Baloncesto

Navarro: «Ahora pienso mucho más las cosas y quizá eso es un error»

El jugador de la selección atiende a ABC antes de viajar a Río hoy para disputar sus quintos Juegos Olímpicos

ISABEL PERMUY
Emilio V. Escudero

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Ha terminado el entrenamiento, pero Juan Carlos Navarro (Barcelona, 1980) sigue lanzando a canasta. Se ha «picado» con Ricky Rubio y no quiere dejar el trabajo a medias. Esa competitividad es la que le ha llevado a ser uno de los mejores jugadores de la historia de España. Un talento inigualable que, a pesar de sus 36 años, se mantiene en primera línea. Victorioso tras su duelo con Ricky, reclama un cubo de hielo para sus tobillos y atiende a ABC horas antes de viajar a Río, a donde hoy llegará junto al resto de sus compañeros de la selección para disputar sus quintos Juegos Olímpicos .

-Cuando le llamaron para ir a Sídney 2000, ¿se imaginaba que iba a llegar hasta aquí?

-¡Qué va! La primera vez que estuve en unos Juegos fue medio sorpresa. Éramos muy jóvenes Raúl López y yo y después de aquello no se me pasaba por la cabeza que pudiera venir después todo lo que ha venido y que llegara a estar en Río disputando mis quintos Juegos Olímpicos.

-¿Hay alguna fórmula mágica para conseguirlo?

-Hay muchos factores que entran en juego y muchos obstáculos que sortear. Ayuda haber sido un jugador importante, haber tenido la suerte de que Lolo Sainz se acordara de mí en aquella primera ocasión y el no haber sufrido muchos percances físicos. Porque aunque en los últimos años sí haya tenido alguna lesión más, no he tenido una carrera complicada en ese sentido. He trabajado mucho y he mantenido el nivel para estar aquí.

-¿Hasta dónde llegaban sus sueños?

-La verdad es que yo siempre he sido un jugador al que no le gusta pensar mucho en el futuro. De hecho, aunque ya está a la vuelta de la esquina, todavía me sabe raro hablar de todo esto de mis quintos Juegos. Yo siempre digo eso de «vamos viendo», sin olvidarme nunca de trabajar duro en la cancha, pero sin hacer muchos planes ni pensar mucho más allá del siguiente partido o el siguiente torneo. Me considero un jugador respetado por todos y creo que puedo ayudar aún a la selección y ese es mi sueño ahora mismo.

-¿Pero nunca se fijó metas, por muy modestas que fueran?

-Para nada. De joven pensaba poco y actuaba mucho. Está claro que ahora pienso mucho más las cosas y quizá eso es un error que cometemos a medida que nos hacemos mayores. Por ejemplo, ahora siempre piensas en tu estado físico más de la cuenta y cuando eres joven vas a saco y no te preocupa nada.

-¿Qué tienen los Juegos que no tienen otros torneos?

-Son muy especiales porque se juntan los mejores de cada deporte. Gente que ha estado cuatro años luchando por estar allí. Luchando por un mismo objetivo. Además, vas con toda la expedición española a disputar una cita muy importante, con una tradición muy arraigada y que se sigue en todo el mundo.

-Sin pensar en éxitos ni medallas, ¿cuál es el recuerdo que tiene más grabado de los Juegos?

-(Resopla). Son muchos, pero recuerdo en el 2000 unos barracones bastante justitos donde nos alojaron (se ríe al pensar en los problemas de los que habla la gente ahora con la Villa Olímpica); recuerdo mis primeros pasos a la pocha en aquel equipo con los «Albertos» (por Herreros y Angulo); y una concentración bastante dura en Sierra Nevada. Deportivamente no salió muy bien, pero por todo eso, Sídney es quizá la cita olímpica que se me quedó grabada más que el resto, aunque en las otras fueran mejor las cosas.

-¿Con el paso de los años le cuesta levantarse para ir a entrenar?

-Bueno, este año lo he llevado todo un poco mejor porque no he tenido tantos problemas físicos, pero es verdad que cuando sientes dolor cada día sufres mucho y prefieres que llegue el partido cuanto antes sin tanto entrenamiento. Según pasan los años todo cuesta más que cuando eres joven, y entrenar también.

