Champions League

Simao: «Tengo una corazonada, pasa el Atlético a semifinales»

El luso ganó una Europa League y una Supercopa de Europa como rojiblanco. También tiene pasado azulgrana. Y se moja: será una eliminatoria colchonera

Simao posa tras la entrevista con ABC IGNACIO GIL

RUBÉN CAÑIZARES

Su último servicio al fútbol ha sido en el país más pobre del planeta, experiencia que le ha supuesto «una gran lección de vida». Simao Sabrosa (31 de octubre de 1979, Vila Real) ha colgado las botas tras tres meses en el NorthEast United de la Superliga India, y aunque la estancia ha sido corta, será complicado que nunca se le borre de la memoria: «Nosotros tenemos mucha suerte por vivir en Europa. Allí, la vida es otra cosa totalmente distinta». El portugués, exjugador de Atlético y Barcelona, entre otros equipos, comienza ahora una nueva etapa de su vida muy ligada a los niños, pero siempre con un ojo en la frenética actualidad del fútbol moderno.

—¿En qué momento decidió terminar su carrera en la India?

—John Abraham, un actor muy conocido de Bollywood, contactó conmigo para ir a jugar allí y no me lo pensé. La experiencia ha sido fantástica. Es una liga muy bien organizada, con jugadores de renombre como Malouda, Anelka, Del Piero, Elano... y en los banquillos también estaban genios como Roberto Carlos o Zico.

—Todo el mundo que pasa un tiempo en la India viene impresionado. ¿Usted también?

«Vivir en la India tres meses ha sido una lección de vida. Lo más curioso es que a pesar de tanta pobreza, ellos son muy felices»

—Sí. El contraste es muy grande. Estar allí ha sido una gran lección de vida. Nosotros tenemos la suerte de vivir en Europa. La India es otra cosa, pero lo más curioso es que a pesar de vivir alrededor de tanta pobreza, ellos son muy felices. Es impactante ver a familias al completo en la calle, casi desnudos, sin ropa ni comida. Y no dejan de jugar y sonreír. Ha sido una experiencia única.

—Y ahora que ha colgado las botas, ¿qué va a hacer?

—Estoy disfrutando de mi familia en Cascais. Tengo cuatro hijos y paso casi todo el tiempo con ellos. Profesionalmente, estoy haciendo clinics con niños, tanto en Portugal como en España, y tengo en mente abrir una escuela de fútbol muy pronto. Me encanta enseñar a los niños este deporte y que ellos me enseñen a mí. Pero mi escuela no tratará solo de fútbol. También, formaremos personas para que el día de mañana esos niños sean adultos bondadosos, con inquietudes y estudios.

—¿El gusanillo del banquillo no le ha llegado?

—Aún no. Claro que me voy a sacar título de entrenador. Y el de director deportivo. Pero, de momento, no tengo decidido si seré entrenador en el futuro, pero es una titulación que quiero tener por si me cambia el chip.

—¿Y qué entrenador se imagina en su cabeza?

—He sido capitán en la mayoría de equipos en los que he jugado y creo que, separando las lógicas funciones de entrenador y jugador ser técnico y ser capitán tienen muchas cosas en común. Hay que crear un grupo de amigos. Eso no quiere decir que después nos vayamos todos a tomar cervezas tras los entrenamientos o partidos. Sino que dentro del vestuario la conexión sea mágica e inquebrantable.

Pasado azulgrana: «La venta de Figo hizo mucho daño al club y los jugadores sufrimos mucho con tanto lío»

—Llegó al Barça en 1999, un año antes del adiós de Figo ¿Desde dentro cómo se vivió aquel drama?

—En el Barcelona jugué dos temporadas muy complicadas. Hubo cambio de presidente, varios entrenadores, demasiadas ventas y contrataciones de jugadores... Con tantos líos y follones, los jugadores sufríamos con todo lo que sucedía alrededor. Y lo de Figo claro que hizo daño. En ese momento, era el mejor futbolista mundo, el referente del club. Pero, a pesar de ser muy amigo de Luis, nunca hemos hablado de este asunto. Si se fue al Madrid sus razones tendría, fueran económicas, personales o de otra índole, pero nadie tenía derecho a juzgarlas. Figo siempre fue un gran profesional y un ejemplo para todos.

—En 2001, regresó al Benfica y en 2006 aterrizó en el Calderón. Cuatro temporadas y dos títulos europeos. Imagino que fueron los mejores años de su carrera...

—Forlán, Agüero, De Gea... teníamos un equipazo. Ganamos la Europa League y la Supercopa de Europa y devolvimos al Atlético dónde su historia decía que se merecía estar. Tengo un cariño muy grande por el club y es gratificante saber que la afición me sigue queriendo. Cada vez que estoy en Madrid la gente me para por la calle, me da las gracias y me dice que me echa de menos. ¡Ojalá pudiera jugar aún allí a las órdenes de Simeone!

Simao, en su campus celebrado en Pozuelo de Alarcón (Madrid) IGNACIO GIL

—¿Simeone ha hecho un milagro con el Atlético?

—Un milagro sería algo puntual, y lo de Simeone ya no lo es. Se está alargando durante mucho tiempo. Es una realidad.

«Simeone ha instaurado un respeto de equipo grande. Jugar contra el Atlético es jugar contra doce»

—¿Siente que al Atlético se le tiene ya el mismo miedo que a Barcelona o Real Madrid?

—Simeone ha instaurado un respeto de equipo grande. Desde hace cinco años es muy complicado ganarle al Atlético y eso ha calado entre los rivales. Jugar contra un equipo dirigido por Simeone es jugar contra doce. Ahora que está tan de moda medir los kilómetros que recorren los jugadores durante cada partido, habría que medir los que hace él. Su manera de vivir cada partido también suma.

—Otra vez, Barcelona-Atlético en cuartos de Champions. ¿Qué eliminatoria nos espera?

—Es un cruce muy complicado de pronosticar. Serán dos partidos muy intensos, donde el Atlético irá al límite durante los 180 minutos y el Barça tendrá que sacar lo mejor de su repertorio si quiere clasificarse. Yo tengo una corazonada: el Atlético va a eliminar al Barcelona.

—Por cierto, como portugués y amante del fútbol español. ¿Qué piensa de las críticas hacia su paisano Cristiano?

—Es muy injusto todos los palos que recibe. Lleva siete años en el Real Madrid y cada temporada mete más de cincuenta goles. Cristiano es el símbolo del Madrid. ¿Si le meten palos a Cristiano a los demás qué tendrían que hacerle? Está bien pero es humano. A un jugador como se le puede apretar, pero no matarle. Cuando Cristiano se vaya del Madrid muchos se van a arrepentir de tantos palos que le dieron.

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