Copa América 2015
El oscuro pasado del Estadio Nacional de Chile, sede del partido inaugural
El recinto deportivo se convirtió en el primer campo de concentración tras el golpe militar del genral Pinochet
Durante más de 70 años, ha sido el escenario de los más grandes eventos deportivos y culturales del país. Sin embargo, el Estadio Nacional de Chile, recinto principal de la Copa América 2015 y sede del partido inaugural, está también marcado por una trágica historia que comenzaba tras el golpe militar: su pasado como campo de concentración.
El estadio, enclavado en la comuna de Ñuñoa, al oriente de la capital, fue el primer centro de detención y torturas que abrió la dictadura castrense encabezada por el general Augusto Pinochet tras derrocar al presidente socialista Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
Desde el primer día del régimen militar, las instalaciones del campo deportivo comenzaron a llenarse de dirigentes, militantes o simples simpatizantes de los partidos que apoyaron al depuesto gobierno o de quienes se pudiera sospechar una actitud contraria a las nuevas autoridades. En sólo diez días, unas 7.000 personas fueron detenidas en redadas masivas realizadas por militares chilenos en poblaciones obreras, fábricas y universidades, entre otras, y trasladadas hasta ese estadio, según informes de la época de la Cruz Roja Internacional.
Los detenidos, que permanecían incomunicados, pues no estaban autorizadas las visitas de familiares o de abogados, dormían en lugares como los vestuarios, que carecían de camas, a excepción de unas dependencias habilitadas para mujeres, que contaban con unas colchonetas. Durante el día, los prisioneros eran sacados a las gradas.
Declarado Monumento Histórico
En el Estadio Nacional de Chile eran habituales los interrogatorios bajo presión, incluida la tortura física y sicológica, lo que provocó la muerte de numerosos detenidos, según informes de organizaciones defensoras de los derechos humanos como la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia católica chilena, entre otras. De los presos que pasaron por el campo de concentración del estadio, se calcula que unos 300 eran extranjeros. Entre ellos, el periodista norteamericano Charles Horman, quien, tras ser detenido, fue asesinado por los militares en días posteriores al golpe.
El recinto deportivo, convertido en campo de concentración, funcionó por dos meses, hasta el 19 de noviembre de 1973, fecha en que la dictadura ya tenía listos otros centros de detención a lo largo y ancho de todo el país para encerrar, torturar y asesinar a sus opositores. Informes oficiales estiman en más de 40.000 las víctimas, de las cuales más de 3.000 fueron asesinadas o hechas desaparecer durante los casi 17 años de la dictadura que se prolongó hasta 1990.
Tras estos hechos y ya en democracia, en 2013 las autoridades declararon el estadio Monumento Histórico, y en varias de sus dependencias hay señales que recuerdan lo ocurrido en 1973, como la escotilla 8, la puerta por donde conducían a los presos al interior del recinto, y el camarín número 3. Además, en las últimas remodelaciones, el estadio, que ha bajado de unas 70.000 a unas 49.000 su capacidad, ha mantenido inalterable en el tiempo un pequeño espacio al lado de la galería norte, donde existe un lugar en el que en vez de los nuevos asientos siguen los antiguos tablones donde se mantenía a los prisioneros durante el día.
Durante la Copa América, la primera que organiza Chile desde 1991, muchos hinchas podrán comprobar este pasado trágico del Nacional, escenario este jueves del partido inaugural entre chilenos y ecuatorianos, correspondiente al Grupo A, en el que también aparecen Bolivia y México.
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