaran un poco para coger velocidad. Lorenzo y Rossi, rapidísimos, no cedían pero tampoco pudieron despegarse demasiado del ilerdense, que siguió pintando con sus trazadas su segunda corona mundial.

Las gradas, los aficionados y los padres de Márquez aguantaron las respiración durante mucho tiempo. Durante diez largas vueltas en las que el 93 no pudo superar a Rossi, su último obstáculo para el título. No fue hasta la vuelta 14, a diez para el final, que pudo echarse encima del italiano y bailar con él el último tango. El definitivo en este curso porque en ese segundo adelantamiento conseguía la distancia de puntos suficiente para que ya no hicieran falta los 75 de los tres grandes premios que quedan por disputarse.

Apretó los dientes Márquez durante esas últimas diez vueltas, un canino de rosas para él en las que se olvidó de Lorenzo, imparable, y se centró en sí mismo. En aguantar, en mantener la distancia con un Rossi que lo intentó pero que no supo más que rendirse ante la evidencia. Tiene un digno sucesor: dos temporadas en MotoGP, dos títulos del mundo.

Pasó segundo por la línea de meta, levantó los brazos, se bajó de la moto, lo celebró con los suyos y se convirtió en samurái: recibió la katana de campeón del mundo, cortó el globo de la victoria que se elevó por los aires y volvió a su moto, a su modo de vida, para conquistar el circuito de Motegi. El Mundial de MotoGP, a sus pies.

Marc Márquez, bicampeón del mundo

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