Champions
Casillas gana a Mourinho
El Oporto se impone en Do Dragao en el duelo con más morbo de la jornada. El guardameta hizo dos grandes paradas y se quedó clavado en el gol del Chelsea (2-1)
No hubo saludo al saltar al campo entre Casillas y Mourinho . Y eso que miles de ojos escrutaban la escena. Pero no, no trascendió ningún intercambio de gestos ante el público del Estadio Do Dragao. ¿Se evitaron? Probablemente, si tenemos en cuenta que el ex entrenador portugués del equipo donde milita ahora el guardameta madrileño había declarado: «Creo que está en la fase final de su carrera» .
La secuencia fue la siguiente. Le preguntaron si tiene aprecio a Íker como jugador o como persona. De forma lacónica, respondió: «Hubo años en los que defendió la portería de un club que seguramente está entre los mejores del mundo. Y ahora ha elegido un club importante como el Oporto. Esto es un valor para el Oporto y para la Liga de este país. Si él está contento y el Oporto está contento, yo también».
Lo que sí pudo verse claramente fue la cara de fado que se le quedó al técnico del Chelsea cuando Casillas realizó un verdadero paradón mediada la primera parte a disparo del exbarcelonista Pedro.
Mourinho estaba preocupado. Y no era para menos porque los ingleses iban de más a menos, con un juego ramplón y progresivamente centrado en una defensa a ultranza. Sin duda, estaba pagando caro haber dejado en la grada al explosivo Eden Hazard para apostar por el bronco Obi Mikel. Sólo a 25 minutos del final sacó al mediapunta belga pretendido por el Real Madrid.
Así, el Oporto se adelantó con un gol de André André , pero cuando parecía que el conjunto luso se iría con ventaja al descanso, una falta lanzada por William dejó clavado a Casillas para darle el empate del Chelsea.
El Oporto volvía a tomar ventaja tras el descanso con un gol de Maicon , y a partir de ahí siguió teniendo las mejores oportunidades. Imbula y Brahimi volvían a poner en apuros a Begovic, quien tuvo que emplearse mucho más a menudo que un Íker convertido en mero espectador después de la reanudación salvo por un emate al larguero de Diego Costa. Sus pocas pero certeras intervenciones demostraban que tal vez las palabras del que fue su preparador en el Bernabéu no se corresponden con la realidad de un jugador que vive una segunda juventud en Oporto con el número 12 a la espalda.
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