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Pedro mantiene vivo el sueño azulgrana del sextete

El canario decide la Supercopa de Europa en la prórroga, después de un partido de locos en el que el Sevilla igualó un 4-1

Pedro mantiene vivo el sueño azulgrana del sextete EFE

luis buxeres

El fútbol es el deporte rey por partidos como el de la Supercopa de Europa. Finales para la historia, que ningún otro deporte puede igualar. El Barcelona sigue firme en su camino hacia el setxtete, después de llevarse el título tras un partido de locos, precioso, que se decidió en la prórroga después de ocho goles en el tiempo reglamentario. Y lo decidió Pedro, en otro guiño al destino. [Así hemos narrado el Barcelona-Sevilla ]

El encuentro tuvo un comienzo trepidante y en apenas un cuarto de hora el marcador ya registraba hasta tres goles. Dio primero el Sevilla. Banega transformó con maestría una falta directa (minuto 3) después de que Mascherano se viera obligado a derribar a Reyes, que ya encaraba a Ter Stegen.

Pero la alegría le duró poco al equipo de Emery, que vio cómo el Barça le hacía probar su propia medicina. En la otra parte del campo, Messi igualaba el marcador (minuto 7) con otra falta lanzada con un toque sutil del balón , dada la cercanía de la barrera. Ocho días después de regresar de sus vacaciones, el argentino empezaba a demostrar que sigue en el mismo estado de gracia con el que abandonó la disciplina azulgrana después de la final de Berlín.

La "Pulga" se mostró muy activo durante los primeros minutos, con constantes regates de fantasía ante los que la defensa sevillista solo podía aplaudir o hacer falta. La segunda opción fue la más escogida. Cuando al cuarto de hora, el colegiado volvió a señalar una falta cercana al área de Beto, todos los ojos volvieron a enfocar a Messi. El balón estaba un poco más lejano de la portería, pero la mirada del argentino no hacía presagiar nada bueno para el equipo de Emery . Su disparó atravesó todos los obstáculos con los que se topó antes de colarse en la portería de Beto (minuto 15). El Barça se adelantaba así en el marcador después de culminar su remontada en apenas ocho minutos.

Este segundo tanto dio mucha confianza al equipo de Luis Enrique, que empezó a tomar el control del partido, a alargar sus posesiones y a ser muy superior al rival. Un gol mal anulado a Luis Suárez y un disparo lejano de Alves eran los primeros avisos de que los azulgranas querían más. Un minuto antes del descanso, el Barça vería premiado su dominio. Luis Suárez se topó con Beto cuando no tenía más oposición, pero agarró el rechace y realizó un pase increíble a Rafinha por debajo de las piernas de su par que el hispano brasileño materializó en el tercer tanto de su equipo (minuto 44). Rafinha había sido la gran sorpresa en el once inicial de los azulgranas, después de que Luis Enrique optara por dejar a Pedro en el banquillo. La salida del club del canario está cada vez más cerca.

En la segunda parte, tampoco hubo tiempo para respirar, convertido el encuentro en un correcalles. Comenzó fuerte el Barcelona, que pareció sentenciar el partido cuando Luis Suárez anotó el cuarto (minuto 52) después de un buen pase de Busquets . El partido parecía sentenciado, pero el cansancio comenzó a hacer acto de presencia en los futbolistas y el Sevilla lo aprovechó mejor que su rival, creciendo a medida que pasaban los minutos y creyendo en el milagro a pesar del 4-1 que registraba el marcador.

Cinco minutos después del gol de Suárez, Reyes llenó de esperanza al banquillo sevillista. Vitolo se fue por la banda izquierda y realizó un gran centro al segundo palo que el capitán remató sin oposición (minuto 57). La única reacción del Barça llegó a balón parado, con un remate de cabeza de Rafinha que se topó con el larguero. Pero el Sevilla quería más y soñaba con la machada. Un claro penalti de Mathieu sobre Vitolo a veinte minitos para el final del partido se lo puso en bandeja. Gameiro lo transformó (minuto 72) de manera inapelable. De la posible goleada azulgrana se pasaba a un marcador de lo más igualado, con un solo gol de diferencia.

Pero la sensación era que el Barcelona había desaparecido y de que la final solo tenía color sevillista. No daba señales de vida el conjunto de Luis Enrique. La locura en la que se había convertido el partido culminó un poco más tarde, cuando Konoplyanka remataba a placer un centro de Immobile para empatar el marcador (minuto 81). El banquillo del Sevilla saltó al unísono, como no creyéndose lo que estaba viendo. Pero era real como la vida misma, habían culminado una remontada histórica y la primera prórroga de la temporada estaba a la vuelta de la esquina. Iniesta, de pie, ya en el banquillo, no se lo podía creer .

En la prórroga, el Barcelona pudo recuperar el control del partido, volver a marcar los tiempos, pero no tuvo claridad en los últimos metros y apenas inquietó a Beto. El Sevilla, por su parte, se encerró esperando cazar alguna jugada de contragolpe para sentenciar el título antes de los penaltis. Pero había un jugador en el campo con el que nadie contaba. Con pie y medio fuera del Barça , apareció Pedro de la nada para prestar quizás su último servicio como azulgrana . El canario cazó un rechace de Beto para anotar el quinto y sentenciar el título. El cuarto en lo que llevamos de 2015 para el conunto de Luis Enrique. El sextete aún es posible

Pedro mantiene vivo el sueño azulgrana del sextete

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