Liga BBVA

Objetivo, más de 90 puntos

En las últimas temporadas se ha encarecido el título liguero por la feroz competencia entre Madrid, Barça y Atlético

Objetivo, más de 90 puntos EFE

Hughes

A la Liga le debemos un esfuerzo. No le vemos ya sentido a su épica dominguera y nos hemos ido en brazos de la Champions, pero sin la Liga, ¿qué sería de nosotros?

Este año es como todos los años y eso es lo mejor que podemos decir. Será la edición número ochenta y cinco. El Madrid ha ganado treinta y dos. En los años cincuenta, sesenta y setenta ganó el 40%, 80% y 60% de los campeonatos en cada década. La Quinta logró la mitad de los ochenta, y desde ahí, 1990, hay una notoria falta de regularidad: siete títulos en veinticinco años . No estaría mal, si no fuera porque el Barcelona logró trece en ese tiempo. Cumplida media década, ha levantado un solo trofeo, lejos del ritmo histórico del club.

Cobran sentido ahora las palabras que Míchel repetía a finales de los ochenta : «A lo que conseguimos no se le está dando valor y nos acordaremos». Desde los años 90 la Liga se duopoliza con el dinero televisivo y hasta parece una hazaña sostener una apariencia convincente de clase media. El aficionado agradece y saluda la histórica continuidad del Sevilla y el proyecto, menos autóctono, eso sí, del Valencia de Lim.

Más competencia

Desde 1997/1998 la Liga está compuesta de veinte equipos y una norma observada es que el número de puntos necesario para ser campeón aumenta progresivamente. Las razones pueden ser la competencia frenética de los grandes, el efecto acumulativo de la Champions, Messi y Cristiano . Y quizás, también, el repudio general del fútbol duro que hace que los débiles salgan ya vencidos porque la «vía criminal» (Luis dixit) está abandonada. Sin patadas ni autobús, ¿qué queda salvo un entregado ballet de once contra once en el que, como si de wrestling balompédico se tratara, el resultado se sabe de antemano? En 1998, al campeón le bastaron 74 puntos para ganar la Liga . A partir del Barcelona de Guardiola en 2009 hay que superar los 90. Mourinho y Tito Vilanova fueron campeones con el centenar y cuando se ha vuelto a ganar con 90 puntos raspados ha sido mediante grandes defensas: la de Simeone en la 2013/4 y la de Luis Enrique el año pasado: 26 y 21 goles en contra respectivamente.

Un dato curioso es que en esas dos últimas ligas el Madrid acabó marcando más goles que los campeones. Llegó a los 104 y 118, pero recibió 38, un gol por partido, muy lejos del medio gol estadístico que recibió el Barcelona de Luis Enrique.

Los números indican que para el Madrid es urgente esta Liga y que para ganarla no tiene un problema de ataque, sino de defensa. Tendría que reducir aproximadamente en una docena los goles encajados.

De modo parecido se explica la situación del Atlético . Defensivamente, el equipo de la liga anterior estuvo en los números de su campeonato , pero empeoró su cifra de goles conseguidos. Necesita al menos diez goles más por temporada.

Con lo anterior, se antoja coherente la campaña veraniega. El Atlético ha reforzado su delantera con Jackson y Vietto; el Madrid ha fichado a un entrenador laborioso, de acreditado equilibrio y jugadores que le permitirán tener dos por puesto y una política de rotaciones. La duda está en si las estrellas entrarán dócilmente en ese carrusel.

El Barcelona, campeón de todo, no debía cambiar mucho, aunque la baja de Xavi, cubierta por Turan, pueda tener un impacto emocional . Sin Puyol y sin él, los focos alumbran a un inestable Piqué, heredero de una tradición culé extravagante y autodestructiva. La clave del Barcelona será mantener la disciplina tras un año triunfal. Prolongar el gran logro de Luis Enrique: la jerarquía del andamio, la puerta a cero, el balón parado, la concentración de energía de su maxilar, la introversión «motivacional»... Padecerá la debilidad manifiesta del banquillo, agravada con la venta de Pedro.

Hegemonía azulgrana

Si el cruyffismo fue el producto feliz del «nuñismo», el Barcelona se ha acostumbrado, gracias a Messi, a los éxitos en un entorno de marejada. Messi es la última y duradera hegemonía liguera. No nos damos cuenta porque cada Liga tiene su amnesia y en verano olvidamos lo anterior.

El Madrid, sin embargo, disfruta de una envidiable solidez institucional que no transforma fácilmente en campeonatos. Por eso recurre al tacticismo como a una purga, cuando no hay más remedio. El Madrid reproduce a su modo la política fiscal española. Ajuste severo con Capello, con Mourinho y ahora con Benítez, un metódico capaz de lo necesario para volver a los números del campeón.

Porque aunque la función principal de la Liga sea rellenar una interminable conversación futbolera hasta la primavera siguiente, y aunque todo nos parece ya chau chau, palabras, palabras, palabras, que diríamos como Hamlets con pipas en mano, no es así; es cosa de números, números, números.

Objetivo, más de 90 puntos

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