-¿Ese paso del tiempo influye más en el aspecto físico o en el anímico?

-Yo creo que todo va relacionado. Tener la cabeza sana y ser positivo ayuda muchísimo, pero cuando tienes lesiones ya no vas igual a entrenar y tienes que trabajar más para tener un nivel físico aceptable. Está relacionado, pero diría que tener bien la cabeza es lo más importante.

-¿Es inevitable pensar en el final de su carrera? ¿Lo hace?

-Sin duda. El final se acerca, eso está claro, aunque le he dicho antes que no me gusta mirar al futuro. Eso es ley de vida. Hay generaciones que vienen fuertes. Me pasó igual a mí cuando llegué y ahora nos está pasando a unos cuantos cuando nos vamos. Por eso siempre hay que hacer un buen trabajo y acabar de la mejor manera posible.

-¿Cómo le gustaría que se recuerde a Juan Carlos Navarro?

-Como un conjunto de todo. Tengo el respeto de los compañeros y he sido un jugador importante que ha ganado cosas y que espera ganar más. En la selección nos hemos juntado una generación increíble y a nivel de títulos será complicado igualar esto. Pero por encima de todo, me gustaría que se me recordara como una buena persona que le gusta ayudar a la gente.

-¿De estos últimos años de lesiones que lección ha extraído?

-He aprendido que siempre se puede mejorar por muy difícil que parezcan las cosas. Han sido momentos duros, pero al final de todo se sale.

-¿Han cambiado mucho las conversaciones de habitación con Pau estos años?

-Muchísimo. Se habla del día a día, de cómo ha ido todo. La confianza es la misma, pero la vida ha cambiado en muchos aspectos. Antes éramos muy jovencitos... ¡Imagine de lo que se puede hablar con 18 años! (Se ríe). Ahora, pues se habla de mis hijas, de la relación que tiene Pau... cosas que antes no existían y que no podían salir a colación. Pero hablamos de todo, como dos amigos normales.

-¿Les preocupa la escalada de violencia y atentados de los últimos meses?

-¡Y tanto que nos preocupa! La verdad es que las cosas están pasando a mayores. Es cierto que Pau es mucho más activo con todas estas cosas en las redes sociales, pero indudablemente nos entristece verlo y hablamos de ello. No somos ajenos a lo que pasa en el mundo. También, ahora que vamos a Río, más allá del tema del zika, hemos hablado mucho de seguridad y de violencia en los Juegos.

-Mencionaba antes a sus hijas, que juegan también al baloncesto, ¿se ve reflejado en ellas?

-Sí. Es algo que no les obligué nunca a hacer, pero de tanto ver baloncesto, al final... Las dos juegan y, de hecho, mi hija mayor ha empezado con la selección mucho antes que yo. Me trae muchos recuerdos, porque ahora en agosto va a ir a Guadalajara a una concentración y eso me traslada de alguna manera a aquellos lugares de nuevo.

-Con los contratos que se están firmando en la NBA y toda esa lluvia de millones, ¿no le dan ganas de hacer la maleta de nuevo para irse a la NBA?

-(Se ríe) Me pilla un poco tarde, pero sí que es verdad que hay contratos que son una pasada. Lo hemos comentado estos días en el vestuario. Es una pasada, pero en muchos casos está justificado.

-¿Todo ese talento que se va a la NBA deja a Europa muy tocada no?

-Sí, es cierto que hay mucho talento que ha salido este verano rumbo a la NBA, pero a la vez miras las plantillas de los equipos europeos para la próxima temporada y están plagadas de buenos jugadores. Al Real Madrid por ejemplo se le ha ido Sergio Rodríguez, pero sigue teniendo un bloque muy bueno. A nosotros se nos han ido Álex Abrines y Tomas Satoransky, que eran muy allegados y habían calado bien en el Barcelona y en la afición, pero estamos fichando también a grandes jugadores. Ha habido cambios después de dos años en blanco y esperemos hacer un buen equipo para volver a ganar algún título.

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