El pasado 8 de octubre saltó la banca en el Aviva Stadium de Dublin. Un gol de Shane Long en el minuto 70 otorgó la victoria a la República de Irlanda sobre Alemania, vigente campeona del mundo y máxima favorita entre la las selecciones encuadradas en el grupo D clasificatorio para la Eurocopa de Francia. El triunfo del combinado que dirige Martin O’Neill fue elegido por los usuarios de la web oficial de la Euro 16 como el resultado más sorprendente entre las competiciones organizadas por la UEFA en 2015. Los otros marcadores que se podían votar eran la victoria de Islandia ante Holanda (0-1), también dentro del camino a la cita francesa, y dos partidos de la Champions League: el 3-2 del BATE Borisov sobre la Roma y el 2-3 de Olympiacos en el Emirates Stadium ante el Arsenal.

La propuesta futbolística de la selección verde no engaña y representa el perfecto paradigma del fútbol directo y balones largos al delantero que tradicionalmente se practica en las Islas Británicas. El partido ante la selección germana es un buen ejemplo de su propuesta futbolística desde que Martin O’Neill llegó al banquillo para sustituir a Giovanni Trapattoni. Cedió el balón a su rival, defendió su territorio a base de orden, garra y tesón con una zaga curtida en mil y una batallas en la Premier League; con un centro del campo trabajador, sacrificado, generoso en lo físico, y en el que los medios puntas no escatimaron esfuerzo defensivo alguno mientras los delanteros se fajaban perseverantes e incansables como auténticos buscavidas. El gol llegó después de que un balón largo acabase de un plumazo con la presión de las líneas alemanas. Long ganó en velocidad a Hummels y acertó a colocar el esférico lejos del alcance de Neuer.

La sonada victoria ante Alemania – a la que hacía 26 años que no ganaba- fue insuficiente para lograr la clasificación directa y hubo de eliminar a Bosnia Herzegovina en la repesca para confirmar su presencia en ella.

La Eurocopa de Francia será la tercera para la República de Irlanda. Su primera participación se remonta a 1988 en Alemania, donde se quedó a las puertas de las semifinales tras ganar a Inglaterra, empatar con la URSS y perder con Holanda en el encuentro decisivo. No volvió a participar en el máximo torneo europeo por selecciones hasta la edición de 2012 en Ucrania y Polonia. En aquella ocasión estuvo emparejada con España, Holanda y Croacia y quedó apeada en la primera fase tras perder los tres partidos.

Irlanda con sus armas de siempre será uno de los equipos más correosos de la competición. Debutará el 13 de junio ante Suecia. El 18 le espera Bélgica y el 22 Italia. Serán las tres primeras pruebas para comprobar si el viejo estilo irlandés es fiable y competitivo.

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